Capítulo 23: Conversaciones de alfas

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-Gracias por su ayuda, pero éste es mi trabajo. 

-Ha sido un placer conocerle, eh..

-Mi nombre es Keith. 



Keith se alejó con un extraño y persistente pensamiento en su cabeza:  esos europeos que había conocido esos días eran muy extraños.





Niall no pensaba en nada que no fuese el roce, calor y alivio del cuerpo de Liam dentro del suyo.

En todas las posturas, formas, modos y maneras posibles.  Así fue durante dos días en los que no salieron del cuarto.  Solo Liam salía ocasionalmente en busca de comida. 

Lo demás fue roce, sexo y calor.

-Niall  -dijo Liam mientras estaba haciéndole el amor a su marido – no hemos tenido nada de cuidado...

-Yo creo que me estás cuidando muy bien...

-No hablo de eso -dijo Liam deteniéndose a medio empujón – hablo de lo... otro.

-Oh... bueno... pues... no hay nada que podamos hacer ya.

Liam negó con la cabeza, riéndose, y volvió a empujar.





Mariano entró en la sala de visitas que compartían Louis y Clive.

-He visto a vuestro chico, el empleado del puerto. Aquel día todo fue muy rápido pero hoy... le he visto bien.  Le he mirado a los ojos y... me parece un chico muy agradable.  Bueno, yo venía a ver cómo os encontrabais y saber si todo va bien.

-Nada va bien -Louis le miró con los ojos llenos de amargura – en realidad yo nunca he conocido el paradero real de mi alfa.  No estamos casados. Yo venía a buscarle y ahora me encuentro con una ciudad enorme y ni una pista suya.  No tengo un retrato. No tengo nada.

-Dios mío, si yo puedo ayudar en salgo, lo que sea, sólo dímelo. 

-Ahora Clive y yo pensábamos ir a comprar algo de ropa.  Estoy de cinco meses y necesito ropa especial. 

-No salgáis solos.

-Keith nos acompaña y también un hombre que mi tío ha contratado para que estemos seguros.

-¿Dónde está tu tío?  Quiero hablar con él.



William se sentía más solo, confuso y miserable que nunca.  No podía dejar de pensar en Clive y le dolía lo sucedido la noche anterior pero lo peor es que el sexo con esa mujer había sido desastroso pese a lo cara que había salido.

Nunca había sido hombre de recurrir a prostitutas pero ahí estaba ahora, tratando que una de lujo fuese capaz de hacerle olvidar su obsesión por Clive.

No había funcionado.

Y su egoísmo por querer ser feliz él estaba a punto de vencer a su sentido del honor que le decía que no se merecía a Clive...

-Adelante -dijo cuando llamaron a la puerta.

Era ese tal Mariano.

-Señor Tomlinson, necesito hablar con usted.  Uno de los omegas a su cargo ha causado algo en mí, algo... necesito su permiso para cortejarle.

William creyó que su corazón iba a detenerse en ese mismo momento.  Pero si eso equivalía a la felicidad de Clive...

-Yo...

-Se que es precipitado pero desde que le he visto sólo puedo pensar en el.

-De acuerdo, supongo que es lo mejor.

Quería llorar.  Algo que no hacía habitualmente.

-Muchas gracias.  Hablaré de esto con Keith.

-¿Con Keith? ¿Para que?

-Para cortejarle, naturalmente.

-Creía que hablaba de Clive.

Mariano cerró la puerta tras él.

-Clive ya tiene dueño.  Me lo dejó bien claro.  Y tenía razón.  Cuando hoy miré a Keith a los ojos comprendí a Clive.  Otro omega era para mí y usted debería asumir su papel como alfa cuanto antes. 

-Déjeme solo, por favor. 

-Qué tenga un buen día.

Sin Cuestiones ||Cuestion de Honor T-3||Lason||Zarry||Niam||Wive||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora