No nos olvidemos.

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FLASHBACK.

Pasaban de las once y media de la noche de un sábado frío, SeungHyun se quitó los lentes y talló sus ojos cansados de revisar tantos papeles, se odiaba a sí mismo por dejarse acumular el trabajo. Suspiró profundo y encendió un cigarrillo que consumió hasta la mitad en pocos minutos para después apagarlo, se levantó de su enorme silla y dio unos cuantos pasos hasta llegar al enorme ventanal de su oficina para empaparse de la luz de la luna que lucía realmente hermosa. Cruzó los brazos y observó detenidamente la ciudad cobijada por un oscuro cielo; pero sus pensamientos fueron obstruidos cuando escuchó un par de golpes en la puerta, preguntándose a sí mismo quién podría ser si todo el edificio estaba vacío y el personal de seguridad se limitaba a llamarlo por radio si algo se presentaba. Con recelo camino hasta la puerta y su sorpresa fue grande cuando vio a esa persona esperando a que lo dejaron entrar.

— ¿JiYong? ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó anonadado.

— ¿Puedo pasar?

— Si, claro.

— Lamento interrumpirte pero... Chaerinnie no está y me siento realmente solo en el departamento. Llamé a tu casa y nadie respondió, por lo que deduje que estarías aquí.

— Oh... Pensé que asistirías a la fiesta de cumpleaños de HyeRi.

— Preferí no ir.

— ¿Quieres beber algo? No sé, ¿Vino, agua, café o algo que te apetezca?

— Me caería bien un té de limón.

— Claro, iré a la cafetería por uno, espera aquí.

SeungHyun se sentía extraño pero realmente feliz ante esa visita tan inesperada, su corazón latía rápidamente por la emoción que sentía. Agradeció a la abuela del servicio por la taza de té caliente y a toda prisa se dirigió hasta donde había dejado a JiYong.

— Espero te agrade, les pedí que añadieran un poco de miel —Sonrió.

—Gracias —Bebió un poco mientras sus manos tocaban la piel cálida de SeungHyun quien seguía sosteniendo la taza- Está delicioso.

— La noche realmente está fría, algo caliente cae muy bien para el espíritu.

SeungHyun se percató de que JiYong sólo tenía puesto un delgado suéter, así que se encargó de cubrirlo con una manta que tenía por ahí.

— Sabes, si estoy aquí es... Porque tenía muchas ganas de estar contigo.

— ¿Cómo?

— Hace tanto que no nos hemos visto, todo por la preparación del próximo desfile y... Realmente te he extrañado demasiado estos días.

TAILANDIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora