Irina
¡Mierda!
Esto duele, duele mucho. Es como si mi cintura y caderas estuviesen siendo desgarradas, todo al mismo tiempo. Creo que no hay forma que le haga justicia para describir este dolor tan intenso.
Voy rumbo al hospital con Mary, siento que en cualquier instante entraré en labor de parto y estoy aterrada. Cada minuto que pasa las contracciones son más fuertes, ¡diablos! Jamás hubiese imaginado que sería así.
En cuanto llegamos al hospital, las enfermeras me ayudan a sentarme en una silla de ruedas. Tengo las piernas mojadas lo que indica que ya se me ha roto la fuente. Mientras subimos al piso donde está la sala de labor, Mary llama a Xavier para avisarle de la noticia, casi puedo escuchar sus gritos alocados a través del teléfono:
−Dice que ya viene para acá –
Sonrío forzadamente mientras otra contracción se apodera de mis cinco sentidos.
Luego de unas horas, y unos cuantos pujidos, escucho el llanto de mi hermosa Nadine. Mi corazón se estruja y miles de lágrimas empiezan a brotar de emoción en cuanto la ponen en mis brazos. Su carita es completamente hermosa y perfecta, es la niña más linda que he visto en mi vida. La contemplo en silencio por un instante que se vuelve eterno. No puedo creer que algo tan hermoso, y gordo, haya estado en mi vientre y venido al mundo gracias a Dios y mi ayuda. Siento que daría cualquier cosa por ver esa carita de angelito sonreír siempre, daría mi vida por ella. Es un sentimiento único. Definitivamente tienen razón todos esos padres que dicen: "solo lo entenderás cuando tengas hijos". Apenas había pasado unos segundos con ella en mis brazos y ya quiero darle todo lo que soy.
Al detallarla con cuidado puedo ver sus facciones bien definidas: es ver el rostro de Derek. De pronto una punzada en mi pecho hace que quiera llorar desconsoladamente, de verdad desearía que estuviera aquí.
La enfermera al ver mi estado emocional cogió a Nadine de mis brazos para irla a limpiar y quitarle la sangre y restos de placenta. Mary, que estuvo conmigo en el parto, me disculpó diciendo que el padre de la bebé nos había abandonado y por eso estaba emocional, yo bajé la cabeza triste, escucharlo en voz alta lo hacía parecer más doloroso. En verdad no entiendo porqué tuvo que darle tantas explicaciones.
−No se preocupen, es muy normal que luego del parto las nuevas mamitas se pongan un poco sentimentales. Llevaremos a la pequeñita Nadine a los exámenes de rutina – dijo mientras le ponía el brazalete con su nombre y el mío a mi gordita que yacía en sus brazos.
−Mary – dije algo preocupada – por favor ve con ellas, no pierdas de vista a Nadine.
Al cabo de unas horas ambas nos encontrábamos acostadas en la cama del hospital, descansando del duro trabajo que habíamos tenido esa tarde. Yo le estaba dando de comer, y verla como tomaba de mi leche era la cosa más mágica que había vivido jamás, era como si el tiempo se detuviese y solo fuésemos ella y yo en el mundo: ¡mi fiel compañera por siempre!
−Doña Irina – escucho a la misma enfermera decir – el doctor debe hacerle un chequeo de rutina a usted para asegurarse que todo esté bien. Permítame llevar a la pequeñita al salón Mariposa, donde se encuentran todas las cunitas con los bebitos recién nacidos, y de paso sus familiares que han venido a conocerla podrán verla a través de la ventana –
Separarme de mi pequeña no me hacia ninguna gracia.
−¿Y está muy largo ese salón? ¿por qué no puedo quedarme con ella aquí?
−El salón Mariposa está a dos puertas de esta habitación, y en cuanto termine su chequeo podrá ir para estar con ella. – dijo sonriendo. Seguramente ya estaba acostumbrada a lidiar con madres posesivas como yo.
Tomó a mi hija en brazos y desapareció por la puerta, al tiempo que el doctor Smith entraba para hacerme los análisis.
El chequeo fue rápido, pero a mi me parecieron años. Al finalizar casi puedo asegurar que salí corriendo rumbo al salón Mariposa. Allí estaban mis fieles amigos: Charles, Kristin, Camilo y por supuesto Mary y Xavier, observando a mi pequeña a través del cristal.
−Pero miren quién viene ahí, la mamita más sexy de todo Londres – Dijo Charles al verme, mientras yo le hacía una mueca.
−Nadine es hermosa – dijo Xavier con una expresión claramente conmovido.
−Es la niña más linda que he visto, no puedo esperar para verla jugar junto a Stephen – dijo Kristin mientras se acariciaba su vientre de 4 meses. Ella y Camilo estaban embarazados también.
−Bueno creo que solo faltamos nosotros tres de tener hijos – Mary señaló a Charles y Xavier.
−Tu solo me dices, y hacemos un trío –
−No seas cerdo Charles. Además tu ahora estás con Angie – dijo haciéndose la dolida, ya que lo de ella y Charles no había funcionado muy bien. Por suerte eso no afectó la amistad.
Sus voces se hicieron lejanas mientras yo me enfrascaba en mi mundo contemplando a mi hija. Sin darme cuenta las lágrimas comenzaban a descender por mi rostro imaginado cómo sería todo si Derek estuviese allí con nosotras, miles de recuerdos, preguntas sin respuesta y sueños rotos apuñalaban mi corazón casi cortándome el aire. De pronto unos brazos fuertes me rodearon por los hombros:
−Yo soy el padre de esa pequeña, y jamás las abandonaré ni a ella ni a ti – era Xavier.
Yo sonreí y lo abracé fuerte por la cintura, en segundos el abrazo se volvió grupal, hasta que Charles rompió el momento emotivo:
−Nadine será un bombón, así que como su tío, procederé a comprarme un arma para espantar a cualquier vagabundo que se atreva siquiera a mirarla. Y eso incluirá a sus compañeritos del jardín de niños – dijo Charles haciendo una mueca de enojo y todos nos echamos a reír al unísono.
Derek
"Yo soy el padre de esa pequeña"
Las palabras del maldito de Xavier habían sido dagas directo a mi corazón. ¡Por Dios! Eran demasiadas emociones en un mismo instante. Si ocupaba alguna prueba para saber si mi nuevo corazón estaba funcionando bien, creo que era esta.
Irina, MI Irina estuvo embarazada, había dado a luz una hermosa princesa, y el padre no era yo.
Retrocedí lentamente de mi escondite junto a una planta en el pasillo que daba hacía el salón de los recién nacidos, y en cuanto pude eche a correr de vuelta a mi habitación.
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿En qué momento? ¿Ella me había sido infiel?
Supongo que nunca iba a poder responder esas interrogantes, ya que en cuanto me dieran la salida del hospital, correría directamente a One House para despedirme del Señor House y luego me iría tan lejos como me fuera posible.
Esto dolía, estaba sufriendo como un condenado. Yo habría entendido el que ella se enamorara de alguien más en este tiempo, porque al fin y al cabo yo la había abandonado ¡pero vamos! Apenas nos habíamos separado hacían ocho meses y 3 días (si llevaba la cuenta minuciosamente) y cada uno de esos días me habían parecido como el mismo infierno. Así que sí Irina acababa de dar a luz un hijo de Xavier, era más que evidente que me había puesto una gran cornamenta, y a saber por cuanto tiempo.
El doctor Caseres irrumpió en mi habitación provocándome un sobre salto. Me limpié disimuladamente las lágrimas y traté de guardar la compostura, debía conservarme tranquilo para que me dieran de alta pronto.
−Señor Dunne, tengo muy buenas noticias para usted – me sonrió – según los análisis que le hicimos hace unos días, parece que su cuerpo ha aceptado con éxito el trasplante, así que si no surge ningún imprevisto, mañana mismo podrá retirarse del hospital, eso sí, debe venir a cita de control cada quince días los primeros 3 meses.
−Muchas gracias – digo con algo de desgane.
Hace unos minutos esta noticia me hubiese hecho brincar de la emoción, sin embargo ahora solo a hecho que el dolor en mi alma se haga más agudo:
¡Ya mi Irina no me espera!
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Por esta vez...
RomancePrimera, segunda...tercera oportunidad. ¿Cuantas son necesarias para saber que amas a alguien? Derek Dunne e Irina Hamill vivieron un apasionado pero inconcluso amor juvenil, el cual la deja a ella destrozada y con muy poca fe en el género masculino...