CAPÍTULO 1 "Estoy muerta"

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                                                                    "Estoy muerta"

Tuve que quedarme en la biblioteca hasta las doce de la noche y ni siquiera hube terminado el trabajo para entonces. Ahora mismo no recuerdo cuántas veces deseé que mi profesora se largase y no volviese más al instituto, aunque ese fuese uno de los mejores futuros que le he llegado a desear. Lo peor de todo eraque al día siguiente tendría que entregar el dichoso proyecto. Nos había dado un plazo de tres días para proporcionarle el trabajo pero, ¿cómo se suponía que iba a investigar y posteriormente redactar veinte páginas sobre ‘El nombre de la rosa’ cuando no había leído ni el libro? Invertí dos días enteros, incluyendo las noches, para leerlo. Según mi improvisada agenda, tenía que redactar el trabajo en el último día que poseía. Me fue imposible. Estuve prácticamente todo el día en la biblioteca, a excepción de media hora que tomé de descanso a mediodía para comerme un mísero sándwich vegetal, y aún me faltaban las últimas cinco páginas. Y por si no fuese poco tenía que soportar las amenazadoras miradas que me dirigía la bibliotecaria. Vale, puede que no haya sido del todo silenciosa y que haya necesitado, en incontables ocasiones, su ayuda, ¡pero no era mi culpa que los diccionarios de latín no estuviesen a la vista, ni que el ordenador no se quisiera conectar a internet, y mucho menos que la escalera no se sujetase bien a la estantería! Bueno, puede que en lo último mi usual torpeza tuviese algo que ver, pero para algo pagaban a aquella frígida bibliotecaria. Recogí las desordenadas pertenencias que ocupaban mi mesa y dos más y hui echando chispas de aquel insoportable lugar.

Salí de la bibliotecaconcentrada en buscar el coche de mi hermano Taylor, el cual se suponía debía estar esperándome. Di un par de vueltas a mí alrededor y tras realizar un riguroso examen de los vehículos que me rodeaban –dos en concreto– decidí llamar a mi querido hermano. Era increíble, lo único que tenía que hacer era conducir el maldito coche cinco calles y en vez de eso se encontraba, estaba totalmente segura, bebiendo cerveza y gritando frente al televisor donde un par de hombres intentaban matarse entre sí. Esperé dos toques, tres, cuatro y colgué al oír el buzón de voz. Iba a matarlo, convertiría uno de sus programas favoritos en realidad, sólo que él no iba a tener la oportunidad de defenderse en el ring. Llamé otra vez deseando, por su bien, que contestara. Lo hizo.

 

–  ¡Taylor! – Le grité cuando aceptó la llamada.

– ¿Qué te pasa ahora? ¿Estás loca? ¡Ya es media noche y no has venido! – Respondió. Realmente estaba llegando a pensar que tenía algún tipo de problema mental. Pero, ¿cómo se puede ser tan idiota?

– ¿Que qué me pasa? Deberías preguntarte qué te pasa a ti. A ver, te voy a dar una pista de lo que deberías estar haciendo en vez de esperarme en casa. Tú, yo, biblioteca. ¿Recuerdas ahora?

–  ¡Joder! Se me había olvidado. Pero que se me haya olvidado algo no te da derecho a insultarme, enana. Espérame ahí que ya mismo salgo.

– ¿Hablas en serio? Sabiendo que es medianoche y aún no he vuelto a casa, ¿no se te ocurre ni llamarme? Da igual, déjalo. Ya voy de camino a casa. Eso sí, prepárate porque no te voy a dejar dormir, irresponsable. Verás cuando se entere mamá.

– ¡No, ni se te ocurra decirle nada a mamá! Espérame ahí. Ya sabes que no me gusta que vayas sola a esta hora.

– Haberlo pensado antes, machote. En cinco minutos estoy en casa. – Colgué y miré a los alrededores. Lo único que conseguí ver fue la inmensa oscuridad que cubría todo. No había nadie, lo que es lógico ya que al día siguiente todo el mundo trabajaba. No me gusta depender de nadie. Además, creía que la oscuridad no me daba miedo.

Bajé las escaleras de la inmensa biblioteca y empecé mi camino a casa. Todo estaba en total silencio pero veía el suelo lo suficiente para no caerme. Andaba por un frío callejón cuando oí un coche parándose al lado. Un escalofrío me recorrió la espalda. Miré de reojo el coche y pude observar que era una furgoneta negra. Hasta aquel momento había visto muchas películas de terror y eso quizá me hubo afectado un poco, por lo que empecé a caminar más rápido. Recuerdo que en algún momento de aquella terrible noche vi salir un hombre de la furgoneta. Por la oscuridad tan solo pude distinguí su enorme estatura. Al segundo siguiente me vi corriendo como si estuviese en una maratón. Divisé mi casa a tan solo una calle de distancia y conseguí tranquilizarme un poco, pero de pronto ese hombre se acercaba a máxima velocidad hacia mí y esa tranquilidad se esfumó.

Me quedé paralizada, no sabía qué hacer y cuando salí de aquel trance, ese hombre ya casi me había atrapado. Me obligaba a no mirar atrás, sólo para no entrar en pánico por la proximidad del enemigo. Corrí todo lo rápido que pude. Si mi profesora de educación física me hubiese visto pensaría que había tomado alguna droga. ¡Gracias, adrenalina!

Pensé que iba a lograrlo, de verdad que por un segundo logré creérmelo, pero aquel extraño me alcanzó sujetándome por la cintura con una mano mientras con la otra tapaba mi boca con un pañuelo. Empecé a gritar y a moverme. Me retorcí todo lo que pude, lo arañé e incluso le mordí la mano hasta notar sangre en mi boca. Lo oí maldecir y aproveché ese instante para huir. Me agarró del pelo y me lanzó contra un contenedor de basura que se encontraba en el extremo derecho de la calle, a un metro de distancia. Me golpeé el costado y grité a todo pulmón. Arrastré mi débil cuerpo por el suelo, arañándolo hasta hacer sangrar las puntas de mis dedos. No servía de nada. Grité nuevamente, esperando que algún vecino tuviese piedad y me ayudase. No iba a ocurrir. 'Estoy muerta' me dije a mí misma. Y me rendí.

Dos hombres salieron del vehículo y me sujetaron. No podía mover la cintura, me dolía demasiado. El que me había perseguido me sujetó la nuca mientras me colocaba el pañuelo de nuevo en la boca. En ese momento estaba histérica. Sabía que no podía respirar el aroma del pañuelo porque me drogaría, pero era eso o morir asfixiada. Inspiré una sola vez, una sola. Ése fue mi error. Poco a poco sentí cómo mis parpados se iban cerrando y me movían. Estaba entrando en la oscura camioneta.

«SECUESTRADA & TORTURADA» © |Zayn Malik|  LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora