CAPÍTULO 2 "Puta subconsciente"

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                                                   “Puta subconsciente”

Cuando desperté estaba mareada, tenía unas terribles ganas de vomitar y el costado derecho me punzaba, mandando rayos de dolor por todo mi cuerpo. Fui abriendo poco a poco los ojos y emití un gemido sin apenas darme cuenta. Estaba en una habitación oscura, escalofriante. Una cama, compuesta por esposas de cuero atadas en cada extremo de la cama y sábanas negras e intimidantes,  dominaba la estancia. Eso sin lugar a dudas no tenía muy buena pinta. Me asusté al instante, no quería ni pensar para qué las usaban, aunque no era complicado de entender. Había oído hablar del sadomasoquismo, sé que es una práctica utilizada por personas a las que les excita el dolor. Yo definitivamente no pertenecía a ese grupo. Normalmente, pensaría que aquellas esposas estaban en ese lugar colocadas para una sesión de sexo duro y dominante, aunque, sorprendentemente, mi intuición me avisaba que no estaban precisamente para dar placer. Quizá la situación en la que me encontraba tuviese algo que ver.

Seguí observando la habitación, entrecerrando los ojos para intentar ver mejor ya que la ausencia de luz no permitía apreciar muchos detalles. Las paredes carecían de pintura alguna, tan solo el gris del cemento las cubría. El suelo, del mismo color, parecía estar hecho de moqueta o algo parecido. Mis descalzos pies notaban su textura.

Algo llamó mucho mi atención y no era para menos. Un chico estaba atado a una silla a mi lado y fue entonces cuando me di cuenta de que yo también lo estaba. El joven parecía estar dormido. Por primera vez mostré interés en alguien desconocido del sexo opuesto.  Lo observé. Poseía una tez morena no muy típica, al menos no de Londres. Era delgado. Tenía un pelo increíble, negro, totalmente liso. A mi lado se encontraba el hombre más guapo que había visto en toda mi vida. ¿Por qué no nos podíamos haber conocido en otras circunstancias más normales? ‘Deja de pensar en él, sólo encuéntrale un defecto y deséchalo como a todos los demás.’

Sí, sería fácil si tuviese algún defecto aunque me temía que esa excusa no iba a ser útil en este caso, no podía simplemente ignorar a todos los hombres del planeta.   

Deje de prestarle atención cuando oí un ruido en la puerta que estaba frente a mí, la cual era de hierro y estaba protegida por al menos diez cerrojos. Alguien se aseguró de que no hubiera forma alguna de abrirla. Por el ruido pareciera como si estuviesen abriendo o cerrando dicha puerta. Empecé a gritar como una desquiciada.

– ¡Ayuda! ¡Por favor ayudadme! ¡Estoy aquí encerrada! ¡Por favor! – No pude terminar. Escuché al otro chico mandándome a callar.

– ¡Cállate! ¡No hagas ruido! Están cerrando la puerta, si te oyen gritar... – Empezó a decir cuando paró de repente.

– Si me oyen gritar ¿qué?

– Te torturaran. – Contestó bajando la cabeza.

– ¿Qué? –  Grité abriendo los ojos como platos. Creo que no podría haber estado más asustada en ese momento.

– Demasiado tarde. –  Antes de que pudiese reaccionar la puerta de la habitación se abrió de golpe. Un hombre de constitución baja, con demasiado pelo en su mandíbula, se acercó a mí lentamente.

– Buenos días princesa - Dijo agachándose frente mía, lo que provocó una arcada de mi parte. – Zayn, ¿acaso no te hemos enseñado a quedarte callado? – Dijo mirándolo furioso. El tal Zayn solo agachó la cabeza. – Así me gusta.

– ¿Qué demonios quieres de mí? ¿Por qué me has secuestrado? Yo no te he hecho nada, maldito psicópata. – Grité furiosa y le escupí en la cara.

«SECUESTRADA & TORTURADA» © |Zayn Malik|  LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora