Capítulo 31: Hacer el amor

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-¿Hijo?

Clive se rió.  No sabía porque pero esa situación le parecía hilarante.  Toda la tensión acumulada durante más tiempo del que podía recordar estaba saliendo en forma de risa.

-Clive...

-Traté de decírtelo varias veces pero nunca me dabas oportunidad...

-Pero...  Dios mío, Clive, han pasado muchas semanas y no has consultado a un médico ni nada, tienes que seguir unos cuidados...

-William, me da la sensación de que aún no has procesado la noticia... -Clive siguió riendo.

William se frotó la cara y se le quedó mirando.  Clive sonrió.  Se sentía bien.  Amado, protegido y poderoso en cierto modo.  Con su alfa.

-Estas embarazado.  Vamos a tener un bebé. -dijo William al fin, y la voz le tembló.  Le cayeron unas lágrimas – esto es un poco inesperado pero... es que no se como asimilar tanta felicidad...

-Yo tuve algunas semanas para asimilar lo del bebé...

-Nueve semanas desde que hicimos el amor, exactamente... Dios mío, estas de nueve semanas...

-Vaya, si han pasado rápido...

-Dios mío, Clive -William le besó y Clive se lo devolvió -No se que decir, me desperté hoy temiendo que me dijeses no y ahora eres mío y descubro que vamos a tener un bebé... Dios, yo...

-Sabia que estaba embarazado cuando me acosté con...

-Clive, en ningún momento he tenido la menor duda y no se te ocurra creer eso.  -William le besó –  No quiero recordar nada de eso.

-Hazme el amor.

William le empezó a desabotonar la camisa.  Clive sonrió y le acarició la cara.  William le acarició el pecho, le acarició los pezones y subió hasta su rostro.  Le besó muy despacio.  Clive acepto y participó del beso mientras le desabrochaba los pantalones.

-Esto es mucho más de lo que esperaba hoy -dijo William nervioso.  Clive se tapó los ojos mientras su alfa le desnudaba.

Y con un gemido arqueó la espalda ofreciéndose a su alfa.

William le besó la garganta y bajó dando besos suaves por su cuerpo.  El abdomen de Clive no era firme y duro como hacía meses.  Era más suave y estaba un poco redondeado.  Sonrió besando ese abdomen y mojándolo con sus lágrimas y entonces sus labios alcanzaron su principal objetivo, ese tesoro oculto entre sus piernas.  Su verga, dura, hermosa, suave y caliente.  Besó la punta, sujetando la piel entre sus labios y soltando.  Mordió despacio el glande y acarició los duros testículos.  Era por y para Clive, quería adorar a su omega, ponerlo en un pedestal para darle todas las ofrendas que merecía.

Bajó la lengua saboreando su pene.  Era un sabor que nunca antes había probado y sus glándulas segregaron saliva al tiempo que sus dedos exploraron entre las nalgas de Clive y se llenaron de esa humedad dulce y pegajosa que producían los omegas.

-Mío -susurró, contra la verga que estaba deleitando su lengua.  El calor de su aliento excitó más a Clive, que gimió fuerte.  – mío -repitió William, metiendo tres dedos en su pasaje y moviéndolos dentro, acariciando, metiendo y sacando, fuerte y rápido – mío...

-Tuyo... ¡William!

William se movió de modo que pudiese ver los ojos de su omega y acercó el pene a su entrada.  Con un empujón saco los dedos y metió su pene hasta el fondo.

Clive gritó.  William le abrazó mientras empujaba, haciéndole el amor como se merecía, adorando su piel, su cuerpo tanto como adoraba su alma.

-Clive...

-William...

Se corrieron a la vez.  William estalló dentro de él, y Clive estalló con él dentro.

-Dios mío... -dijo Clive.

-Vamos a cenar. 

-William, no puedo moverme...

-De eso nada, señorito.  Ahora voy a encargarme de cuidarte.  Y tienes que comer.

Clive se rió.

-De acuerdo.

Sin Cuestiones ||Cuestion de Honor T-3||Lason||Zarry||Niam||Wive||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora