4.

154 3 0
                                    

Capítulo 4.
"Un buen comienzo"

Savannah se había esfumado. No había ningún rastro de ella.

— Considerando lo cruel que fuiste la última vez, dudo mucho que tenga ganas de presentarse a clases. —Me comentó Eizen mientras cogía un trozo de su emparedado y luego se lo llevaba a la boca.

Intentaba reprimir cualquier tipo de pensamiento que se cruzará por mi cabeza sobre ella, trataba de evadirlo y dejarlo pasar por alto pero bien sabía que eso sólo provocaba que me engañará a mi mismo, pues aquella chica tan triste y apagada siempre estaría vagando por mi mente.

Quizá, esta sería una de las más grandes condenas que debía pagar por haberla conocido.

— No creo que eso sea motivo suficiente como para que de repente deje de venir.  —Respondí. Y Eizen sólo se limitó a continuar su desayuno sin ningún problema.

Al igual que Plutón había dejado de formar parte de una galaxia, ella sin duda alguna se había desvanecido. Sabía que no sería necesario consultarle a alguien más sobre su paradero porque Savannah siempre había sido una chica solitaria y quizá la única persona a la que realmente le importaba discernir esa incógnita sería yo.

García Márquez una vez dijo que recordar siempre es fácil para aquel que tiene memoria, pero olvidar, sin embargo, es difícil para quién tiene un corazón.

— Vaya. —Eizen dio un bufido. —Si que te gusta esta chica.

Ambos permanecimos en silencio, la hora del desayuno estaba casi a punto de llegar a su fin pero Eizen volvió a tomar la palabra.

— Saca tu celular. —Me ordenó. —Mira, no sé si esto sea una buena idea tomando en cuenta de que prácticamente eres nuevo en la ciudad pero... supongo que deberé correr con ese riesgo.

Tomé el celular de mi bolsillo y sin dudarlo, lo deslicé rápidamente por la mesa.  

Me limité a observarlo, Eizen comenzó a mover los dedos con mucha rapidez, como si estuviese tecleando algo de lo que probablemente podría arrepentirse después.

Su expresión facial se tornó afligida y por un momento creí que se retractaría de lo que fuese que estuviese haciendo pero cuando menos lo esperé, mi celular ya estaba otra vez en mis manos.

                              Tenth South Street, 23rd Avenue - Twenty Solarte neighborhood. 

— ¿Una dirección? —Pregunté confundido.

— Querrás decir la dirección. —Me guiñó un ojo pero yo aún seguía sin comprender. —De ella.

¿Qué tan lejos se podía estar de estar tan cerca de ella? Releí y volví a releer la dirección que había escrito Eizen en mi celular y a pesar de que no tenía la menor idea de dónde quedaba, todo parecía tan lejano de repente. Una pequeña parte de mí se rehusaba a ir pero sabía que eso no iría a detenerme.

— Tienes exactamente menos de un minuto para tomar tu decisión. —Eizen señaló hacia las grandes rejas que dentro de muy poco se cerrarían.

Y entonces fue como si hubiese dejado de tener pies y en su lugar dos grandes alas se hayan incrustado en mi espalda, de pronto todo parecía tan irreal que me negaba a aceptarlo pero realmente yo estaba ahí y luego sin más, ya me había convertido en una figura de humo.

Una lágrima entre la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora