41: ¿Qué tan fuerte me golpee la cabeza?

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—¡AAAAHHHHH!-grite cayéndome de frente, y teniendo que poner mis manos para no golpearme en mi bello
rostro.
Cuando alze la mirada, no sabía si era verdad o me había golpeado bastante duro en la cabeza, Pero Quirrell estaba allí en vez de Snape, sin su turbante y con otra cara encima, además de que allí estaba Harry y el espejo del deseo, en lo que podíamos ver nuestros deseos más profundos.
Como Harry tenía sus manos en la cara de Quirrell y el tan agudo dolor que atravesó su cicatriz y sintió como si la cabeza fuera a partírsele en dos, bueno la Legeremancia puede considerar o una bendición o una Maldicion. Yo las considero ambas, porque caí de rodillas , agarrandome la cabeza con fuerza.
Gritó, luchando con todas sus fuerzas y, para su sorpresa, Quirrell lo soltó. El dolor en la cabeza amainó...
Miró alrededor para ver dónde estaba Quirrell y lo vio doblado de dolor, mirándose los dedos, que se ampollaban ante sus ojos.
—¡ATRÁPALO! ¡Atrápalo! —rugía otra vez una voz que me hizo escalofríos, ese...ese...ese era él, y Quirrell arremetió contra Harry, haciéndolo caer al suelo y apretándole el cuello con las dos manos...
—¡Harry!-grite yendo hacia él. La cicatriz de Harry casi lo enceguecía de dolor y, sin embargo, pudo ver a Quirrell chillando desesperado.
—Maestro, no puedo sujetarlo... ¡Mis manos... mis manos!
Y Quirrell, aunque mantenía sujeto a Harry aplastándolo con las rodillas, le soltó el cuello y contempló, aterrorizado, sus manos. Vi que estaban quemadas, en carne viva, con ampollas rojas y brillantes.
—¡Entonces mátalo, idiota, y termina de una vez! —exclamó Voldemort.
Quirrell levantó la mano para lanzar un maleficio mortal, grite de inmediato
—¡TÓCALO!-grite atrayendo la atención de ambos. Harry, instintivamente, se incorporó y se aferró a la cara de Quirrell.
—¡AAAAAAH!
Quirrell se apartó, con el rostro también quemado, y entonces Harry se dio cuenta de lo que yo ya había entendido; Quirrell no podía tocar su piel sin sufrir un dolor terrible. Su única oportunidad era sujetar a Quirrell, que sintiera tanto dolor como para impedir que hiciera el maleficio...
Harry se puso de pie de un salto, cogió a Quirrell de un brazo y lo apretó con fuerza. Quirrell gritó y trató de empujar a Harry. El dolor de cabeza de éste aumentaba y el muchacho no podía ver, solamente podía oír los terribles gemidos de Quirrell y los aullidos de Voldemort: ¡MÁTALO! ¡MÁTALO!, y mis gritos con su nombre.
—¡Laila la piedra!-dijo tirándome algo. Y la verdad era que yo estaba en las mismas. ¿Quién sabe lo que me había tomado? Una de ellas era la correcta pero las otras dos pudieron haber sido veneno. Agarre el pequeño mineral en mis manos y lo examine con mi vista borrosa.
—Mmmm...que linda piedra, debería hacerme un anillo con esto o hacerle un collar a mi hipogrifo ¿no crees Harry?
Lo último que recuerdo fue caer al suelo, abrazando la piedra contra mi pecho.

Laila Scamander y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora