Estaba más nerviosa de lo normal. Me había dejado sola con Harry. Inmediatamente corrí hacia Zayn. Sí, he de admitir que lo hacía por interés propio, principalmente. Pero, no me juzguéis por intentar sobrevivir. Solo quería ponerme a salvo de Harry. Obviamente no podía correr hacia allí simplemente para esconderme tras él. Así que dramaticé un poco.
– ¿Zayn? ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? ¿Puedes levantarte? –Pregunté un tanto preocupada. De cerca parecía incluso peor que de lejos. Le acaricié la espalda como si así pudiese calmar su dolor.
Un chillo de sorpresa y miedo escapó de mis labios. Harry me había cogido por la cintura. En ese mismo instante me separó de Zayn. Me pegó a la pared bruscamente y sujetó mis dos muñecas con su mano manteniéndolas por encima de mi cabeza, inmovilizándome. Empezó a besarme el cuello. Yo, por mi parte, estaba ocupada gritando y oponiendo toda la resistencia que mi cuerpo me permitía. No dejaba de pedirle ayuda a Zayn. En ese momento no me importaba si estaba dolorido. Me daba igual. Solo quería que me ayudase. No lo hizo.
Harry rápidamente bajó lo que quedaba de mi vestido y lo tiró al suelo. Sabía que no podía hacer nada, me iba a violar.
Intenté –sin éxito alguno– llamar la atención del chico moreno que se encontraba débil en el suelo a pocos metros de mí.
– ¡Zayn, me prometiste que no ibas a permitir que nadie me hiciera daño! –Le grité.
Él era mi última esperanza en aquel momento. Yo no paraba de moverme intentando zafarme de Harry. Cuando éste dirigió su mano a mi espalda y desabrochó mi sujetador me alarmé. Fue entonces cuando Britt entró en pánico. Sus gritos de terror retumbaban en mi cabeza dolorosamente.
Harry empezó a besarme los senos mientras yo lloraba y me movía. Le insulté. Le grité todas las palabras ofensivas que conocía. Puede que incluso inventase alguna. Lo estaba enfureciendo. Y me enorgullecía de ello. Si iba a violarme, lo mínimo que podría causarle era un dolor de cabeza.
– ¡Cállate! – Gritó Harry y me soltó por un segundo para pegarme una bofetada en la mejilla, haciéndome caer al suelo.
Me cogió del pelo e hice una mueca de dolor inconscientemente. Me levantó del suelo y me sujetó las muñecas con su mano por encima de mi cabeza, otra vez. Con su mano libre se sacó la camisa beige que tenía. Se quitó los pantalones quedándose tan solo en bóxers. Todo aquello a una velocidad sorprendente y eso era alarmante, lo iba a hacer y yo no podía defenderme.
Utilizó su cinturón para atar mis manos. Nos dirigió a la cama y ató mis manos a uno de los postes de hierro de la cama. Había encontrado la forma de liberar su mano. Ahora contaba con las dos libres. Y aprovechó bien la ventaja.
Me agarró el culo, apretándomelo. Entonces se me ocurrió algo que tal vez pudiera sacarme de aquella situación. Levanté la rodilla y reuniendo todas las fuerzas que tenía en ese momento, le golpeé su parte íntima. Él soltó un grave quejido de dolor ‘¡Te lo mereces, hijo de puta!’ – Pensé.
Se dejó caer en el suelo quejándose. Le di una patada en el rostro, provocando manchas de sangre en mi pierna. Clavé uno de los tacones en su muslo, intentando empujarlo lo más profundo posible. ¿Cómo inmovilizar a un acosador? Jodiéndole una pierna.
Esto me dio el tiempo necesario para librarme de las ataduras y utilicé el mismo cinturón para atarle las manos a él.
Corrí hacia el baño y cogí los dos cinturones de tela de los albornoces. Mejor que sobre a que falte. Por lo menos me mantendría a salvo de ese cabrón. Corrí de nuevo al dormitorio y me aseguré de que no se liberara atándole las manos por segunda vez con la tela. Repetí lo mismo en sus tobillos.
Lo hacía con miedo debido a que estaba despierto, aunque por suerte se encontraba demasiado débil como para defenderse.
Cogí mi sujetador del suelo y me lo puse rápidamente. Me senté en la esquina de la habitación abrazándome las rodillas con los brazos. Empecé a sollozar.
No debería ser tan débil y vulnerable. Había conseguido librarme de él y aún así me encontraba mal.
De repente sentí que alguien se arrodillaba frente a mí. Al principió me asusté pero luego logré tranquilizarme al notar que era Zayn. No lo miré a los ojos. En esos momentos, sin razón alguna, le guardaba cierto rencor a Zayn.
– Alice, ¿estás bien? –Me preguntó.
Intentó acariciarme la mejilla pero volteé la cara.
– Me lo prometiste, Zayn, me lo prometiste. –Dije susurrando mientras me balanceaba suavemente sobre el suelo. Parecía una enferma mental.
– ¿Alice? Lo siento mucho, cariño. Sé que te lo prometí, realmente me siento fatal, créeme. ¿Estás bien? ¿Te hizo algo ese cabrón? – Contestó con un notorio tono de arrepentimiento en su voz.
Sin embargo, no le pude contestar. Tenía un enorme nudo en la garganta impidiéndomelo. Los sollozos se hicieron más fuertes, no podía parar. Desde que había llegado a aquella cárcel tan solo había encontrado esa forma de liberar mis sentimientos, llorando.
– Por favor, deja de llorar, Alice. ¿Te hizo algo? –Preguntó Zayn abrazándome.
– ¿Pero qué coño es lo que te pasa? ¿Qué mierda de pregunta es esa? No, no logró hacerme nada. Al menos ningún daño físico. Y no ha sido gracias a tu ayuda. –Contesté fríamente.
No sabía por qué me estaba comportando de ese modo. Zayn no había tenido la culpa. Tal vez esperaba más de él pero ¿qué más quería? Nos conocíamos hacía unos cuatro meses aproximadamente y tan solo éramos ‘compañeros de cuarto’ ¿verdad?
Zayn me observaba confundido. Le miré con resentimiento y él agachó la cabeza.Nos quedamos unos minutos así hasta que conseguí aclarar mi mente. Claramente lo necesitaba. Llegué a una conclusión.
Zayn notenía la culpa de nada, de hecho, por mi culpa le habían dado una paliza. ‘¡Lapaliza! Mierda…’ –Recordé.
Me levanté inmediatamente y fui al baño. Cogí las cosas necesariaspara curarlo. El botiquín, vamos.
Al tenerlos en mis manos de di cuenta de cuán familiarizada estaba con esos utensilios.Los había usado demasiadas veces. Más de las que me gustaría.
Salí del baño y me agaché frente a Zayn, quien estaba sentado justo en el mismositio que segundos antes ocupaba yo. Él levantó la cabeza para verme.
– ¿Qué haces?
– Lo siento. No debería haberme comportado de esa forma. Es mi culpa que tengas estas heridas, deberías ser tú el que esté enfadado conmigo. ¿Me perdonas?
Débil. Débil y estúpida. Así era yo. Nunca conseguía ser la mala. Ni siquiera actuando.
– No.
‘Pues vete a la mierda’ –Sí, eso se me pasó por la mente. Aun así, no podía arriesgarme a estar sola en ese sitio. Necesitaba a alguien.
– ¿Ni con esta carita? –Le dije poniendo una notablemente falsa expresión triste y agitando rápidamente las pestañas. Lo que yo llamo ‘al estilo Gato con botas’.
– Vale, sí, no me puedo resistir a eso – Me contestó riendo.
Me abrazó entre risas y las mariposas de mi estómago revolotearon en forma de respuesta. Las insulté por dentro hasta que desaparecieron. Me hacían sentir como una niña.
– Bueno, ¿me vas a curar las heridas, hermosa enfermera?
– Sí, claro.
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«SECUESTRADA & TORTURADA» © |Zayn Malik| LIBRO #1
Fanfiction« ¿Qué pasaría si un psicópata te encerrara en una oscura habitación con otro chico y os obligaran a tener sexo? He aquí la respuesta de Alice... » Advertencia: esta historia puede contener escenas de violencia, lenguaje fuerte y contenido sexual ex...