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Salí de la habitación una estaba vez vestida.

- Sí se ve bien. -Hanji revisó el brazo de Rivai con detenimiento. - Hicieron un buen procedimiento. -se giró a mirarme con una sonrisa y le devolví el gesto tímidamente.

- M-Muchas gracias Hanji-san. -respondí.

- Deberías volver. -se dirigió al azabache. - Tú tío preguntó por ti. -este la miró.

- ¿Dijo algo? -asintió.

- Dijo que debías estar en la mierda para que te pasara algo, y que vendría a verte. -Rivai me lanzó una rápida mirada fría. 

- ¿Cuando? 

- Hoy. -respondió sonriente. - Bueno, yo me voy, que te mejores pronto y... -me miró. - Adiós _tn-chan. -me guiñó un ojo y me sonrojé mirando a otro lado.

- A-Adiós Hanji-san... -cerré la puerta una vez se fue para luego mirar al pensativo azabache.-¿Amo? -este me miró. - ¿N-Necesita algo? -suspiró antes de levantarse del sofá. 

- Limpia. -se encerró en su cuarto y yo solo suspiré ante su reacción. 

- Sí... -hablé para mi misma. - Me gustó lo de hace rato. -mascullé entre dientes antes de empezar a recoger la poca reguera que había. Una vez terminé me dispuse de hacer unos sandwiches de queso a la parrilla. La puerta se abrió abruptamente y yo me giré de un salto para mirarla asustada haciendo que se me caiga un plato al suelo.

- ¿Umhg? -me miró de reojo, el hombre con sombrero y barba empezó a sonreír con malicia, cerró la puerta y caminó a paso pesado. - ¿Con que mi sobrinito tiene nueva maid? ¿Huh? Jajaja...-se paró frente a mi y yo bajé la mirada a los pedazos rotos de porcelana que él pisoteó al ver que no le estaba prestando atención. - Mnhg, pero aparte de insolente es una chica mala... -suspiró. - Rivai tiene mucho que aprender.- me agarró de las caderas y me empujó con fuerza contra una encimera vacía, haciendo que me recueste y que apegue mi rostro contra el frío mármol. Gemí por el frío y sentí su mano golpear con fuerza mi trasero. 

- ¡Ahg! -chillé y mordí mi labio. 

- ¿Qué? ¿A Rivai le gusta que grites? -volvió a nalguearme de la misma manera y no pude reprimir el grito. - Pues, hace unos minutos no me gustaba que gritaran... -jadeé mordiendo mi labio con ganas de llorar. De todos los sonidos se pudo destacar el seguro de un revolver que determinó el silencio en el sitio.

- Aléjate de ella. -Rivai estaba detrás de él, este sonrió levemente, me soltó el cabello y con sus manos alzadas y caminó lentamente a la sala. Miré a Rivai que lo miraba fijamente para luego guardar su arma. 

- ¿Qué pasa sobrinito? -se giró a mirarlo. - ¿No nos compartíamos las maids? -lo miré asustada. - Era lo que mas te gustaba -sonrió ladino.

- Cállate. -gruñó suspirando para acercarse al hombre. 

- Umhg, ¿Eso te tiene jodido entonces? -Rivai lo miró. - Rompiste la regla numero uno de tener una maid. -comentó burlón, el azabache miró a otro lado. 

- ¿Solo viniste a joderme tío Kenny? -el nombrado rió suavemente para luego poner una mano sobre la cabeza de su sobrino. 

- En parte sí, quería saber por que estás tan imbécil... Y bueno, tiene sentido. -le rodeó el cuello con su brazo. - Hablemos un rato, necesito aconsejarte.

- Tch... -siguió a su tío al sofá. - _tn. -me llamó y correteé hasta pararme cerca de ambos. - Trae té y algo para comer. - ordenó.

- S-Sí amo. -correteé a la cocina y empecé a hacer el té.

- Bueno, bueno... -se recargó del mueble. - Es muy linda, eso sí. -Rivai lo miró de reojo mientras hablaba. - Pero no la tienes bien entrenada. 

- No es eso. -miró el suelo suspirando cansino. - Ando jodido del brazo, apenas si puedo hacer algo, tú deja que me recupere. -Kenny sonrió levemente mirando a su sobrino.

- Lo único que necesita es mano dura y será perfecta. -temblorosa ante su conversación, dejé la bandeja con té y sandwiches en la mesita de vidrio.

- C-Con permiso. -mascullé 

- Oh no, quédate quieta. -miré al tío de Rivai que sonreía ladino, luego miré al azabache en busca de ayuda pero este solo tenía su vista clavada en otro lado. - Te castigaré por mi sobrino. -se levantó de su asiento y me tensé retrocediendo nerviosa.

- ¿E-Eh? -este frunció el ceño y me cogió de la muñeca dándome una bofetada con la otra mano.

- Tienes que acatar todo lo que te digan sin moverte, estúpida. -mordí mi labio sintiendo ganas de llorar. - ¿¡Entendiste!? -bajé mi rostro.

- S-Sí señor... -se sentó en un mueble frente al azabache y me tiró sobre él, acostándome boca abajo sobre su regazo y luego subiendo mi falda y rozando su áspera y caliente mano sobre mi trasero, miré de reojo a Rivai en busca de ayuda pero este solo miraba la escena algo ido. 

- Umhg... Tengo que terminar tu castigo, rompiendo un plato y no mirarme a los ojos cuando te hablaba, eres una chica muy... mala... -empezó a golpear con mucha fuerza sacudiéndome en apenas el primer azote.

- ¡¡Ah!! N-no... -chillé pero cerré mis labios rápidamente. 

- ¿No que? -temblé ante el roce de sus manos.- ¿Te duele? -golpeó de nuevo.

- ¡¡Ahh!! -cerré mis ojos con fuerza ahogándome las inertes suplicas.

- ¿Tú la dejabas suplicar Rivai? -bufó golpeando de nuevo.

- ¡Ahmg! ah... -las lagrimas se me escaparon, el hombre se detuvo. 

- Que débil.. ¿Ya estás llorando? -me agarró del cabello levantando mi rostro. Rivai miraba detenidamente, lo miré dedicándole una mirada dolorosa. 

¿Qué era lo de hace rato? 

¿A mi nada más me pareció distinto? 

¿Todo eso fue por que estaba jodido del brazo?

Sus ojos se posaron sobre los míos detallándome. 

- Ya deten.... -masculló débilmente pero su tío lo interrumpió.

- ¡Anda que ahora es que le falta aprender! -me tiró al suelo. - Vete de aquí perra. -me levanté lo más rápido que pude y correteé a mi habitación en donde cerré la puerta detrás de mi, llorando en silencio. No lloro por las nalgadas, eso es lo de menos, lloro por su expresión y por que no hizo nada si es que tanto se preocupa por mi. 

Sequé mis húmedas mejillas y me senté en la cama con algo de dificultad a esperar alguna orden.

Levi Ackerman x Reader // Dolorosamente //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora