Capítulo 8

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-Ya estoy aquí, ¿qué necesitas?

La rubia sonrió, mientras Liam depositaba su mochila en una de las mesas. Él era de confiar, podía hacerlo.

Payne había sido amigo suyo desde hacía rato, y podía confiar más en él que en cualquiera, incluso más que en su propia madre. Era como un hermano para ella, y se conocían de pies a cabeza, al derecho y al revés, en árabe y en inglés, y en todas las formas posibles. Se conocían como la palma de su mano.

-Necesito que le vigiles.

Una expresión de confusión apareció en el rostro del castaño. ¿No era tarea de ella?

-Pensé que a ti te habían dicho que lo hicieras. Sabes que podemos terminar mal si no lo haces tú. -le recordó. ¿Acaso podía ser tan tonta?

Era rubia natural. Sí, debía ser eso. Murphy y sus leyes.

Esa era una ley de Murphy, ¿no?

Como fuera.

Brooke rió en voz baja. -No me refiero a eso, tonto -dijo ella. -. A Tomlinson.

El gesto de confusión se hizo aún más grande en el rostro de Payne. ¿¡A Tomlinson?! ¿Qué tenía que ver Tomlinson con todo esto?

Que él supiera, Tomlinson era completamente normal.

-¿Para qué a Tomlinson? -preguntó, levantando las cejas.

-Para medirle los brazos -dijo ella en tono sarcástico. -.Para ver cuánto sabe, niño. Zayn me dijo que sabía algo.

Ahora sí, encajaba todo.

-Entonces, ¿qué hago?

-Lo que sea que debas hacer para sacarle información.

Aula 214, aula 214...

Ah, ahí estaba.

-Hey, ¿quién es ese chico? -le susurró Tomlinson a Weasley, su compañero de mesa. Éste se encogió de hombros. Nunca lo había visto en la clase.

Lo cierto es que nadie sabía quién era Payne, o de dónde había salido, o qué carrera estaba estudiando, o cuándo había entrado a esa universidad. Por suerte, tampoco sabían porqué estaba allí en realidad.

Madame Deveraux no resultó ser mucho mejor que Frau Furtwängler, a pesar de ser más joven (y menos pesada). Tenía un acento muy fuerte, parecía tener chicle en la boca. Se bañaba en un fuerte perfume barato y se llenaba de maquillaje. Y no era un maquillaje lindo, como el de una modelo, y ni siquiera se parecía al de una prostituta. Se colocaba una sombra de ojos verde, brillante, y sus cejas estaban mal depiladas, además de ser de un color negro completamente horrible. Su cabello era de un color rojo teñido asqueroso, además de estar increíblemente lastimado por tantos químicos. Se colocaba en las mejillas un labial rojo, también, que repartía con los dedos para disimularlo un poco, a pesar de que era absolutamente horrible. Sus labios estaban coloreados por un fucsia aún más desagradable, el que, por si fuera poco, delineaba con azul. Se pintaba las pestañas de un color verde, y volvía a remarcar sus ojos con el mismo delineador que usaba para los labios. Además, se vestía con unos jeans que no podrían estar más ajustados, dejando a la vista las marcas que provocaba la celulitis. Sobre éstos, llevaba una blusa que le llegaba hasta los codos, y que generalmente tenía alguna guarda, como lunares o rayas, o a veces, unos dibujos asquerosos en colores llamativos. La cubría con un suéter marrón o azul, que solía estar repleto de agujeros provocados por las polillas. En los pies, calzaba unos zapatos de tacón aguja que parecían estar a punto de romperse en cualquier momento. Con semejante aspecto, no era raro que sus alumnos la llamarán "el Sapo", o algo parecido.

Sus clases también resultaron ser un dolor de cabeza, y para Liam no fue la excepción. Al contrario, la tortura le fue redoblada. A pesar de estar entrando a su clase dos meses y medio más tarde, el Sapo le dio para estudiar las ciento veinte páginas que ya habían visto en el libro, para tomárselas en examen el lunes, a primera hora. Por si fuera poco, ya todos sabían leer lo que estaba escrito allí, y parecían entenderlo, mientras que a él le resultaba más complicado que la tabla de la raíz octava de pi negativo al cubo.

Salió de la clase malhumorado, ¿quién lo había mandado a hacerle caso a Brooke? Era su mejor amiga, eso era cierto, pero de todas formas. ¡Esa clase era un infierno! ¡Ciento veinte páginas en menos de una semana! ¡¡Y, POR SI FUERA POCO, TENÍA QUE ACERCARSE A TOMLINSON!!

Tenia que hablar con Brooke. Tenía que acercarse a Louis. Tenía que ponerse al día en la universidad. Y todo eso en unos pocos días.

¿Cómo mierda haría eso?

Tal vez... si combinara algunas cosas...

¡Listo! No era tan difícil. O al menos no lo parecía en su mente.

-Hey! Bienvenue! Comment vas-tu? Quoi de neuf?

En su cabeza se oyó más como: ¡Eh! ¡Mira, parece que hablara ruso! Одкашалднхе кекешйл, уеиднашлк? Ah, no, espera, creo que eso es búlgaro.

Luego se preguntó si tendría sentido en búlgaro.

Sacudió su cabeza. Qué pensamientos tan tontos. Mejor se concentraba en lo que debía hacer allí: aprender francés y, de paso, sacarle información a Louis.

¿Cómo había conseguido su dirección? ¿Su número? O incluso, ¿cómo era que, en menos de dos días, estuviera sentado en casa de Louis Tomlinson, tomando un jugo (el que, por cierto, parecía estar vencido, ya que sabía horrible) y estudiando francés?

Ni él lo sabía.

-Er, bonjour? -intentó.

Louis hizo una mueca. -Algo es algo.

La casa del chico no era lo que Liam habría esperado. Era una mezcla. Ya no vivía con sus padres, eso era notorio. Sin embargo, cuando preguntó por ellos, le fue respondido que trabajaban en el almacén de abajo, y que vivían a media cuadra. Sí, en el almacén de abajo. La casa no era más que un segundo piso sobre un almacén, con dos habitaciones, un baño, una cocina-comedor-sala-de-estar, y un patio de cuatro metros cuadrados. Estaba pintada de un color tostado, porque ese era el que había quedado de la última familia que hubo vivido allí, y Louis no quiso comprar pintura. «Con esa basta», decía.

El apartamento era un desastre, había que admitirlo. En un costado de la puerta, había unas manchas horribles, vaya a saber uno de qué eran. El piso estaba des-embaldosado, pareciera que las paredes estuvieran a punto de caerse, y había migajas de pizza en todos lados. Aunque, punto a favor de Tomlinson: era bastante organizado en otras cosas. Por ejemplo, siempre limpiaba la cocina después de cocinar (sin antes mencionar que era un excelente chef), tenía los libros organizados perfectamente (sí, tenía libros), limpiaba (los jueves), pagaba las cuentas, le daba de comer al canario... A pesar de que esas eran cosas que cualquiera debería hacer, para él era un gran avance, ¿no?

-Veamos... ¿Sabes entablar una conversación?

La cara de Liam fue muy obvia. Louis alzó las cejas. Esto sería complicado...

-Bien, entonces... veamos un poco lo básico. Repite: Bonjour. Comment vas-tu? -la pronunciación de Tomlinson fue perfecta, rápida, como si hubiera nacido él mismo en París.

La de Payne, en cambio, fue todo lo contrario.

-Bonyour, coméint vas-du?

Lo malo era que tendría que estudiar francés sin parar. ¿Lo bueno? Podría estar más cerca de Louis, y cuando más cerca, más podría averiguar.

Sólo esperaba que el francés no lo llevara a la locura antes de poder averiguar algo.

Más azul que el mar ©️[mermaid au] [zayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora