El corazón sabe lo que quiere.

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Dieron las nueve de la mañana, el avión por fin aterrizó. SeungHyun caminaba por el aeropuerto rodeado de su gente de seguridad rumbo a la salida con un porte impecable, unos lentes oscuros sobre su rostro sin siquiera voltear a ver a las personas que le saludaban; detrás de él caminaba SooHyuk quien no se le quitaba de encima.

El camino rumbo a la nueva sede de la compañía fue callado, como era costumbre de SeungHyun, se limitaba a ignorar a SooHyuk mientras veía por la ventanilla los alrededores. Vaya que Corea había cambiado durante esa larga ausencia suya del país: Había nuevos edificios, nuevas líneas del transporte público y la vista al río Han era cada vez más impresionante.

El modelo no era ingenuo, sabía perfectamente que a SeungHyun aun le interesaba JiYong, que aun lo amaba y lo que seguramente en ese momento atravesaba por su mente ahora que estaban de nuevo en Corea y por nada del mundo iba a permitir que lo que ya tenía asegurado con el presidente se estropeara, mantendría lejos a JiYong de SeungHyun sea como sea.

Se alertó cuando al poner su vista al frente del auto vio un enorme espectacular del gran G-DRAGON a un costado de la carretera y SeungHyun se colocaba recto en el asiento, botó la revista que tenía en sus manos a un lado para atrapar entre ellas el rostro del presidente y depositarle un beso largo sobre sus labios dejándolo boquiabierto y con un gran signo de interrogación en la cara, tratando con brusquedad de zafarse. Y cuando sintió que el gran peligro pasaba, se separó.

— ¿Esto a que se debe SooHyuk? —Preguntó SeungHyun de forma tajante mientras se limpiaba la comisura de sus labios con el pulgar.

— No sé, simples ganas —Contestó- ¿Dónde se encontrarán tu hermana y tú?

— En la empresa ¿Por qué?

— Curiosidad.

— La veré en la hora de la comida, estaré en la empresa para ponerme al tanto de las situaciones que aquejan a los integrantes del consejo.

— ¿Vas a ir a la empresa o vas a verlo a él? —Sacudió con agresividad la revista al momento de abrirla.

— ¿Qué parte de: Mientras más rápido arregle los asuntos de la empresa podremos regresar a Estados unidos, no has entendido?

— Quien sabe SeungHyun, ya sabes como se las desgastan las personas como —Pausó.

— ¿Puedes parar de hablar de JiYong? Desde ayer no has parado de tirarme indirectas con respecto a él, créeme que si yo quisiera, al momento de tronar los dedos lo tendría tendido a mis pies, desnudo y haciendo que me masturbe con la boca mientras fumo un cigarrillo y bebo una copa de vino. Si tanto te preocupa, puedes ocupar su lugar en lo que te acabo de decir.

— Estoy comenzando a obstinarme —Bufó.

— Señor Lee por favor, a mí lléveme a la empresa, a SooHyuk llévelo a donde quiera.

— Como ordene presidente —Contestó el mayor.

— ¿Nos veremos en la cena? —El modelo preguntó con indiferencia.

— No sé, te llamaré en cuanto tenga tiempo.

SeungHyun no podía ocultarlo, la presencia de SooHyuk en su vida cada vez más lo asfixiaba. No tenía ningún tipo de sentimiento afectivo por él, solo era agradecimiento por haber estado en los años más duros cuando necesitaba de alguien para desahogar sus ganas en sus días de borrachera.

Ahora él tenía 35 años y la vida le era diferente.

Su auto se detuvo en la entrada del nuevo y remodelado edificio de YGE, su hermana y cuñado habían hecho un gran trabajo en elegir el lugar perfecto para la sede. Al bajar suspiró profundamente y acomodó su saco, caminando sin mirar atrás con la mirada al frente y una gran sonrisa sobre su rostro; realmente había extrañado su viejo entorno a pesar del dolor que se había llevado a Estados Unidos.

TAILANDIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora