"Todo cambió en mi interior, solo bastó con mirarte una vez. Y desde entonces solo esperé el momento de tenerte frente a mí. Porque todo cambio, todo, hasta que tú llegaste"
¿Qué tan fuerte es el amor? ¿Es capaz de romper un amargo y conflictivo pas...
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El calendario marcaba 2 de febrero ¿Cuántos meses había pasado desde que había puesto un pie en Seúl? ¿Desde qué había empezado el Instituto? ¿Desde qué había conocido al peculiar y cariñoso de Tae? Más de medio año, por fin había llegado el momento de verlo brillar con luz propia, y estaba segura que ese sería el inicio de todo lo que él siempre había anhelado. Sabía que con ello llegarían más oportunidades, sabía que triunfaría y que llegaría lejos, muy lejos.
Por eso mientras me colocaba el vestido beige de lana, de pie frente al espejo, giré mi torso y con ello mi mirada se enfocó en la mesilla de noche, en el que se recostaba el sobre que me había dado un par de semanas atrás, mi querido Tae. La invitación que escondía el sobre me hizo emocionar, me hizo sentir orgullosa de él. Después observé atentamente el reloj pequeño de forma redonda que en el fondo contenía una foto de mi familia, en ese entonces yo tenía trece años. El abuelo aún vivía. Me pregunté si él se sentiría orgulloso de mí, pues iba a estudiar lo que él había sido en vida. El cáncer se lo llevó demasiado de prisa, sin darme tiempo de asimilar que ya no lo tendría más a mi lado. Ya no lo tendría apoyándome en la grada mientras jugaba un partido de baloncesto, ya no le tendría más enseñándome cada una de los sellos que había logrado coleccionar a lo largo de su vida, hablándome de la historia que cada uno de ellos escondía. Tampoco estaría ningún domingo más para ir de excursión a tomar fotos de la fauna de Tailandia. Sus risas desaparecieron de la casa... esa risa ronca y grave que se había vuelto aún más grave con los años.
Te quiero abuelo, y siempre lo haré.
Los recuerdos de mi abuelo, me hicieron reflexionar cuán importante era aprovechar los momentos con los más cercanos, con aquellos que querías. Y era por ese mismo motivo que deseaba estar bien con Jin, sí, aunque no hubiese nada más ya entre nosotros. Solo quería que ya no hubiese rencores...solo eso.
Al tiempo que me echaba la espuma para el pelo rizado y ondulado, alcé mi vista hacia el exterior del cristal de mi ventana, en dirección al edificio de Jin ¿y por qué no? A su habitación. La habitación se encontraba a oscuras, entendible pues era un viernes por la noche. Supuse que habría salido tal y como yo lo iba a hacer en varios minutos más. Rumbo al teatro en el que se llevaría a cabo el coctel y la presentación del elenco de la película "bajo protección". Alejé mis ojos de la ventana sin antes dejar de pensar: si alguna vez Jin y yo volveríamos a vernos a los ojos sin que por ninguno de los dos corriera resentimientos. Suspiré hondamente.
Para terminar con mi atuendo, me coloqué unas medias bucaneras de tonos grises, pues me pondría unas botas altas, con apenas tacón. El pelo suelto en ondas junto a un maquillaje discreto fueron el culmine. En cuanto hube abandonado mi habitación y me dirigía hacia la puerta, atravesando la sala de estar, una nota en la mesilla del centro captó mi atención. Me acerqué, lo recogí y lo leí.
Como sabíamos que no íbamos a estar en cuanto volvieses de clases, quería decirte que hemos salido a cenar con unos amigos. Así consigo que tu papá se distraiga...porque últimamente ya sabes: ha estado muy preocupado. Un besito, pásalo bien con tus amigos y recuerda no llegar muy tarde.