La señora Pomfrey era una mujer buena, pero muy estricta.
—Sólo cinco minutos —suplicó Harry
—Ni hablar.
—Usted dejó entrar al profesor Dumbledore...-dije
—Bueno, por supuesto, es el director, es muy diferente. Necesitan descansar. En especial tú, señorita, ¡beberse tres pociones! ¿Quién crees que eres, Andros El Invencible?
—Ojalá- murmuré.—Estamos descansando, mire, acostados y todo lo demás. Oh, vamos, Poppy..
—Oh, está bien —dijo—. Pero sólo cinco minutos.
Y dejó entrar a Ron y Hermione.
—¡Harry! ¡Laila!
Hermione se lanzó a mis brazos, y la abrace de vuelta para que luego se sentara en mi cama, a mi lado.
—Oh, chicos; estábamos seguros de que los... Dumbledore estaba tan preocupado...además... ¡LAILA SCAMANDER NO USAS TU BRILLANTE CEREBRO Y TE TOMASTE TRES POCIONES ALEATORIAS!
—No fueron aleatorias
—¿Usaste el de tin Marín?-yo asentí- Oh Laila eres tan brillante, estoy segura que si lo hubieras pensado con más tiempo lo hubieras logrado.
—Todo el colegio habla de ello —dijo Ron—. ¿Qué es lo que realmente pasó?
Fue una de esas raras ocasiones en que la verdadera historia era aún más extraña y apasionante que los más extraños rumores. Harry les contó todo: Quirrell, el espejo, la Piedra y Voldemort. Ron y Hermione eran muy buen público, jadeaban en los momentos apropiados y, cuando Harry les dijo lo que había debajo del turbante de Quirrell, Hermione gritó muy fuerte, que tuve que calmarla.
—¿Entonces la Piedra no existe? —dijo por ultimo Ron—. ¿Flamel morirá?
—Eso es lo que yo dije, pero Dumbledore piensa que... ¿cómo era?- me preguntó
—Ah, sí: «Para las mentes bien organizadas, la muerte es la siguiente gran aventura»- dije tratando de poner la sabia voz de Dumbledore.
—Siempre dije que era un chiflado —dijo Ron, muy impresionado por lo loco que estaba su héroe.
—¿Y qué os pasó a vosotros dos? —preguntó Harry.
—Bueno, yo volví —dijo Hermione—, desperté a Ron (tardé un rato largo) y, cuando íbamos a la lechucería para comunicarnos con Dumbledore, lo encontramos en el vestíbulo de entrada, y él ya lo sabía, porque nos dijo: «Harry se fue a buscarlo, ¿no?», y comenzó a subir al tercer piso pero luego paro y dijo: «Y Laila fue a buscarlo a él ¿no?» y subió de nuevo.
—¿Crees que él quería que lo hicieras? —dijo Ron—. ¿Enviándote la capa de tu padre y todo eso?
—Bueno —estalló Hermione—. Si lo hizo... eso es terrible... te podían haber matado.
—No, no fue así —dijo Harry con aire pensativo—. Dumbledore es un hombre muy especial. Yo creo que quería darme una oportunidad. Creo que él sabe, más o menos, todo lo que sucede aquí. Acepto que debía de saber lo que íbamos a intentar y, en lugar de detenernos, nos enseñó lo suficiente para ayudarnos. No creo que fuera por accidente que me dejó encontrar el espejo y ver cómo funcionaba. Es casi como si él pensara que yo tenía derecho a enfrentarme a Voldemort, si podía...
—Bueno, sí, está bien —dijo Ron—. Escucha, ustedes dos deben estar levantados para mañana, es la fiesta de fin de curso. Ya están todos los puntos y Slytherin ganó, por supuesto. Se perdieron el último partido de quidditch.
—¡Maldita sea!-dije golpeando la almohada.
—Sin ti, nos ganó Ravenclaw, pero la comida será buena.
En aquel momento, entró la señora Pomfrey
—Ya habéis estado quince minutos, ahora FUERA—dijo con severidad.
Después de una buena noche de sueño, compartir dulces y bromas, ambos nos sentimos mejor.
—Quiero ir a la fiesta —dije a la señora Pomfrey, mientras ella le ordenaba todas las cajas de golosinas — Podemos ir, ¿verdad Poppy?
—El profesor Dumbledore dice que tienen permiso para ir —dijo con desdén, como si considerara que el profesor Dumbledore no se daba cuenta de lo peligrosas que eran las fiestas—. Y tienen otra visita.
—Oh, bien —dijo Harry—. ¿Quién es?
Mientras hablaba, entró Hagrid. Como siempre que estaba dentro de un lugar, Hagrid parecía demasiado grande. Se sentó cerca de nosotros, nos miró y se puso a llorar.
—¡Todo... fue... por mi maldita culpa! —gimió, con la cara entre las manos—. Yo le dije al malvado cómo pasar ante Fluffy. ¡Se lo dije! ¡Podían haber muerto! ¡Todo por un huevo de dragón! ¡Nunca volveré a beber! ¡Deberían echarme y obligarme a vivir como un muggle!
—¡No! ¡Hagrid no llores! ¡Y no digas eso!-le dije, desesperada viendo a Harry.
—¡Hagrid! —dijo Harry, impresionado al ver la pena y el remordimiento de Hagrid, y las lágrimas que mojaban su barba—. Hagrid, lo habría descubierto igual, estamos hablando de Voldemort, lo habría sabido igual aunque no le di- jeras nada.
—¡Podrían haber muerto! —sollozó Hagrid—. ¡Y no digas ese nombre!
—¡VOLDEMORT! —gritamos Harry y yo a la vez, Hagrid se impresionó tanto que dejó de llorar—. Me encontré con él y lo llamo por su nombre. Por favor, alégrate, Hagrid, salvamos la Piedra, ya no está, no la podrá usar.
—Toma una rana de chocolate, tengo muchísimas...-dije buscando un par.
Hagrid se secó la nariz con el dorso de la mano y dijo:
—Eso me hace recordar... Les he traído un regalo.
—Oh no debías- le dije.
—No será un bocadillo de comadreja, ¿verdad? —dijo preocupado Harry, y finalmente Hagrid se rió.
—No. Dumbledore me dio libre el día de ayer para hacerlo. Por supuesto tendría que haberme echado... Bueno, aquí tienen...
Parecía un libro con una hermosa cubierta de cuero. El mío era más pequeño que el de Harry pero de todas formas lo abrí, curiosa... Estaba lleno de fotos mágicas. Sonriéndome y saludándome desde cada página, estaban mi mamá, mi abuelo Newt cuando estaba en Howgarts...
—Envié lechuzas a todos los compañeros de colegio de sus padres, pidiéndoles fotos... Sabía que no tenían muchas... ¿Les gusta?
Harry no podía hablar, pero Hagrid entendió.
—Wowowowowo- dije saliendo de mi cama y acostándome en la de Harry, sentándome a su lado, señale una foto de una mujer pelirroja y una mujer rubia, ambas estudiando y con pilas y pilas de libros, pero estaban riendo.
—Esa es mi madre- dije señalando a la mujer rubia y luego a la otra; Lilly Evans- con la tuya.
—Sus madres se conocían por supuesto, estaban en el mismo año y en la misma casa, eran amigas y estarían orgullosas de ustedes siendo mejores amigos.
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Laila Scamander y La Piedra Filosofal
FanfictionLaila Scamander jamás conoció a sus padres, su madre murió y no conoce la identidad de su padre, quedando en el cuidado de sus abuelos Newt y Tina Scamander. En su vida solo ha preferido las criaturas y animales mágicos, siendo también una niña muy...