Capítulo IV

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(Parte 2)

Dick miró la computadora, para ver la dirección a seguir y si no se habían movilizado otra vez sin dar mayor importancia a lo que decían.

—Es hora de seguir.

—Y ¿Cuánto nos falta? —preguntó Aidan al pararse.

«Y de nuevo a preguntar» pensó Dick, pero dio una sonrisa, que era su única arma para fingir su satisfacción de tenerlos como ayudantes.

—Poco más de cinco kilómetros, pero ya comenzaron a moverse de nuevo; ellos van en camioneta así que debemos apresurarnos.

Todos se pusieron en marcha, con un poco más de ánimos, con ansias de encontrar en la mañana las respuestas que tanto deseaban.

—Y si encontramos a todas las embarazadas... —dijo Mason, pero no terminó de hablar

—¿Qué haremos con todas ellas? —interrumpió Nick

—Las llevaremos o las dejaremos abandonadas —dijo dudoso Adrett.

—Tenemos que llevarlas porque no las dejaremos ahí —respondió Sara obvia.

Le molestaba el simple hecho de pensar que dejarían a esas pobres madres.

—Pero son demasiadas —dijo Brentt.

—Sí, pero no las dejaremos —reprochó Aidan con entrecejo fruncido.

—Tal vez podemos encontrarles un lugar seguro —opinó Garrett sin darle tanta importancia al asunto.

Dick ya estaba muy molesto de tantas cosas que se les ocurría, y que no podían parar de hablar un momento. Recordó que en cierto punto él se comportaba así, ahora era su turno de soportarlos. Los vio y de tanto pensar en lo que decían, esta vez tenía que comportarse como una persona madura, así que su expresión cambió a uno más serio.

—Silencio —dijo, haciendo que todos dejaran de opinar y prosiguió—. Si es así, tendremos que separarnos.

—Y que hay con "no debemos separarnos" —dijo Mason en tono desafiante.

Él seguía buscando formas de desconfianza, y estaba molesto que le cambiaran cada cosa que decían. Él no era ningún títere que hacia lo que decían y que lo movían a donde querían exceptuando a Nick que era el único que hacía eso.

—Creo que a veces cambian las reglas —respondió Anmi que al parecer estaba molesta.

No había hablado en todo el camino, sin embargo, de todo lo que había escuchado y de las actitudes de su guía su paciencia había acabado.

—No, no es eso —comenzó a decir Dick apresurando el paso—. Solo es que unos deberán buscar un buen lugar para esconderlas y un lugar para que nosotros podamos buscar el virus sin ningún inconveniente, lo más rápido posible.

—Entonces sí sacaremos a todas —dijo sonriente Sara.

—Claro que sí, no las dejaremos y bueno, si no salimos, el otro grupo seguirá buscando. —Se detuvo un momento para ver la cara de todos y prosiguió— ¿Entendido?

—Sí, entendido —dijeron todos al unísono.

Todos se quedaron callados sin el más mínimo ánimo de seguir preguntando. Sin embargo, Alrhene comenzó a sentir miedo y ansiedad, sus manos comenzaron a sudar y sin sentir estaba caminando lentamente.

Brentt se encontraba más cerca de los demás, así que se acercó a ella y le tomó del brazo haciendo que regresara de sus pensamientos.

—¿Te encuentras bien? —Ella asintió levemente—. Todo saldrá bien, estaremos bien.

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