Capítulo XI

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Dentro de la habitación se encontraba Venesca tomando notas de lo que observaba de Nick. Estaba en presencia de Dick que asentía o negaba según fuera el caso. Se tomaron el tiempo para realizar exámenes que corroboraran las respuestas que había dado Nick, y sobre todo que pudieran ratificar que no tuviera algún tipo de virus.

—¿Por qué veías hacia ese punto? —quiso saber la mujer con un poco de amabilidad.

Nick volvió su vista hacia donde se encontraba la ventana, que por dentro solo se miraba la pared blanca. Estaba viendo curiosamente a aquel lugar como si estuviera buscando algo. De nuevo miró hacia su alrededor como si en alguna parte estuviera la respuesta, respuesta que no encontraría ahí.

—La posición de la cama —dijo al fin—. Es muy fácil saberlo. La puerta está a un lado. Se pierde mucho con este espacio. Así que lo más lógico es que haya una ventana oculta. Porque, para qué les serviría una habitación como esta si no es para algún bicho raro o algún criminal.

—Ya —dijo Venesca ocultando lo sorprendida que estaba— ¿Y por qué no de los dos extremos?, están igual de vacíos.

Nick observó rápidamente los dos lados, y se encogió de hombros.

—Creo que no les serviría observar solo un lado de la habitación. Tienen que estar seguros con lo que ven. No vaya a hacer que les oculten algo.

Del otro lado de la habitación se encontraba Zahir mordiendo su uña, para calmar su enojo ante la situación quería matarle. No estaba seguro de lo que realmente presentía, sin embargo casi nadie le hacía caso. Se volvió hacia Rich que tenía una expresión de asombro por la respuesta del chico.

—No le creo ni una sola palabra.

Rich arqueó la ceja, estaba confundido «Tiene envidia por la inteligencia de Nick» pensó. Sin embargo no le dijo eso y solo se limitó a asentir.

—Debemos dejarlo en observación —opinó Zahir después de unos minutos. No estaba realmente seguro de las pruebas que quería.

—No es necesario —terció Arlhene que se había acomodado al lado de Rich—. La respuesta que dio es totalmente lógica. Además es el mejor del colegio, debe de dar respuestas inteligentes.

—Pregunté tu opinión. —Zahir ladeó la cabeza mientras se acercaba a ella.

—No, pero creo que el enojo te ciega, no quieres ver lo que realmente es. Solo quieres hacer lo que te plazca, de esta forma no llegaras a nada.

Esa respuesta no le sirvió. Zahir le empezó a hervir la sangre de lo enojado que estaba, nadie le podía contestar de esa manera. Pero parecía que esos jóvenes lo retaban, y eso le fastidiaba; estaba más que claro que debía pararles para enseñar quien era el que mandaba en esa habitación.

Detrás de él se encontraba Jalde que festejaba para sus adentros. Estaba dispuesta a interceder por Arlhene si en algún momento Zahir decía o hacía cualquier cosa. Ya le estaban agradando la actitud que estaba tomando ese grupo de adolescentes, esa actitud de no dejar que te pisoteen.

—Bien, veo que serás la primera a la que sacaremos de la misión —soltó al fin Zahir después de pensar demasiado en alguna forma de asustarla.

Aunque eso no era lo que parecía. Arlhene no se inmutó, en cambio se cruzó de brazos dando a entender que no se movería del lugar. Tenía una expresión un tanto desafiante.

—Nadie me sacara de la misión, a menos que me maten.

—Eso será muy fácil —dijo irónico Zahir—. Ni siquiera lo sentirás, a menos que quieras lo contrario.

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