Nunca Fui Tan Feliz

Capítulo 31

Samantha

vamos rumbo al hospital, la idea de Javier es que hoy mismo podamos estar de regreso, pues se supone que hoy dan de alta a Santiago, Javier es quien ha estado al pendiente de su padre y todos los demás asuntos para poder llevárselo.

-Oye linda ¿ayer que no estuve en casa Diana llegó en algún momento? -me pregunta Javier.

-Am, no me di cuenta recuerda que me quedé dormida, a lo mejor justo cuando yo estaba en lo más profundo de mi sueño ella estuvo en casa -miento para salvarla de esta pero siento como la culpa de mentirle comienza a agobiarme.

-¿a si? pues que extraño porque me di cuenta que te despiertas bastante fácil y no creo que si haya estado allí no te hubieras percatado -responde viéndome a los ojos.

-si pero en realidad no estoy segura, solo estoy suponiendo que pudo haber pasado -le digo para quitarme toda culpabilidad.

-no, lo dudo a mí no me responde las llamadas... ¿y tú papá? ¿hablaste con ella? -le pregunta a Santiago.

-si hablé con ella ayer en la noche pero no hablamos acerca de donde estaba, no te preocupes de seguro ha estado solucionando algo porque teníamos muchos asuntos pendientes ¿recuerdas? -le responde él sin ningún problema.

-claro que lo recuerdo, pero yo ayer estuve solucionando todos esos asuntos, es por eso que me extraña, además debería estar aquí porque sabía que hoy te daban de alta ¿no es cierto? -su ceño ahora está fruncido y puedo notar en su rostro preocupación.

-a lo mejor y ya viene para acá, no te alarmes -trato de darle un poco de tranquilidad y acaricio su hombro

-si es lo que espero, si habla con alguno de ustedes solo avísenme para estar más tranquilo... Sam ¿podrías quedarte con mi padre mientras voy a firmar un documento?

-desde luego, ve y tómate tu tiempo -sale de la habitación y yo solo pienso en que tengo que advertir a Diana acerca de que su hermano podría está tratando de contactarla, así que tomo mi teléfono y le escribo un texto, tengo que mencionar que no podía llamarla porque Santiago está conmigo.

-Diana, tu hermano está buscándote y creo que está un poco preocupado, ven lo más pronto que puedas al hospital -es lo que coloco en el mensaje de texto

-¿todo bien querida? -Pregunta Santiago

-ah... Si todo bien, es que había olvidado por completo que mañana tengo la cita con mi médico -miento acerca de lo que tengo metido en la mente.

-por suerte volvemos hoy ¿cierto? -me dice tranquilo.

-si justo a tiempo para poder ir -después de mis palabras un texto se ilumina en la pantalla de mi móvil.

-estoy por llegar al hospital -suspiro aliviada cuando leo el texto en la pantalla de mi móvil -gracias a Dios -pienso.

Durante el resto del tiempo que estoy en la habitación ayudo a Santiago a alzar sus pertenencias, lo noto bastante emocionado de irse y claro que yo también me siento feliz, de no ser así perdería mi cita con el médico quien prometió darme una respuesta en esta cita acerca de las labores que puedo comenzar a practicar, precisamente quería hablar con mi jefe para ver cuanta es la posibilidad de que pueda trabajar a distancia desde mi casa, aunque tengo la impresión de que dirá que no trato de convencerme de que existe una posibilidad y por mínima que sea necesito aferrarme a ella, es por eso que necesito también preguntarle a Gabriel mi doctor, si está bien que me quede trabajando en casa, no creo que se vaya a negar pues es una forma de cumplir con el tiempo de reposo diario que me recomendó tomar.

Ya todo está listo, las cosas de Santiago están empacadas espero que Diana venga antes de que Javier acabe con todo porque de lo contrario terminará un poco enfadado por el poco apoyo que le dio en esta situación y yo solo no me quiero sentir culpable por ser cómplice de Diana en este enredo.

-Ya está todo listo, solo falta que el médico de la orden para que te dejen ir -dice Javier parado debajo del marco de la puerta.

-es lo mas hermoso que he escuchado desde hace unos cuantos días -responde Santiago.

-hola a todos -Diana besa la mejilla de Javier y camina hasta su padre para saludarlo de la misma forma.

-vaya, hasta que te dignaste a aparecer, creí que no vendrías -Javier está cruzado de brazos.

-¿disculpa? ¿los he dejado alguna vez plantados? -me saluda de beso y me abraza para decirme al oído -gracias por cubrirme -yo solo asiento con mi cabeza y le brindo una sonrisa.

-no, ninguna vez nos has dejado plantados pero sabías que hoy tenías que venir un poco antes -su tono es calmado pero un poco fuerte.

-oye ¡cállate que me estorba escucharte! -se tira a los brazos de Javier y enreda los de ella en su cuello, luego deposita un beso en su mejilla de nuevo -te quiero tanto, tanto... y a ti también papito lindo -tira un beso hacia su padre.

-oye ¿estás bien? ¿y eso que vienes tan amorosa? -le pregunta Javier extrañado.

-estoy feliz de que ya vayamos todos juntos a casa, déjenme ser feliz porque luego se quejan de mi mal humor.

-bien, entonces dejemos a la señora sonrisas tranquila -responde Javier caminando hasta mí para tomar mi mano, Diana y Santiago observan detenidamente la forma en la que lo hace.

-bueno ¿ya se dieron cuenta de la sustancia que anda últimamente en el aire? -pregunta Diana.

-¿qué sustancia? -preguntamos los tres al mismo tiempo.

-se llama Enamoradous -al momento que lo dice comprendo inmediatamente el mensaje y sin intención, solo por impulso suelto la mano de Javier y acaricio mi cuello con ella, comienzo a reír y no precisamente por lo gracioso de sus palabras si no más bien por la pena que siento.

-oye, tranquila mi familia sabe que me gustas y es por eso que Diana hace ese tipo de bromas, no tienes porque sentirte extraña -me toma nuevamente la mano pero esta vez la lleva hasta sus labios y la besa haciendo que me sonroje de inmediato y precisamente enseguida y por pura casualidad entra el doctor a la habitación.

-solo vengo a despedirme, que tengan buen viaje y no olviden las indicaciones que deben tomar en cuenta para que Santiago mejore -agradecí al cielo que haya interrumpido ese momento porque aunque Javier me hace sentir muy bien con su forma de ser conmigo al igual que su familia, y aunque me gusta demasiado él físicamente, me siento bastante incómoda cuando  muestra tanto cariño delante de su familia, no quiero que mi imagen ante ellos se torne como la de una chica muy fácil de convencer, aunque de cierto modo me gustaría corresponderle de la misma forma.

El médico continuó hablando con ellos cosas de las que ni siquiera he logrado escuchar un poco por estar sumergida en mis pensamientos, lo que si escuché fue que Javier habló y tomó una de las maletas, justo ahí es cuando reacciono y me percato de que ya no está en la habitación el personaje de bata blanca.