Capítulo 1: Introducción

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Se escuchó un grito en la habitación de la posada.

Louis respiraba rápido.  Otra vez esa maldita pesadilla. 

La ciudad era enorme, y buscaba a Jason pero no lo encontraba, el bebé estaba en sus brazos y lloraba.  Todos le llamaban puta...

Se levantó mareado y se mojó la cara con el agua de una palangana. 

Clive dormía en la otra cama de la habitación.

-¿Estás bien?  ¿Aviso a William?

-Creo que voy a vomitar y tengo calor, pero estoy bien.

Clive se quejó del colchón.  En principio solo iban a pasar una noche en esa posada pero el capitán del barco había tenido una emergencia familiar y llevaban alojados allí más de  dos semanas.

Agosto estaba acabando y el calor era insoportable, aún más en los colchones de paja, pero no había plazas hoteleras libres.  William estaba durmiendo en el salon, con otros huéspedes en la masificada posada.

-Otro omega me dijo que después de tres meses remitían las náuseas.

-Y han remitido.  Lo he notado -Clive se dio la vuelta – joder, tengo picaduras de pulga.  Quiero irme de aquí ya. 

-La ropa me empieza a apretar...

-¿Estás llorando?

Louis se encogió de hombros.  Clive se levantó para abrazarle.  Louis trató de contener los sollozos pero estaban brotando imparables.

-Louis, el barco va a zarpar ya.  Es normal que engordes y que vomites... estas esperando un bebé.

-Es que no se... no se, esperaba estar en Estados Unidos a estas alturas.  Con Jason.

-Pronto estaréis juntos.

-¿Y si él ha encontrado a otra persona?  Quizás me odia...

-No digas estupideces.  Eso no va a pasar. 

Golpearon la puerta.  William entró a continuación.

-¿Todo bien?

-Louis está teniendo un momento de desesperación.  Ya es veinte de agosto...

-Acaban de avisarme.  El capitán ya ha vuelto a Liverpool.  El barco va a zarpar.

Louis le miró y luego volvió la cabeza hacia Clive y de nuevo a William.

-¿Vamos a ir a por Jason?

-Sí, Louis.  Nos vamos a por Jason.







NUEVA YORK



-Buenos días, señor Morgan.

Jason se sentía extraño aún cuando le llamaban por su verdadero apellido.  Se había acostumbrado a ser Jason Smith y los tres meses desde que se había ido de Inglaterra no habían servido para borrar eso ni a Louis de su cabeza.

Jason Morgan era uno de los mayores empresarios de Estados Unidos.  De hecho era el magnate más rico de Nueva York.  Propietario de múltiples empresas e hijo de un matrimonio desigual entre dos mujeres luchadoras y que nunca habían tenido a nada.

Su madre alfa, Cathleen, era hija de un emigrante francés y una inglesa, ambos nobles, habían emigrado a Estados Unidos y empezado a construir un imperio con su dinero.  Cathleen se había enamorado de Maria, su omega, durante uno de los viajes de sus padres por Latinoamérica.  María trabajaba como camarera en el hotel donde se alojaban.

Se habían enamorado, casado y tenido un único hijo, Jason.

Jason había resultado una extraña mezcla de los rasgos anglosajones de su abuela y su madre alfa, con un poco de sangre francesa y la pasión y carácter de su madre omega. 

Desde muy joven había querido hacerse con un nombre propio y convertirse en alguien más que nieto e hijo de personas importantes.  Soltero de oro, empresario, apasionado por los viajes e hijo y nieto mimado de una familia con gran riqueza intelectual y cultural, había recogido la empresa familiar y la había llevado a unos niveles que nunca esperó.

Había usado un nombre de incógnito para su viaje porque no quería tener presiones derivadas de su apellido ni su fortuna.

Nunca imaginó todo lo que iba a ocurrir. 

Nunca imaginó que iba a dejar todo de él en Londres.

Su abuelo, su abuela y sus madres estaban desesperados.  Querían sonsacarle que había ocurrido pero Jason no pronunciaba palabra.

Trabajaba de lunes a viernes.

El viernes salía del trabajo y se iba a fiestas o bares.

Se emborrachaba.

Follaba con cualquiera.

Se despertaba con resaca y sintiendo asco y pena de sí mismo y pensando en Louis.

Y volvía a empezar el ciclo.

No sabía cómo parar aquello.  Sus madres querían que abandonase temporalmente su casa para volver con ellas, pero se negaba.

-Señor Morgan, hay una reunión referente a la explotación de las minas de hierro y carbón.

-Iré ahora mismo.

Crystal, su secretaria, era nueva.  Muy joven, entusiasta.  Pelirroja y muy bonita.

Pero Jason a veces se sentía incómodo con ella.  Era muy... intensa.

-Les avisaré, señor Morgan.

Jason cerró la puerta de su despacho.

-El señor Morgan quiere estar sólo -susurro para sí mismo. 

Sin Cuestiones ||Cuestion de Honor T-3||Lason||Zarry||Niam||Wive||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora