La noche caía lentamente. Los animadores del espectáculo anunciaban que en pocos minutos comenzarían los fuegos artificiales en honor a la homenajeada. El día se me había hecho eterno, entre música, pastel, una Raquel más prepotente de lo normal y los berridos de Cassandra. Gracias al cielo había licor, los incontables tragos que me había tomado ya me hacían sobrellevar mejor aquel desastroso acontecimiento.
Estaba sentada a un lado de la fuente, la cual tenía en el centro de ella una hermosa sirena tallada en piedra, con dos hermosas piedras azules por ojos, además de una bella iluminación tenue, mientras cientos de rosas la rodeaban por la orilla, lo que hacía que aquel lugar tuviese algo de magia. Derek había ido a conseguirme otro trago adentro, pero ya me estaba impacientando, no entendía porqué tardaba tanto, así que decidí ir a buscarlo. Caminé hacia el interior de la casa, y me dirigí hacia lo que me pareció la cocina, sin saber lo que me aguardaba.
−Oh querida, ¿qué haces aquí? – cuestionó la madre de Cassandra.
−Estoy buscando a mi novio, ¿lo has visto?
−¡Vaya! creí que te lo había dicho, bueno, él está en el balcón con Casie, dijo algo de darle un obsequio, no lo sé. Puedes ir si quieres, solo sube la escalera y gira a la izquierda, allí verás las puertas de vidrio que conducen al balcón principal – dio media vuelta y se fue con una sonrisa triunfante de victoria.
Que truco más viejo. No dejaría que un plan tan trillado me hiciera dudar de Derek, así que me dirigí hacía allá con la cabeza en alto, destilando clase y prepotencia, pensando en que si mi madre me viese en ese preciso momento estaría orgullosa de mi.
Llegué a la puerta que conducía al balcón sin problemas, pero antes de abrirla decidí asomarme sigilosamente por el vidrio, solo para notar como Casie se abalanzaba sobre Derek y este trataba de empujarla hacia atrás. Sorprendentemente no me sentía molesta, una enorme sonrisa llena de maldad se me dibujo en el rostro y abrí la puerta haciendo una entrada triunfal provocando que Casie le diera una cachetada a Derek:
−¿Qué te pasa? Eres el novio de mi hermana.
Derek se sobó su mejilla, que se empezaba a tornar colorada mientras me veía con cara de horror y negaba con la cabeza:
−No es lo que parece amor te lo juro...
−Claro que no cariño – dije tomándolo por la corbata y estampándole un enorme beso en los labios – Creo que mi pequeñita hermana Casie ha quedado fascinada con su cuñado, ¿no es así princesa? Bueno, debes saber que no comparto a mi novio ni siquiera contigo, pero si lo deseas podemos hacer un trio – dije mientras me acercaba a ella con una mirada llena de lujuria.
No puedo explicar la cara de horror y pánico de Cassandra, casi no puedo contener mi carcajada. Salió corriendo del balcón chocando con la puerta de vidrio y desapareciendo por el pasillo. Yo comencé a reír escandalosamente, cayendo sentada en el sofá junto a la baranda del balcón, mientras Derek me miraba consternado
−¿Qué diablos fue eso Irina?
−Ella creyó – dije tratando de mermar mi risa – Ella y su estúpida madre creyeron que caería en su trampa, querían que te encontrara con Casie y me molestara contigo, ahora creo que he traumatizado a la pequeña princesa de mierda por el resto de su vida – y continué riendo hasta que las lágrimas escapaban por mis ojos.
−Estás loca –
Derek se sentó junto a mi y comenzó a besar mi cuello mientras acariciaba mi pierna. Poco a poco mi risa fue desapareciendo, ¡rayos!, con solo tenerlo cerca me comenzaba a excitar.
−¿Qué haces?
−Lo siento, pero verte así me prendió– susurró a mi oído.
Me haló hacía él hasta que quedé a horcajadas en su regazo, y no sé cómo lo hizo pero de alguna manera se las ingenió para abrirse paso por mis bragas e introducir su miembro dentro de mi. Comencé a gemir en su oído mientras él me tomaba por las caderas y me hacía subir y bajar a su antojo. Teníamos la ropa puesta, lo que estaba sucediendo era puro deseo carnal, ¡pero vaya que se sentía bien! Luego de un rato llegamos al climax, y nos quedamos así hasta recuperar el ritmo normal de nuestras respiraciones.
−Vamos muñeca, debemos bajar.
Si, tuve sexo con mi novio en el balcón de la casa de mi hermanastra, durante su fiesta de cumpleaños y me sentía completamente satisfecha.
***
El fin de semana había sido increíble, aunque también un poco extraño, pero era más extraño estar en la oficina tratando de trabajar mientras Derek me enviaba mensajes subidos de tono aún cuando estábamos reunidos en una junta con el señor House. No podía evitar que mis mejillas se tornaran rojas como dos manzanas cada vez que mi celular vibraba en mi bolsillo.
−Señorita Hamill, ¿se encuentra usted bien? La noto un poco incómoda, ¿necesita tomar aire?
−Ehh si claro señor House – dije tartamudeando un poco – no se preocupe, solo estoy algo cansada.
−¡Vaya! me alegro que haya tenido un fin de semana entretenido.
Derek me miró de reojo, y pude jurar que vi una sonrisa de victoria asomarse en sus labios. Estaba disfrutando ponerme en evidencia delante de todos, y yo me las iba a cobrar
Al terminar la junta me dirigí a mi oficina, cerré las persianas y la puerta, de verdad quería concentrarme en mi trabajo, y con Derek al otro lado del pasillo mirándome a través de los vidrios me era imposible. Me puse los audífonos con música a todo volumen y guardé mi celular en la gaveta de mi escritorio y puse manos a la obra. Terminé de diseñar los planos del edificio nuevo del Banco Occidental y cuando me di cuenta ya era de noche. Revisé mi celular y tenía 7 llamadas perdidas de Derek, el tiempo había pasado volando y yo ni cuenta me había dado, de seguro estaba preocupado así que lo llamé:
−Hola ¿guapo, me llamaste?
−Hasta que te dignas a recordar que yo existo.
−Vamos no seas así, ¿no quieres que vayamos a cenar?
−No creas que vas a comprar mi perdón con una cena, si quieres que te disculpe te costará.
−Pago cualquier precio.
−Te espero en el aparcamiento, fogosa.
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Por esta vez...
RomancePrimera, segunda...tercera oportunidad. ¿Cuantas son necesarias para saber que amas a alguien? Derek Dunne e Irina Hamill vivieron un apasionado pero inconcluso amor juvenil, el cual la deja a ella destrozada y con muy poca fe en el género masculino...