Capitulo 5.

358 23 4
                                    

El típico viento de la playa golpeó frío contra su cara, sus jeans sobre la arena, y su cabello se enredó con semejante clima. El cielo estaba nublado, y hacia frío, mas no había una sola gota de lluvia cayendo. La arena se acumulaba entre los minúsculos hoyos de su suéter tejido. Sus manos se paseaban una sobre la otra, nerviosas sin saberlo, mientras intentaba aclarar su mente. Largó un suspiro. Todo estaba pasando tan rápido, y tan mal.

No podía imaginarse la cara de su hermana cuando le dijera que tal vez, solo tal vez, él la había visto. No podía imaginarse el castigo que le darían por no cumplir bien con su obligación. No podía imaginar cómo sería su vida en adelante. Podría tener que dejar a su familia, a sus amigos, mudarse a otro grupo, quién sabía. Es cierto que quizás solo estaba ahogándose en un vaso de agua, pero, tal vez, no estuviera exagerando.

Los nervios daban vueltas en su estómago, su piel se erizaba del miedo, su corazón latía rápidamente, mas sentía que estaba al borde de un ataque cardíaco. Lágrimas corrían por su cara, estaba desesperada. Sentía que la mala suerte la perseguía. Que todos sus esfuerzos eran en vano, y que intentar algo para impedir que lo inevitable ocurriera era inútil. ¿Porqué tenía que pasarle siempre a ella?

Sintió una respiración a su lado, sabía perfectamente de quién era, mas no se molestó en voltearse. Tampoco se molestó en hablarle. Simplemente mantuvo un silencio fijo entre ambos, interrumpido por el sonido de sus pulmones inhalando aire y luego soltándolo. Secó las lágrimas de su cara con su suéter, intentando calmarse, su mirada perdida en algún punto del mar.

-¿Estás bien?

Brooke se limitó a asentir con la cabeza.

Malik suspiró, haciendo una mueca. No tenía mucho que decir, de todas formas. Era obvio que no lo estaba. Supuso sabía por qué estaba ahí. Por qué había salido de la universidad de esa forma, por más que todavía quedaran tres clases más. Por qué, pudiendo solucionar las cosas de forma calma, no lo había hecho.

Lo que no lograba comprender del todo era porqué lloraba tan desconsoladamente.

Estaba seguro de que conocía la respuesta a porqué había salido corriendo del comedor. Porqué había reaccionado de esa manera. Porqué se había saltado el resto de las clases. Porqué, habiéndose empapado, al salir de la sala del conserje, estaba completamente seca.

A cualquiera le habría resultado extraño, sin embargo él conocía una posibilidad. Y aunque se dijera que era imposible que ella estuviera involucrada en ello, muy por sus adentros, sabía que era una mentira. Era muy posible.

Y era verdad.

-Sabes que van a descontarte puntos por saltarte clases, ¿no?

Adrianne asintió, bajando la cabeza.

-¿Porqué llorabas?

La pregunta la tomó por sorpresa, aún sabiendo que, tarde o temprano, se la preguntaría. No podía decirle. Tal vez él no sabía. Y aunque supiera algo de ella, sabía muy poco de cómo funcionaba el sistema. Él siempre había vivido en tierra, con su familia, de una manera distinta. Nunca había vivido en el mar. No sabía como funcionaban las cosas allá. Las formas de gobierno, la cultura, todo. Nada sabía de eso. Absolutamente nada. No sabía cómo era esa forma de vida, ni cómo eran los juicios, ni cómo era el gobierno, ni los horarios, ni la cultura, ni nada. Apenas sabía como funcionaba la naturaleza, pero ni siquiera del todo.

Negó con la cabeza, con la mirada baja, sin atreverse a levantarla.

-¿Vas a contestar todas mis preguntas en monosílabos? -eso le sacó una pequeña risa, mas no consiguió una respuesta.

Pasaron unos minutos más en silencio, con la mirada perdida en algún punto, simplemente pensando. El chico de cabello oscuro no comprendía nada. Intentaba contestar las preguntas en su cabeza, atando cabos, pero no conseguía una respuesta. ¿Qué podía ser tan malo, que implicara un llanto tan desesperado? No era el fin del mundo, ¿o sí?

Y la rubia sólo se preguntaba qué iba a hacer. Qué tanto sabía él. No podía decirle algo y meter completamente la pata. Pero finalmente decidió preguntar ella algo.

-¿Porqué viniste?

Zayn se quedó callado, sin saber qué contestar. No podía decirle que sospechaba algo. No podía. No podía correr ese riesgo.

No respondió.

La chica de ojos azules se levantó, sacudiendo la poca arena que estaba en sus jeans, y se resignó a marcharse, molesta. Ella sabía que no se podía confiar en él. No debió dejar que entrara allí. Debió haberse ido apenas él había llegado. Claro, ella lo ayudaba, y él no hacía más que arruinar todos sus esfuerzos.

Sintió una mano tomándola de la muñeca, deteniéndola, impidiéndole seguir.

-Tengo que decirte algo... -dijo él, tomando sus riesgos, pero decidido a hacerlo.

Y cuando estaba a punto de contárselo todo, una gota de agua cayó sobre su mano, mientras ambos corrieron en distintas direcciones.

Estaba lloviendo.

Más azul que el mar ©️[mermaid au] [zayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora