19.

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Capítulo 19.

"Un rostro iluminado de inmensa alegría"

Alguna vez escuché decir que los amigos son personas que te ayudan a que las grandes penas que nos ahogan se esfumen. Alguna vez escuché que los verdaderos amigos nos empujan hacia oportunidades más grandes de nuestro futuro y que los amigos falsos nos encadenan a nuestros errores del pasado.

Aún estaba resentido con Eizen, me preguntaba si él todavía me guardaba algo de rencor, de lo cual no estaría nada sorprendido. Habían pasado tres semanas desde el incidente en el colegio y hasta entonces, apenas cruzábamos miradas. Era demasiado difícil subir al autobús y que no tuviera otra alternativa más que la de gozar de mi propia soledad.

Sabía con claridad que Eizen no era mi enemigo y que jamás lo sería, él era un verdadero amigo ya que él había estado presente en cada una de mis más pesadas caídas incluso antes de que yo llegase a tocar el suelo.

Esa tarde, había perdido mi orgullo y me disponía a llegar a su casa para aclarar las cosas, no me gustaba estar molesto con él, Eizen había sido la primera persona que se había comportado amigable desde el primer día...

Ahora más que nunca había aprendido a valorar su compañía ya que Eizen no era un pasatiempo, Eizen era el amigo que yo mismo habría elegido para compartir todo con él.

Cuando llamé a su puerta, me recibió una señora con cabello pelirrojo y tez morena, aparentaba tener la edad de mi madre, se encontraba con una cuchara de madera entre su mano, me miró con poca amabilidad y después decidió ponerle fin al terrible silencio.

¿En qué puedo ayudarte? —Contestó entornando una ceja.

Hola. Venía a ver a Eizen. ¿Él se encuentra?

Ah sí, puedes pasar. Está en su habitación. —Me señaló con su dedo una puerta que se encontraba al fondo del pasillo.

Gracias.

Entré inseguro de sí debía tocar su puerta o retirarme antes de que se diera cuenta de que yo ya me encontraba ahí.

Entonces caí en la cuenta de que su puerta no estaba del todo cerrada, se alcanzaba a distinguir de espaldas a una chica con voz aguda que trataba de entablar una conversación con él, rápidamente me percaté de que esa chica, era Savannah.

¿Pero qué estaba haciendo Savannah en casa de Eizen?

¿Qué hace aquí? —Dije pensando en voz alta, pero para ese instante, Eizen ya se había percatado que yo estaba afuera y por lo tanto, Savannah igual.

¿Qué haces tú aquí? —Dijeron ambos al mismo tiempo mientras me observaban desorientados.

Yo venía a hablar con Eizen. Pero ahora estoy más confundido que nunca.

No tienes por qué estarlo, y espero que no mal interpretes la situación... —Contestó Savannah.

¿Y por qué debería de mal interpretar la situación? —Respondió Eizen, terminando la frase.

Yo nunca duraría de la persona que más quiero y mucho menos de mi mejor amigo.

Mira Nicholas, creo que ahora no es un buen momento.

¿Le dijiste... aquello? —pregunté, ansiando que la respuesta fuera negativa.

Créeme, no soy tan mal amigo como esperas.

Una lágrima entre la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora