One person

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La mente de JiYong estaba dispersa con una enorme sonrisa pintada sobre la cara, sus empleados notaban su ausencia en la jornada del día por lo que ShinJi pidió que dejaran los ensayos para el día de mañana. Tomó al presidente del brazo y lo llevo hasta su oficina, las cosas no podían seguir así.

- ¡Demonios JiYong! Tenemos el evento encima y a ti se te antoja estar en otro planeta. ¿Qué te está pasando el día de hoy?

- ¿A mí? Nada ShinJi -Sonrió.

- ¿Qué hiciste después de salir del evento? Te estuve marcando varias veces para saber si ya habías llegado a casa y apagaste tu teléfono.

- Fui a beber algo de vino al mismo bar de siempre y de ahí me fui a casa, nada fuera de lo común.

- No me mientas JiYong, sabes que tarde o temprano voy a saber la verdad.

- ShinJi, ¿Eres mi asistente o mi mamá?

- Podría decirse que también soy tu conciencia y sé por pura casualidad cuando hiciste alguna estupidez -Sonrió con orgullo.

- Eres increíble -Chistó- Ya, dejemos esta conversación, o provocaras que a este genio le de un terrible dolor de cabeza. Y para que te quites esa cosquilla, si hice algo anoche pero no puedo decirte que porque hay detalles sucios que solo lo debaten mi pudor y mi conciencia interna, no tú -Rió.

- ¿Vas a ir por las gemelas al colegio o tu cuñada falsa te hará el favor de recogerlas? -Preguntó ShinJi derrotado.

- No, pasará por ellas Dami noona, me pidió autorización para que las lleve al centro comercial a buscar el vestido para su fiesta de cumpleaños, recuerda que pronto cumplirán.

- Es increíble como ha pasado el tiempo de la primera vez que las vi cuando ingresaste a AVEX con ellas sujetados de la mano, eras tan joven y te veías repleto de vida -Bromeó.

- ¡Yah! ¿Me estás diciendo viejo, idiota? -Rió divertido- Deja tu pésimo sentido del humor y mejor vayamos a almorzar a Hongdae. Idiota, viejas las montañas y aun así tienen más vida que tú.

*-*-*-*-*-*

SeungHyun daba completamente la espalda a la puerta de su oficina, tenía la cabeza tirada sobre el respaldo de su enorme silla, con las manos entrelazadas y los ojos cerrados, suspirando profundamente; con los recuerdos de la noche con JiYong rondándole la cabeza. Se sentía el más grande de los idiotas y el más débil por dejarse llevar ante sus más bajos deseos. Se había jurado a sí mismo no entregarse de nuevo a alguien de una forma desenfrenada, pero JiYong siempre iba a poder contra sus muros y lo odiaba profundamente.

Habían pasado un par de semanas y todo seguía siendo un caos en la cabeza de SeungHyun.

Más allá de esos pensamientos que despertaban su carne y sensaciones, se le vinieron a la mente aquellas dos pequeñas que jugaban alegremente por los pasillos. Aunque se había portado digno, la duda no lo dejaban tranquilo; se parecían tanto a JiYong en la forma de reír y una de ellas tenía ese característico tono de color avellana que solo él posee.

Aclaró su voz y rápidamente se incorporó en la silla adecuadamente, fingiendo que revisaba algunos documentos que estaban regados a lo largo del escritorio, YoungBae entró muy animado a la oficina mientras bromeaba con la secretaria de SeungHyun, llevaba un paquete entre las manos que ambos debían ver el contenido.

TAILANDIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora