¿Cómo podía alguien que decía amarte hacerte tanto daño? ¿Cómo podía decirte que infringirte daño era porque te quería? No había días en los que desde que tenía uso de razón, papá, no me insultase o me levantase la mano. Siendo niño no entendía y solo me limitaba a escuchar como mi padre me reprendía por haber hecho lo incorrecto mientras su mano se abría paso hacia mis mejillas, o su cinturón sobre mi espalda. Mamá lloraba todas las noches, y a las mañanas siguientes se delineaban moratones que apenas lograba cubrir el espeso maquillaje que se echaba por encima. En días así, solía llamar a su trabajo para decir que no podía ir, que se encontraba mala. Evidentemente, era para esconder aquellos golpes. La situación empeoro, tanto que tuvo que abandonar su trabajo, lo que más le hacía feliz. Estoy seguro de que nunca hubiese estado preparado para responder a las infinitas preguntas que le hubiesen hecho en el instituto en el que daba clases de inglés.
Siempre que podía me preguntaba, pero nunca se lo había formulado a ella en voz alta ¿cuánto más aguantaras, mamá? ¿en que momento papá se convierto en ese monstruo? Pues cada vez que podía, repasaba los cuadros de ellos juntos, y se veían tan felices. Aquel día aprendí mi más valiosa lección, que las apariencias podían llegar a engañar.
Y fue una noche después de mi catorceavo cumpleaños en el que mi madre dio respuesta a mi primera cuestión. Normalmente mamá solía acompañarme mientras dormía, nunca le pregunté por qué solía hacerlo. A lo mejor, de esa forma pensaba que me protegía, o nos protegíamos los dos. Eso no lo sabré.
A la mañana siguiente, no la encontré en la cocina preparándonos el desayuno. Entonces entré a su habitación, pero no estaba. Ni ella ni mi padre. En su lugar, sobre la mesilla de noche, encontré una pequeña nota. La frase que siempre se me quedaría grabada en mi retina "lo siento no aguanto más, perdóname". Durante un buen tiempo me costó asimilar que mi madre me había dejado, me había abandonado sin más remedio, dejándome al cruel arbitrio de mi padre. Llegué incluso a odiarla por haberme hecho eso.
Entonces los golpes se volvieron más reiterativos...
—¿Ves? Eres un hijo malo por eso tu madre nos ha abandonado —gruñó al tiempo que su puño impactaba en mi mejilla izquierda.
—Es mentira, ella volverá por mí —sollocé—. Y nos iremos juntos, lejos de ti.
Mi padre comenzó a reírse exageradamente, como si mi afirmación le resultase tan cómico como para troncharse de risa. No sé si se sintió satisfecho de haberme golpeado, pero me dejó solo en la habitación. Sólo.
Y conforme avanzaba el tiempo, mis ganas de vivir disminuían. Era un circulo vicioso, mi padre me obligaba a esforzarme a ser el mejor, a representarle con honores, pero si me equivocaba volvía a castigarme. Según él, era por mi bien. Muchas veces pensé en huir, pero ¿a dónde iría?
Una noche ya fue suficiente, o eso era al menos lo que yo creí. Abandoné mi domicilio sin rumbo, vestido solo con mi pijama, era una noche fría de primavera. Caminé hasta que mis pies dolieron, caminé hasta el punto en el que mis pies me habían llevado: el Hangang Bridge
No lo pensé dos veces, vi en ello la solución a mis problemas. Me subí a la barandilla, y sentí como el aire golpeaba mi cuerpo, como si me abrazara, como si estuviese esperándome con los brazos abiertos para recogerme.
—¡Qué sentido tiene vivir con un padre como el mío! ¿¡Qué sentido tiene vivir cuando tu madre te ha abandonado y no se te ha puesto en contacto contigo!?
—Siempre hay mas motivos para seguir viviendo, siempre las hay —di un respingo al escuchar una ronca voz, giré en su dirección tambaleándome en mi lugar.
Vi a un chico con su flequillo castaño cubriéndole el rostro. No sé como lo hizo, pero consiguió que desistiera de mi idea de saltar al vacío.
—Me llamo Namjoon —sonrió sincero y dos hoyuelos se le formaron a cada lado de su rostro.
Me ayudó a bajar de mi lugar y me acompañó, dejando atrás a toda la muchedumbre y a un joven que por sus características físicas lucía menor que nosotros dos, que miraba expectante la escena.
Los años avanzaron, podría decirse que superé mi depresión, pero no volví a ser el mismo chico. Conseguí unos amigos gracias a Namjoon, nos hacíamos llamar los chicos de Kim. Hacían sus trastadas, y yo solo me limitaba a observarles y no decir nada, pensando que no me parecían demasiado graves. Éramos inseparables, pero no había duda de que siempre estaba bajo sus sombras, un chico que se limitaba a estudiar y a sacar las mejores notas para que su padre no lo siguiera golpeando. Y sí lo conseguí, los golpes habían desaparecido, en su lugar se quedaron los insultos, pero prácticamente era inmune, los prefería a los golpes.
Mis sonrisas eran escasas, salvo, cuando alguno de los chicos hacia alguna broma para conseguir sacármelas, raramente lo conseguían. Se sentían triunfantes cuando veían alguna reflejada en mi rostro.
Pero un día sí que volví a sonreír sinceramente, jamás me olvidaré de ese día. Era una mañana de inicios de verano, unas semanas antes de entrar a las vacaciones de verano. La profesora de biología me pidió que le ayudara con unas cosas de su escritorio, entonces vi sobre ella una carpeta, en el centro de ella rezaba el título "alumnos de nuevo ingreso". La curiosidad pudo conmigo, entonces la abrí, aprovechando que mi profesora se distraía con otros archivos.
Ese día la vi por primera vez, una foto suya junto a su ficha académica, brillante, rozando la perfección. Su larga y lacia melena, sus gafas cuadradas, aquella sonrisa dulce y perfecta, me la contagio a mí también. Sonreí como nunca lo había hecho desde ya hacia muchos años.
Todo cambió en mi interior, solo bastó con mirarla una vez. Y desde entonces solo esperé el momento de tenerla frente a mí. Porque todo cambio, todo, hasta que ella llegó...
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AHora le toca a nuestro querido Seok Jin. Un besito y de verdad espero que os guste la historia 😪😪😪. Bueno debería estar durmiendo, pero nada. Estoy subiendo esto. Si es que...
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Hasta que llegaste tú.
Fiksi Penggemar"Todo cambió en mi interior, solo bastó con mirarte una vez. Y desde entonces solo esperé el momento de tenerte frente a mí. Porque todo cambio, todo, hasta que tú llegaste" ¿Qué tan fuerte es el amor? ¿Es capaz de romper un amargo y conflictivo pas...