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Capítulo 35: Una casa en Nueva York

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Clive y William habían abandonado la casa de Jason cuando el doctor les había calmado acerca del estado  de salud de Louis.

-Cuidado -William le sostuvo el brazo cuando bajaron los dos escalones de la entrada – hay placas de hielo...

Clive sonrió aceptando su ayuda.  Dejó que Clive le abrazase y le envolviese en su calor. Era agradable, mucho, eso de tener un alfa protector que le amaba y cuidaba. 

-Estoy bien.  Vamos al hotel...

-No nos vamos al hotel -William le ayudó a subir al coche de caballos.  Clive se sentó y buscó el calor del ladrillo caliente debajo del asiento – por eso hoy me ausenté durante unos momentos en la mañana y luego en el registro.  Nos vamos a nuestra casa.

-¿Casa? 

-He comprado una casa.  Esta mañana me desperté convencido de que hasta ahora no he visto nada que el dinero no pueda comprar.  Y mis títulos siempre me han servido para abrir puertas.  La alta sociedad aquí adora los títulos y el dinero hizo el resto.  Como propietario de una casa y de una parte importante de una empresa, ya tengo derecho a disfrutar de la ciudadanía de Nueva York y por tanto acceder a cosas como el derecho a casarme de un modo legal.

-Dios mío, William...

-Además un hotel no es el sitio más adecuado.  Necesitas la calma que da una casa...

-William... -Clive le besó y William le abrazó con fuerza – eres muy protector y la verdad, me encanta...

-Espero que te guste la casa que he elegido.  Está en uno de los mejores barrios de la ciudad.

El carruaje se detuvo apenas unos quince minutos después.  Clive estaba ansioso.  William bajó delante y le sostuvo de la cintura para bajarle.

Y Clive vio su nuevo hogar. Y supo en ese momento que ese era el lugar donde quería crecer como familia con William.

-Esta será nuestra casa aquí, las temporadas en que vengamos a ver a Louis...

Clive sonrió y volvió a mirar la casa.  No quería pensar en Inglaterra.

Quería conocer su hogar. 

-Necesito que te calmes.  Cuando te pones así, no piensas con claridad.

-¿De parte de quién estás? -protestó Cathleen mirando a su esposa.

-De la tuya -María le acarició la mejilla -pero de verdad quiero que te calmes.

-No puedo creerlo.  Después de todo el daño que le hizo, después de todo...

-El bebé es de Jason. 

-Puede ser de cualquiera.

-No, querida.  Un alfa no sentiría ese apego hacia él omega si llevase dentro el bebé de otro.  Es una cuestión de naturaleza.

-La naturaleza no siempre acierta.  Lo sabes bien.

-No me gusta Louis, y estoy de acuerdo contigo, pero un ataque frontal como el que hiciste no es la respuesta.  Amor, educamos bien a Jason.  Es un alfa honorable y bueno.  Pero él también se equivoca, igual que nosotras, igual que todos.  No se que deparará este matrimonio, pero sí  que esto es lo que él quiere.  Esta mañana utilizó La Voz.  Enfrentarnos a él solo... no quiero que huya y desaparezca.  Quiero disfrutar de mi hijo y de mis nietos...

-Dios mío, María... -Cathleen bajó el tono y la abrazó – no llores, sabes que no soporto verte llorar.

-Mí familia te odiaba.  Me dijeron que estaba loca por abandonar Venezuela y venirme aquí, sin saber inglés y sin apenas conocerte.  Pero el enlazamiento es demasiado fuerte cuando surge y yo me hubiese venido con aprobación o sin ella...

-María...

-No ganamos nada enfrentándonos y podemos perderlo todo...

-Cálmate, querida.  Te escucharé.  Siempre lo hago.

-Entonces tenemos que hablar de algo más.  Tú misma sacaste el tema.  La naturaleza...

-Vamos a dormir.  Es tarde.

-Cathleen, no me quedan muchos ciclos de celo fértiles, ya tengo cuarenta y tres años.  Jason ya es tan mayor... y estoy bien... mi celo es el mes que viene, y coincide con tú cincuenta cumpleaños... pensaba que...

-Vamos a dormir.

Alguien llamó a la puerta.  Él ama de llaves entró.

-El señor William Tomlinson quiere hablar con usted.