/////

1.8K 102 19
                                    

La puerta de entrada se abrió bruscamente a lo que me sobresalté haciendo que me caiga el plumero de las manos. Él avisó que saldría por un rato pero casi me da un infarto de la manera que entró.

- Ven acá. -ordenó, me acerqué lentamente. - ¡Apresúrate! -correteé hasta detenerme frente a él. - Arrodíllate. -obedecí poniéndome de rodillas en el frío suelo, este empezó a caminar alrededor de mi. - Ahora me quedaré con tu sujetador. -abrí los ojos. - Quítate el vestido. -mordí mi labio antes de acatar la orden. Retiré el sedoso vestido y lo doblé a un lado de mí, solo traía mi sostén puesto. - Quítate el sujetador... -suspiré internamente retirando la prenda y colocándola sobre el vestido. Hubo un corto silencio en donde me recorrió con la mirada. - Ponte esto. -colocó una bolsa negra frente a mi, tomé con rapidez lo que había adentro, empezaba a hacer frío. - Espera... -cerré mis mis ojos y me detuve jadeando entrecortado. - Tu piel está erizada... -lo miré y este se acercó a mi para pellizcar uno de mis erizados pezones. 

- ¡A-Ah! -gemí nerviosa.

- No te pongas nada aún. -cogió mi vestido junto con el sostén. - Quédate ahí. -obedecí bajando la mirada, oí que abrió una puerta seguido de unos cuantos pasos que al cabo de unos minutos se detuvieron detrás de mi. - Levántate. -hice caso y me giré mirándolo, este ladeó su rostro. - Ven. -lo seguí hasta la habitación que se supone es mía en donde me indicó la cama. - Acuéstate. -mordí mi labio y obedecí. Agarró mis muñecas y las ató con algo sedoso al espaldar de la cama. - No tiembles. -masculló con voz ronca provocando que me estremezca.

- L-Lo siento. -su mano se deslizó por mis brazos luego por mi pecho y se detuvo en mi abdomen. Se alejó y colocó una velita blanca sobre la mesa de noche al lado de la cama, lo miré nerviosa. La encendió y la miró detenidamente para luego mirarme a mi con sus fríos ojos grises.

- Deja de poner esa cara de estúpida. -agarró mi mandíbula levantando mi rostro, gemí levemente mirando sin opción sus ojos. -¿Acaso te gusta que te golpee? -dejó una moderada bofetada en mi rostro, volvió a acercarse a la vela agarrándola. - Esto te gustará. -me miró de reojo. - Y sí no, no me importa. -hice una mueca de miedo a lo que iba a hacer. Puso la vela sobre mi abdomen, justo un poco más arriba de mi ombligo y dejó caer unas cuantas gotas de cera caliente. 

- A-Ahmg... -arqueé mi espalda, no dolió tanto como pensé que lo haría. Este me miró atentamente de reojo dejando caer más gotas, esta vez un poco más arriba. - ¡A-Ah!. -gemí por la sensación que comenzaba a sentir. Su mano se desvió hasta mis muslos, donde dejó caer más gotas. - ¡Nyahgm! -me retorcí un poco, quería seguir sintiéndolo. 

- ¿Te gusta? -preguntó casi en un gruñido, a lo que mordí mi labio. 

- S-Sí amo... -gemí juntando mis piernas con recelo, este acercó su rostro hasta mis pechos donde atrapó uno de los erizados botones succionando levemente para proceder a morderlo un poco. - ¡A-Ahm! -arqueé mi espalda ansiosa por sentir más de su tacto sobre mi cuerpo.

- Estás un poco zorra ¿Eh? -masculló antes de atrapar el otro pezón enrrollándolo con su lengua. Inconsciente dejó caer más cera sobre mi cuerpo. 

- ¡A-Ahm! ¡Amo! -chillé ya demasiado excitada. Este soltó la vela, apagándola y colocándola sobre la mesita, para mirarme detenidamente. 

- Contaré hasta diez.- lo miré de reojo. - Sí tu logras soltar tus manos antes de eso, te haré acabar, sí no, te cojeré sin que puedas correrte. -lo miré algo nerviosa. - Uno. -jadeé y comencé a jalonear el amarre de seda que había pero parecía casi imposible. - Dos. -cerré mis ojos intentando imaginar como está el nudo pero me resulta muy difícil. - Tres. -mis piernas se movían ansiosas. - Cuatro. - No podía mirar el nudo, lo hubiese desatado desde hace rato si así fuese. - Cinco. - me tensé y oí como desabrochaba su correa de cuero. - Seis. -jadeé aún forcejeando con el grueso lazo de seda. - Siete. -lo miré suplicante pero este tenía una sonrisa ladina. - Ocho. -mordí mi labio cerrando mis ojos con fuerza. - Nueve... -sentí como se subió a la cama.-  Diez. -abrí mis ojos y este me miró fijamente. - Prepárate para suplicarme. -soltó el nudo que me ataba a la cama pero dejó el amarre en mis muñecas, me cogió de las caderas acercándome a él, gemí nerviosa y sentí como entró lentamente hasta estar lo más adentro que pudo. 

- ¡Ah! -chillé por el placer, acercó su rostro al mío.

- Te quiero oír gritar... -mordió mi labio moderadamente. - Hasta que no me convenzas no dejaré que te corras. -lo miré mientras empezaba a embestirme contra la cama.

- ¡Ahh! ¡Amo! -mordí mi labio  ante su rudo vaivén, la cama rechinaba pero mis gritos la opacaban. Sentí sus labios sobre la piel de mi abdomen dejar una mordida desesperada, grité al sentirme cerca del orgasmo, y casi a punto de este él detuvo sus caderas en seco.

- Quieta ahí perra. -lo miré suplicante. - Te dije, vas a suplicarme mucho zorrita. -jadeé sintiendo como volvía a golpear mi interior con fuerza.

- ¡Ah! ¡A-Amo por favor! -tiré mi cabeza hacía atrás por la tortura. - ¡Por favor amo! -cerré mis ojos con fuerza sintiendo el placer culminante llegar nuevamente pero fue frenado de cara por el azabache que se recargó de sus brazos inclinándose hacia delante para mirarme fijamente  a los ojos.

- ¿Por favor qué? - lo miré a duras penas con mi rostro ardiendo.

- D-Déjeme correrme, p-por favor amo... -este sonrió ladino para hundir su cara en mi cuello mordisqueando moderadamente. 

- Sigue. -sus caderas se movían lentamente, buscando meter lo que faltaba de su pene. - Suplica. -jadeé.

- N-No pare, a-amo v-voy a correrme p-por favor d-deje que me corra...-este suspiró sobre mi oído antes de ponerse recto y volver con su tosco vaivén que me movía entera. - ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! -chillé cada vez más agudo para llegar al tan ansiado orgasmo, temblorosa me relajé como pude, sus caderas golpeaban cada vez más fuerte mi interior.

- Gahg... -gruñó saliendo de mi para lanzar sus fluidos calientes en mi abdomen. Respiramos agitados,este cerró sus ojos juntado sus labios para retirar el amarre de mis manos y levantarse acomodando sus pantalones. - Ve a ducharte. -me miró de reojo antes de salir de la habitación.

Levi Ackerman x Reader // Dolorosamente //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora