—¡FELIZ NAVIDAD!- grite, despertándome y sentándome en la cama bruscamente solo para ver el rostro sonriente de Albus Dumbledore se agitaba ante mi.
—Buenas tardes, Laila —dijo Dumbledore.
—¿Estoy dormida? Por qué si esto es un sueño, lo voy a decir: ¿cómo hace para que su barba luzca tan sedosa pero a la vez tan esponjosa?
—No estás soñando, Laila- me corrigió.
—Uh-uh...
—Buenas tardes, Harry- dijo Dumbledore y a mi derecha vi a Harry que acaba de abrir los ojos.
—¡Señor! ¡La Piedra! ¡Era Quirrell! ¡Él tiene la Piedra! Señor, rápido...
—Cálmate, qúerido muchacho, estás un poco atrasado —dijo Dumbledore—. Quirrell no tiene la Piedra.
—¿Entonces quién la tiene?- pregunté- lo último que recuerdo es que yo la tenía y luego...
—Laila, Harry, por favor, cálmense, o la señora Pomfrey me echará de aquí.
Harry tragó y miró alrededor hasta que se dio cuenta de que debía de estar en la enfermería y de mi presencia.
—Laila...¿qué te pasó?
—Venci a un trol yo solita- dije con orgullo, Harry me sonrió y el director soltó una risita
—La próxima vez que esté tan desesperada para salvar al señor Potter, evite tragar venenos.
—Tomaste uno de los venenos?-me preguntó Harry y yo solo pude decir el más pobre argumento
—¡Se nos acababa el tiempo!
Cerca había una mesa, con una enorme cantidad de paquetes, que parecían la mitad de la tienda de golosinas
—Regalos de sus amigos y admiradores —dijo Dumbledore, radiante—. Lo que sucedió en las mazmorras entre ustedes y él profesor Quirrell es completamente secreto, así que, naturalmente, todo el colegio lo sabe- ambos reímos un poco- Laila, creo que tus amigos, los señores Fred y George Weasley, son responsables de tratar de enviarte un inodoro. No dudo que pensaron que eso te divertiría. Sin embargo, la señora Pomfrey consideró que no era muy higiénico y lo confiscó.
—¿Cuánto tiempo hace que estamos aquí?-pregunté.
—Tres días. El señor Ronald Weasley y la señorita Granger estarán muy aliviados al saber que han recuperado el conocimiento. Han estado sumamente preocupados.
—Pero señor, la Piedra...
—Veo que no quieren que los distraiga. Muy bien, la Piedra. El profesor Quirrell no te la pudo quitar de las manos Laila. Yo llegué a tiempo para evitarlo, aunque debo decir que lo estaban haciendo muy bien.
—¿Usted llegó? ¿Recibió la lechuza que envió Hermione?
—Nos debimos cruzar en el aire. En cuanto llegué a Londres, me di cuenta de que el lugar en donde debía estar era el que había dejado. Llegué justo a tiempo para quitarles a Quirrell de encima...
—Fue usted.
—Tuve miedo de haber llegado demasiado tarde.
—Casi fue así, no habría podido aguantar mucho más sin que me quitara la Piedra, es por eso que se la lanze a Laila y bueno...
—Me desmayé- admiti.
—No por la Piedra, muchacho, por ustedes...El esfuerzo casi te mata al igual que el veneno en una de las pócimas a ti-dijo viéndome- Durante un terrible momento tuve miedo de que fuera así. En lo que se refiere a la Piedra, fue destruida.
—¿Destruida? —dijo Harry sin entender.
—Pero su amigo... Nicolás Flamel...
—¡Oh, saben lo de Nicolás! —dijo contento Dumbledore—. Hicieron bien los deberes, ¿no es cierto?
Lo encontramos en un cromo, no, no hicimos bien los deberes
—Bien, Nicolás y yo tuvimos una pequeña charla y estuvimos de acuerdo en que era lo mejor.
—Pero eso significa que él y su mujer van a morir, ¿no?
—Tienen suficiente Elixir guardado para poner sus asuntos en orden y luego, sí, van a morir.
Dumbledore sonrió ante la expresión de desconcierto que estaba en el rostro de Harry y en el mío.—Para alguien tan joven como ustedes, estoy seguro de que parecerá increíble, pero para Nicolás y Perenela será realmente como irse a la cama, después de un día muy, muy largo. Después de todo, para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura. Sabes, la Piedra no era realmente algo tan maravilloso. ¡Todo el dinero y la vida que uno pueda desear! Las dos cosas que la mayor parte de los seres humanos elegirían... El problema es que los humanos tienen el don de elegir precisamente las cosas que son peores para ellos.
No sabía qué decir, era como una clase de filosofía en un minuto, de verdad me dio pena Flamel y su esposa pero si Dumbledore decía que para las mentes bien organizadas la muerte era la siguiente gran aventura, no quería morir, mi mente es un desastre. Dumbledore canturreó durante un minuto y después sonrió hacia el techo.
—¿Señor? —dijo Harry—. Estuve pensando... Señor, aunque la Piedra ya no esté, Vol... quiero decir Quién-usted-sabe...
—Llámalo Voldemort, Harry. Utiliza siempre el nombre correcto de las cosas. El miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa que se nombra.
—Sí, señor. Bien, Voldemort intentará volver de nuevo, ¿no? Quiero decir... No se ha ido, ¿verdad?
—No, Harry, no se ha ido. Está por ahí, en algún lugar, tal vez buscando otro cuerpo para compartir... Como no está realmente vivo, no se le puede matar. Él dejó morir a Quirrell, muestra tan poca misericordia con sus seguidores como con sus enemigos. De todos modos, Harry, tú, todos ustedes, tal vez han retrasado su regreso al poder. La próxima vez hará falta algún otro preparado para luchar y, si lo detienen otra vez y otra vez, bueno, puede ser que nunca vuelva al poder.
Harry asintió, pero se detuvo rápidamente, porque eso hacía que le doliera más la cabeza. Luego dijo:
—Señor, hay algunas cosas más que me gustaría saber, si me las puede decir... cosas sobre las que quiero saber la verdad...
—La verdad —Dumbledore suspiró—. Es una cosa terrible y hermosa, y por lo tanto debe ser tratada con gran cuidado. Sin embargo, contestaré tus preguntas a menos que tenga una muy buena razón para no hacerlo. Y en ese caso te pido que me perdones. Por supuesto, no voy a mentirte.
—Bien... Voldemort dijo que sólo mató a mi madre porque ella trató de evitar que me matara. Pero ¿por qué iba a querer matarme a mí en primer lugar?
Aquella vez, Dumbledore suspiró profundamente.
—Vaya, la primera cosa que me preguntas y no puedo contestarte. No hoy. No ahora. Lo sabrás, un día... Quítatelo de la cabeza por ahora, Harry. Cuando seas mayor... ya sé que eso es odioso... bueno, cuando estés listo, lo sabrás.
Y Harry supo que no sería bueno discutir.
—¿Y por qué Quirrell no podía tocar a Harry?- pregunté y Dumbledore asintio
—Tu madre murió para salvarte. Si hay algo que Voldemort no puede entender es el amor. No se dio cuenta de que un amor tan poderoso como el de tu madre hacia ti deja marcas poderosas. No una cicatriz, no un signo visible... Haber sido amado tan profundamente, aunque esa persona que nos amó no esté, nos deja para siempre una protección. Eso está en tu piel. Quirrell, lleno de odio, codicia y ambición, compartiendo su alma con Voldemort, no podía tocarte por esa razón. Era una agonía el tocar a una persona marcada por algo tan bueno.
Entonces Dumbledore se mostró muy interesado en un pájaro que estaba cerca de la cortina, lo que le dio tiempo a Harry para secarse los ojos con la sábana, hizo como si no pasara nada pero la verdad es que yo igual estaba al borde del llanto, extrañaba a mi madre y por el sacrificio que la madre de Harry había hecho por él y que era tan bueno que ningún mal podía corromperlo era algo hermoso.
Cuando pudo hablar de nuevo, Harry dijo:
—¿Y la capa invisible... sabe quién me la mandó?
—Ah... Resulta que tu padre me la había dejado y pensé que te gustaría tenerla. —Los ojos de Dumbledore brillaron—. Cosas útiles... Tu padre la utilizaba sobre todo para robar comida en la cocina, cuando estaba aquí.
—Y hay algo más...
—Dispara.
—Quirrell dijo que Snape...
—El profesor Snape, Harry
—Sí, él... Quirrell dijo que me odia, porque odiaba a mi padre. ¿Es verdad?
—Bueno, ellos se detestaban uno al otro. Como tú y el señor Malfoy. Y entonces, tu padre hizo algo que Snape nunca pudo perdonarle.
—¿Qué?
—Le salvó la vida.
—¿Qué?
—Sí... —dijo Dumbledore, con aire soñador—. Es curiosa la forma en que funciona la mente de la gente, ¿no es cierto? El profesor Snape no podía soportar estar en deuda con tu padre... Creo que se esforzó tanto para protegerte este año porque sentía que así estaría en paz con él. Así podría seguir odiando la memoria de tu padre, en paz...
—¿Comocio a mi padre? Él era estudiante en Hogwarts, aquí conoció a mi madre- pregunté. Dumbledore me dio una triste sonrisa.
—Por más que me gustaría decirte Laila, no puedo, eso es algo que tu abuelo tendrá que discutir contigo en algún momento.
—Y señor, hay una cosa más...
—¿Sólo una?
—¿Cómo pude hacer que la Piedra saliera del espejo?
—Oye si, yo igual quiero saber eso.
—Ah, bueno, me alegro de que me preguntes eso. Fue una de mis más brillantes ideas y, entre ustedes y yo, eso es decir mucho. Sabes, sólo alguien que quisiera encontrar la Piedra, encontrarla, pero no utilizarla, sería capaz de conseguirla. De otra forma, se verían haciendo oro o bebiendo el Elixir de la Vida. Mi mente me sorprende hasta a mí mismo... Bueno, suficientes preguntas. Les sugiero que comiencen a comer esas golosinas. Ah, las grageas de todos los sabores. En mi juventud tuve la mala suerte de encontrar una con gusto a vómito y, desde entonces, me temo que dejaron de gustarme. Pero creo que no tendré problema con esta bonita gragea, ¿no les parece?
Sonrió y se metió en la boca una gragea de color dorado. Luego se atragantó y dijo:
—¡Ay de mí! ¡Cera del oído!
Reí junto con Harry.
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Laila Scamander y La Piedra Filosofal
FanfictionLaila Scamander jamás conoció a sus padres, su madre murió y no conoce la identidad de su padre, quedando en el cuidado de sus abuelos Newt y Tina Scamander. En su vida solo ha preferido las criaturas y animales mágicos, siendo también una niña muy...