Capítulo 18: Keith

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-Cásate conmigo.

Clive sonrió con tristeza mirando al alfa.  Acarició la cara de Mariano .

-No, Mariano.  No.

-Por favor, Clive.  No me importa...

Clive le puso la mano en la boca.

-Ya hemos hablado de eso anoche.

-¿Y qué harás? ¿Esperarle para siempre?  No puedes hacer eso, y lo sabes.

-¿Y qué hago? ¿Casarme contigo y hacerte daño?

-Sólo te pido que lo pienses.  No me importan las circunstancias añadidas y yo tengo amor por los dos.

-No haré eso. 

-Tenemos que vestirnos.  Llegaremos a Nueva York en horas.





Jason estaba muy enfadado.  Apenas existían fotografías así pero en el Círculo de Empresarios habían contratado uno y su relación con Crystal era algo así como la pareja sensación de la Temporada y la unión de sus familias era como la historia perfecta.

Alguien había filtrado la palabra "prometida".

Y él solo pensaba en romper esa relación de un modo definitivo.

Iba a hablar con su familia al respecto.





Clive abrió la puerta de su camarote y vio a Louis sentado sobre su cama.

-Buenos días -dijo Louis – No voy a decir nada, William ayer estaba más bebido de lo que jamás le había visto y me contó todo.

-Define todo.

-Todo lo que siente y lo que pasó.  No voy a disculparle porque también sé como te sientes tú.  Él está confuso y te ama pero sé que es él quien tiene que dar el paso y decírtelo y soy omega, he estado en tu lugar.

Clive cerró los ojos.

-Le amo pero ayer fue demasiado.

-Lo sé.  Hablaré con él hoy, ayer estaba demasiado borracho para razonar nada.  Y tú... ¿vas a unirte con Mariano de un modo permanente?

-No.  Hemos hecho el amor pero no siento por él eso.

-Clive.  Yo... puedes decirme lo que sea.  Yo no le diré nada a mi tío sin tu permiso.

-¿Necesitas que te lo diga?

-No.  En fin... ¿me ayudas a elegir ropa para hoy?

-Claro. 



William se despertó cuando Louis le sacudió el hombro.

-Despierta.  En media hora llegamos al puerto.

-No puedo moverme.  Estoy mayor para estas borracheras.  He vomitado hasta el alma.

-Para de decir esas cosas.  Lo de que eres mayor, lo de viejo.  Antes eso nunca te preocupaba. Tienes más vitalidad y juventud que cualquier joven, así ha sido siempre y una resaca como la que tienes es así a cualquier edad.

-Louis...

-A Clive no le importa la diferencia de edad.  Abre los ojos de una maldita vez y asume todo.  Tú le mereces y él a ti.  Merecéis amar y si abres bien los ojos verás cosas que no estás viendo.  Y mejor lo haces antes de que Clive desaparezca de nuestra vida.

-Louis, la cabeza va a estallarme y tú eliges hoy para decirme eso. 

-Porque hoy es cuando necesitas escucharlo.  -Louis le abrazó – vístete.  Ya casi llegamos.





Mariano estaba esperando en cubierta.  Tenía previsto alojarse en el hotel más importante para poder acudir a unas reuniones con el socio americano de sus industrias con el azúcar, Jason Morgan.

Quería dejar su dirección en Nueva York a Clive.  Le vio venir, caminando junto a Louis y William.

Un empleado del puerto, un chico de color, les llevaba el carro con el equipaje.  Clive iba en silencio, Louis y William hablaban entre ellos.

-Esta gente tiene un acento muy marcado -dijo William.

-El puerto parece enorme, mas que el de Londres.

El chico de las maletas tropezó y se cayó una maleta.  Clive fue a agacharse para recogerla por instinto.  Mariano se acercó rápidamente y Louis le detuvo.

-No recojas eso, pesa mucho.

Mariano se dispuso a ayudar y William les miró a ambos.

El muchacho de las maletas se disculpó y la colocó de nuevo en el carro.  Uno de sus superiores se acercó con gesto airado.

-¿Eres imbécil o que te pasa?  No dejes caer el equipaje de estos señores tan importantes.

-Fue un accidente.

El responsable le golpeó y William y Mariano dieron un paso al frente.

-Deje al chico...

-Él sabe cuál es su trabajo.  Y yo sé cómo tratar a un tipo como él.  No se deje confundir por su silencio, hay que ser firme con los negros o no hacen nada. 

-Le exijo que le deje en paz. 

-El es mi propiedad, y le pago para que sea complaciente con mis clientes.

Los cuatro europeos se miraron horrorizados. 

-¿Propiedad?

-Por supuesto.

-Necesito un empleado para que me ayude en Nueva York -dijo William, sin poder creer aún lo que acababa de ver - ¿Cuánto me cobraría por liberarlo?

-Yo no pienso liberarlo, puede comprarlo.

-Solo diga cuánto.

Sin Cuestiones ||Cuestion de Honor T-3||Lason||Zarry||Niam||Wive||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora