2.

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Capítulo 2.
"Las apariencias no engañan"

¿Alguna vez has sentido aquella extraña sensación que te hace pensar que no encajas en ningún lugar?

Bueno, desafortunadamente esta era una de esas terribles ocasiones...

No era necesario mirar a todas las personas del autobús para saber que la mayoría tenía sus ojos puestos sobre mí.

Me miraban efusivamente, con aquellos ojos penetrantes como si fuese yo un bicho raro o peor aún, la atracción del circo que llega al vecindario.

— Oye hijo ¿vas a sentarte o no? —Gritó el chófer con una voz poco amistosa.

Esta mañana me había despertado pensando que quizá este lugar sería diferente pero había olvidado recordar que siempre es difícil iniciar un nuevo día cuando nadie es capaz de mostrarte una sonrisa.

Y entonces mis oídos lograron escuchar esa canción.

Ah, look at all the lonely people

Ah, look at all the lonely people

Eleanor Rigby picks up the rice in the church where a wedding has been
Lives in a dream
Waits at the window, wearing the face that she keeps in a jar by the door
Who is it for? 

Al final del pasillo, un chico con grandes auriculares oscuros parecía perdido de toda la multitud, ajeno a las conversaciones que escuchará o a quién llegará.

Me acerqué hacia él percatándome de que además de tener un buen gusto en cuánto a música, había un asiento disponible a su lado. Él era aparentemente un poco más alto que yo, moreno claro, delgado y ojos de color miel. Su cabello era negro y lacio. Y parecía ser un buen tipo.

Sólo esperaba que las apariencias no engañarán al menos esta vez.

Cuándo me senté a su lado pude darme cuenta de que él ni siquiera había notado mi presencia ahí, quizá por un momento eso hizo que todos aquellos sentimientos irritantes se alejarán sólo por unos pequeños instantes...

— ¿Incómodo, cierto? —Dijo curioso. En un momento pensé que pasaría desapercibido para él, sin embargo mis intuiciones fallaban. Él ya tenía rato estudiándome sin mirar hacia mi dirección.

— Perdón, no entiendo a lo que te refieres... —Comenté seguro porque no sabía exactamente el porqué había soltado ese comentario así tan de repente.

— Uhmm. —Suspiró, su voz parecía entrecortada. — ¿Qué todo el mundo te observe, acaso?

Abrí la boca porque en un nanosegundo me hubiese gustado decirle que realmente no me interesaba la atención tan avizora del resto del grupo pero preferí callar porque quizá...sólo quizá... muy en el fondo a todos nos interesa saber en que grupo social te catalogan los demás.

— No debes tomártelo tan personal... por ahora eres carne fresca para ellos, ya se les pasará.

El chico parecía tan sumido dentro de sí mismo que me resultaba imposible imaginar que inclusive él me había prestado atención desde el momento en el que subí al bus.

— Soy Eizen Ó Connor. Por cierto.

— Nicholas Carrington.

Nos llevó sólo algunos minutos conversar durante el resto del camino para asegurar conocernos lo suficiente. Eizen era muy amistoso y al parecer compartía uno que otro gusto conmigo respecto a la música, los cómics, las películas y demás.

Una lágrima entre la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora