Capítulo 4

42 3 0
                                        

Mi teléfono empieza a sonar -frunzo mi ceño y con un ojo medio abierto lo tomo - ¿hola? -digo pero sigue timbrando, estoy tan adormitada que ni siquiera contesté la llamada y ya estaba hablando, descuelgo al darme cuenta -¿hola? -digo rápidamente

-hola amor ¿te desperté? -pregunta Roberto

-hola mi amor si lo hiciste, pero descuida me alegra que llames, ya debería estar despierta

-solo llamaba para ver si quieres ir a comer hoy -esa pregunta me sorprende porque no es muy común que diga eso

-claro ¿a qué hora nos vemos? -digo con tono emocionado

-paso por ti a las 2 ¿te parece?

-pero hoy trabajo -digo apenada, esperando que lo comprenda

-¿cómo? Pero es tu día de descanso

-era amor,  me cambiaron el día desde hace unas semanas atrás

-¿porqué no me lo habías comentado? -dice enfadado

-debe ser porque ya no hablamos mucho y te interesa poco saber que me ha pasado -reprocho con tono triste

-¿otra vez lo mismo? -su voz suena alterada ahora

-¿porqué no lo aceptas? -vuelvo a reprocharle esta vez un poco molesta por el tono en el que responde

-¡¿aceptar qué Samantha?! -dice gritándome

-que estás muy distante Roberto ¿porqué no piensas por un momento qué está pasando y me lo dices de una vez por todas? llevas demasiado tiempo teniendo excusas para todo

-no comprendes y eso me molesta, esta vez no soy yo el de las excusas Samantha

-¿comprender qué? ¿como podré comprenderte si no me explicas? claro que no eres tú esta vez pero si tuvieras un poco más de tiempo, al menos para conversar aveces de lo que nos sucede sabrías que desde hace un mes ya no descanso en este día

-mi trabajo es difícil Samantha, además no siempre tengo que preguntar yo las cosas aveces puedes contármelas y ya

-el mío no es fácil, pero siempre hay un espacio para ti... no lo comenté porque no has tenido tiempo de hablar absolutamente de nada, siempre estás sumergido en tu trabajo y cuando no es de esa forma siempre quieres descansar y estar solo, al menos es eso lo que me has dicho ¡entonces dime quien tiene la maldita culpa!

-disculpa tengo que colgar Samantha

-No, nada de colgar, tenemos que hablar nuestros asuntos, por una vez necesito que me pongas atención y te sinceres conmigo

-luego los hablamos, voy a entrar a mi trabajo y no es momento para discutir de esas cosas

-es que nunca es tiempo para discutir según tú, pretendes que yo siempre esté al pendiente de ti cuando tú no haces lo mismo

-te voy a ver un día de estos para que lo discutamos

-si claro, un día de estos ¡cuando se te antoje Roberto!

-Samantha por favor, ya deja de discutir por estupideces, he dicho que lo discutamos luego

-bien espera un min... -ha colgado la llamada y solo puedo pensar justo ahora -¿qué nos pasó? O mejor dicho ¿qué le pasó a mi atento novio? aquel que siempre sacaba al menos un pequeño tiempo para saber de mí ¿dónde fue el Roberto que me enamoró? ¿qué estoy haciendo mal? ¿realmente he estado haciendo las cosas tan mal y no he sido capaz de darme cuenta? esto se está yendo a la basura y no tengo la mínima idea de lo que pudiese habernos afectado -Mis ojos se están llenando de lágrimas, duele saber que tu relación no va bien, no se debería desperdiciar solo porque sí, duele saber que estás perdiendo a la persona con la que has compartido muchas cosas durante tanto tiempo, una persona que ha sido tan importante en tu vida está a punto de irse y tratas de comprender que es lo que pasa pero por más que le das vuelta al asunto no puedes hacerlo

Nunca Fui Tan Feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora