////

1.6K 89 57
                                    


Bueno.

Hice todo lo que pude para matar el tiempo, limpié, cociné, ordené un poco. Suspiré algo cansada mientras me tiraba en el sofá para luego fijar mi vista en el balcón, mis mejillas se calentaron ante la idea ¿Como sería? ... Caminé hasta pararme frente al barandal. Pues mira, no somos las únicas personas aquí, hay dos casas más muy cercanas a esta. Mordí mi labio recostándome del barandal y alzando las caderas. ¿Sería así?. Jadeé ansiosa al oír la puerta de entrada abrirse, me giré de inmediato a mirar al azabache con una sonrisita traviesa.

- Oye.... ¿Qué haces ahí solita? –dejó su gabardina en el mueble y de inmediato me acorraló contra el barandal frío, mordí mi labio rodeando su cuello con mis brazos.

- Estaba pensando en cómo me lo vas a hacer aquí... -él enarcó una ceja antes de apretarme contra su cuerpo.

- ¿Qué tanto llevas pensando en eso? –empezó a besar lentamente mi cuello a lo que tiré mi cabeza un poco hacia atrás dándole más acceso.

- Desde que lo dijiste... suspiró sobre mi oído antes de darme la vuelta.

- Los vecinos llegan a esta hora. -pegó su entrepierna en mi trasero acorralándome contra el barandal mientras su mano rebuscaba meterse rápidamente en mis bragas. 

- ¿Q-Qué? -me tensé mirando la ventana de la casa frente a nosotros.

- Shhh... - simuló una moderada embestida sacándome un gemido desprevenido a la vez que  comenzaba a jugar con mi intimidad.

- R-Rivai... -me recargué de mis brazos evitando chillar mucho cuando metió dos de sus dedos dentro.

- Me gustaría que gritaras... -comentó roncamente en mi oído a lo que mis mejillas hirvieron, bajó mis bragas y subió la falda que traía puesta.

- T-Tonto... -sus labios sobre mi piel formaron una sonrisita para luego oír el cierre de su pantalón, mordí mi labio y solo alcé un poco mi trasero a lo que él rápidamente me agarró de las caderas deslizando su miembro en mi entrada. 

- ¿Duro o suave? -lo miré de reojo.

- Duro... -soltó una leve sonrisa de lado e introdujo su pene poco a poco provocándome un escalofrío en todo el cuerpo. Empezó a mover sus caderas golpeando moderadamente mi interior. - ¡Mhmg! -me aferré al helado hierro del barandal. - ¡Ah! -dejé que mi cabello cayera en mi rostro mientras Rivai me sacudía en cada embestida. - ¡Mnhg! ¡Ah!... - este se recargó levemente sobre mientras oía como su respiración se descontrolaba cada vez más. Me tensé al ver como llegaban un auto a la casa de al frente. - ¡R-Rivai! -chillé pero este me tapó la boca continuando con sus embestidas.

- ¿Vas a correrte? -jadeó en mi oído, entrecerré mis ojos asintiendo. - Te apretaste. -agarró mi mandíbula levantándola mientras continuaba con sus movimientos. - ¿No me digas que te pone que te vean? -su ritmo bajó y me enderezó un poco apegándose a mi, ahora solo parecíamos una pareja abrazada mientras se deslizaba lentamente dentro de mi tocando un punto sensible.

- M-Mhgm... -tiré mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos con fuerza, los abrí y miré rápidamente al frente, se bajaron dos niños pequeños corriendo a lo que jadeé nerviosa.

- ¿Qué con los mocosos?  -me dio una embestida algo ruda a lo que se me escapó un gemido, aún manteníamos la misma posición, miré los niños que dedicaron una rápida mirada a lo que hacíamos y bajé mi rostro sonrojada.

- R-Rivai... -este me rodeó con sus brazos en mi estomago apretándome contra su cuerpo. 

- Cállate. -suspiró sobre mi hombro. - Sólo relájate. -sus caderas se movían sutilmente matándome con la sensación.

- Mmmhgnn.... -cerré mis ojos con fuerza con la cara más que roja mientras sentía que ya iba a llegar. - M-Me vengo... -mordió la piel desnuda de mi hombro a lo que reprimí un gemido alto. - R-Rivai... -respiré agitada, mirando como la familia había entrado a su hogar. El azabache me empujó un poco hacia delante para coger mis caderas y empezar a embestirme como al principio, me escondí entre mis brazos ahogando los gritos placenteros que luchaban por escaparse. - ¡Dios! -no pude evitar exclamar al sentir como me recorría el espasmo. Rivai seguía con sus certeras embestidas.

- Nhhg... -gimió entrecortado cerrando sus ojos con fuerza mientras se inclinaba cada vez más sobre mí. - Hahg... -se apoyó en el barandal para no caer sobre mi, arqueé mi espalda apegándome a él, disfrutando el calor que emanaba su cuerpo, ambos respirábamos con dificultad. - Vamos.... Vamos a ducharnos... -masculló con voz  ronca, se oía cansado, hice una leve mueca antes de responder.

- V-Vale... -lo seguí hasta su habitación donde se empezó a desvestir y me quedé ahí mirándolo como tonta. 

- ¿Qué miras? -desabrochaba su camisa hasta tenerla completamente abierta para quitársela (Multimedia) 

- ¡N-Nada! -miré a otro lado sonrojada.

- Quítate la ropa. -jadeé antes de empezar a quitarme las prendas hasta quedar desnuda, cubrí mis pechos ante su fija mirada. -Vamos a ducharnos. -lo seguí sin perder vista de su trasero, entrecerré mis ojos disfrutando la panorámica. Entramos al baño y nos paramos debajo de la regadera a mojarnos, me paré detrás de él observando detenidamente su espalda y sus movimientos algo limitados.

Mis manos se pusieron solas sobre sus hombros, este se tensó. 

- ¿Que coño haces? -masculló entre dientes.

- Te vez cansado. -apreté un punto de tensión en el romboide mayor sacándole un leve gemido que reprimió. - Déjame hacerte un masaje. -este suspiró levemente.

- ¿Podríamos ducharnos primero? -se giró a mirarme. - No quiero caerme dormido aquí. -solté una leve risita.

- Claro. -me puse frente a él dejándome mojar bajo la regadera. Una vez terminamos de ducharnos, Rivai me obligó a usar una de sus camisas y obedecí, el problema es que soy más alta que él y sus camisas me quedan justo a la cadera, así que tranquilamente se la pasa viendo mis bragas descaradamente.

Una vez comió algo ligero se tiró boca abajo en su cama y me dio el aviso de hacerle el masaje, sonreí sentándome sobre su trasero para tener su espalda desnuda para mi. Un poco de crema y empecé a recorrer desde su cintura baja hasta sus hombros, oía perfectamente como su respiración se volvía cada vez más suelta y lenta. 

- ¿Te gusta? -me atreví a preguntar, él hizo un sonido gutural antes de responder.

- No pares. -reí suavemente aplicando presión en algunas partes donde se acumula tensión. - Mmngh... -mordí mi labio ante sus roncos gemidos suplicantes. - Nhgn... -seguí inspirada, sin darme cuenta que ya pasó un buen rato, él ya ni se movía,  solo respiraba lento y pausado indicando que duerme plácidamente, sonreí ante mi logro y me levanté con cuidado de despertarlo, para luego acostarme a su lado para dormirme en pocos minutos.

Levi Ackerman x Reader // Dolorosamente //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora