💞Seis.💞

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El miércoles por la mañana tumbada sobre mi cama, mirando al techo, me dediqué a recordar lo que había pasado la noche del lunes, en cuanto Jin había aparecido frente a mí

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El miércoles por la mañana tumbada sobre mi cama, mirando al techo, me dediqué a recordar lo que había pasado la noche del lunes, en cuanto Jin había aparecido frente a mí.  Huí despavorida de su presencia, como alma que lleva el diablo, ante su desencajada expresión.  Sentía tanta vergüenza por aquello que estaba realmente agradecida de que el martes no hubiésemos coincidido en ninguna asignatura. Pero lamentablemente los miércoles no era así, a la mayoría de las asignaturas que se impartirán ese día, él iba. Por eso llena de angustia y sintiéndome patéticamente avergonzada pataleé las sábanas que terminaron por caer al suelo, también me revolví el cabello empujada por los mismo sentimientos. ¿Y si fingía estar enferma?

Así no tendría que ir. Empecé a reír exageradamente como si de una villana de película tramando un malvado plan se tratara. Pero inmediatamente caí en la cuenta que no merecía la pena perder clases, pues mi consciencia de empollona me regañó, haciéndome volver en sí. Por lo tanto, aquel día no tuve más remedio que ir a clases, totalmente apesadumbrada.

Agradecí a todos los cielos porque ese día no me tocaba Biología, no tendría que sentarme a su lado. Sonreí triunfal. Cuando hube estado lista bajé a la calle a esperar a Tae que minutos antes me había mandado un mensaje diciéndome que se tardaría unos minutos, que aquella mañana se le había pegado un poco las sábanas.

Le esperé como cinco minutos cuando apareció por la acera, saludándome con la mano en el aire, efusivamente. Caminamos siguiendo nuestra ruta como lo hacíamos todos los días, hablando y riéndonos como siempre solíamos hacer durante el trayecto hacia el Instituto.  Llegamos justo a tiempo, el timbre sonó en cuanto atravesamos el umbral de la puerta del edificio principal. En el pasillo que me correspondía se despidió de mi con un choque de puños. Él subió saltando de dos en dos los peldaños de la escalera , la que le llevaba a su planta.

Por mi parte caminé dudosa y a paso lento hacia mi clase. Una vez allí, procedí a tomar mi asiento, al lado opuesto de la pared que daba al pasillo, lado en el que solía sentarse Jin. Durante todas las horas de clases mantuve mi vista al frente, reprimiéndome las ganas de verle a la cara. Incluso las veces que había intentado un acercamiento, escapaba de su presencia. 

Y así prácticamente todo la media mañana me había mantenido en esa actitud. Cuando hubo llegado la hora del recreo y tras haber acabado nuestros respectivos almuerzos Tae y yo nos quedamos sentados en el patio a conseguir vitamina D para nuestros cuerpos de los rayos de parte del sol.

 Levantamos levemente nuestros mentones, echando hacia atrás la cabeza, cerramos los ojos mientras sentíamos la calidez de la luz. Sin embargo, muy repentinamente Tae me dijo que tenía que ir urgentemente al baño, que posiblemente el almuerzo no le había sentado muy bien. Salió disparado del patio y desapareció en el interior del edificio. Me reí internamente. 

Mientras me dediqué a esperarle sentada en las gradas del patio, las cuales si subías te llevaban hasta la pista verde de fútbol, vi aparecer la esbelta figura de SeokJin. Caminaba en mi dirección a paso lento, pero firme. Pestañeé varias veces tratando de asimilar lo que estaba viendo, y mi actitud no era por su presencia, sino más bien, por lo que traía junto a él. Sus manos las tenía colocadas en el manillar de mi impoluta y montada bicicleta. Me sonrió con gentileza, acción que me empujó a que me levantará de mi cómodo asiento, tomando conmigo la mochila y bajara las pocas gradas que me separaban del firme del patio.

Hasta que llegaste tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora