20.

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Capítulo 20.

"Diferentes emociones"

Abrí un poco los ojos para que mi vista se fuera reincorporando, entonces lo primero que mis pupilas lograron captar había sido un pastel de chocolate adornado con algo de betún a su alrededor, y justo en el centro, no habrían podido haber faltado las dieciocho velitas prendidas. Observé mi entorno y vi que mis padres estaban frente del aperitivo.

¡Feliz cumpleaños! —Dijeron ambos al mismo tiempo.

Wow. —Dije sorprendido— Pues muchas gracias.

Ya sabes cuáles son las reglas Nicholas, debes de soplar las velitas o de lo contrario, tu deseo no se cumplirá.

Por un momento, quise preguntarme a mí mismo. ¿Cuál es mi deseo? Todos mis anhelos ya se habían hecho realidad, las aspiraciones, los objetivos, quizá hasta los caprichos ya estaban plasmados en mi vida. Tenía a Savannah, a Eizen, a mis padres, inclusive a mis abuelos conmigo. 

Supongo que era una persona dichosa.

Vamos, ¿por qué no soplas las velitas? —Cuestionó mi padre, ansiando mi respuesta.

Es que... —De repente se abrió la puerta de mi recámara y entraron mis abuelos con el pijama aún— No sé.

¡Díganme que no nos perdimos de verlo solicitar su deseo! —Hablo mi abuela angustiada.

Pues al parecer aún no decide cuál.

¿Por qué es tan importante verme soplar unas simples candelas? —Dije riendo.

Oh, querido. De pequeño te encantaba hacerlo.

Sí, de pequeño. —La corregí— pero ahora no lo veo tan necesario.

¿Y eso?

Todos mis deseos ya se cumplieron. Tengo unos excelentes padres que se han esmerado por forjar mi futuro, unos abuelos que sólo vinieron hasta aquí con el fin de estar presentes en una fecha importante, un amigo incondicional y sobre todo tengo a Savannah. Una chica tan extraordinaria que me ama. Así que, ahora pueden entender que no hay otro interés más que verlos a todos reunidos el día de hoy.

Estos pocos días a tu lado, me han hecho ver que te has convertido en una persona madura. Piensas las cosas de una manera que no cualquiera logra hacerlo. —Dijo mi abuela, pero la diferencia es que ahora lo decía con un tono de voz más tranquilo.

Lo más probable es que no haya tenido que madurar con los hechos, sino con las experiencias, he experimentado demasiadas conmociones, inquietudes y alegrías que ahora puedo reflexionar más acerca de ellas.

Te amamos Nicholas. Y siempre querremos lo mejor para ti. —Finalizó mi madre, podía sentir que esas palabras las habían dicho todos, cada uno a su manera, pero de alguna forma yo sabía que significaban lo mismo.

Bien. Pues ya basta de sollozos, pasaremos a la parte de los regalos. —Mi abuela contestó emocionada.

Pero si les dije que no era necesario...

Oh, no nos costó nada. —Se retiró y dentro de unos dos minutos volvió a aparecer con una caja sosteniendo entre sus manos.

Estamos seguros de que te gustará lo que verás.

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2019 ⏰

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Una lágrima entre la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora