Nos dirigimos a la playa, para cambiarnos en una de esas carpas coloridas. Até mi vestido de baño con fuerza, para asegurarme que las olas no me fuesen a dejar desnuda completamente, y luego doblé con cuidado mi ropa para guardarla en el auto de Derek.Al salir de la carpa, pude notar que Derek ya me esperaba sentado en una roca, observando el mar pensativo.
–¿En qué estás pensando guapo? –
Derek se volteó hacia mi levantándose de inmediato ¡por Dios! Nunca había visto un cuerpo masculino tan hermoso y bien formado como ese. Su pecho trabajado, su abdomen marcado y sensual, junto con sus brazos que me hacían temblar cada vez que me abrazaba por lo grandes y fuertes que eran, me dejaron sin aliento, mientras presionada fuerte mi ropa contra mi torso, aún tratando de cubrir mi cuerpo, y creo que él lo notó.
–No seas injusta Irina, me estás devorando con la mirada, y tu no me dejas refrescarme la vista contigo –
Me sonrojé de inmediato y él soltó a reír.
–No me presiones – dije entre risillas – ¿puedo guardar esto en tu auto?
–Claro, es más dámelo yo lo guardo. Mientras toma, échate bloqueador, no vaya a ser que te quemes tu tez clara con el sol –
Comencé a aplicar bloqueador solar en mi cara, mis brazos, mi pecho y mi abdomen, pero necesitaba que Derek me echara en la espalda.
–Podrías ayudarme echándome en la espalda – dije, dándole el bloqueador y volteándome.
Hubo unos segundos de silencio, y Derek no reaccionaba.
–¿Te pasa algo? – pregunté intrigada.
–Es increíble –
–¿De qué hablas? –
–Del tatuaje, del enorme tatuaje, de tu espalda –
–Oh, eso, lo había olvidado. – de inmediato pude sentir como el color comenzaba a aparecer en mis mejillas.
–Es un árbol de cerezo, nuestro árbol de cerezo – dijo mientras me volteaba hacia él y me abrazaba chocando nuestras frentes con suavidad.
Recuerdo
"–Qué lugar más hermoso, es increíble, nunca había visto algo así – dije mientras observaba el paisaje desde la loma.
A nuestro alrededor solo podíamos observar enormes campos llenos de césped, hermosos árboles frutales y flores de colores que hacían parecer que aquello era un cuadro hecho por el mejor pintor.
–Te dije que te encantaría muñeca –
Volteé y le sonreí.
–Pero aún no has visto lo mejor, cierra los ojos –
–No, sabes que no me gusta hacer eso, luego me haces una broma pesada como la última vez –
–Jajaja no, te prometo que está vez te encantará –
–De acuerdo – cerré mis ojos, no muy segura.
Me guío tomándome de las manos por lo que sentí era un sendero, luego de un rato me dijo que podía abrir los ojos, mi asombro no cabía en mi cuando mire al frente y vi un enorme árbol rosado, bueno sus hojas eran rosadas. Las ramas se extendían sobre nosotros, formando un hermoso techo de ensueño color rosa como mi barniz de uñas.
–¡No lo puedo creer! Nunca había visto un árbol mas hermoso que este –
–Es un árbol de cerezo, así se llama. Como te encanta el color rosa imaginé que adorarías este árbol –
–Y no te equivocaste. Desde hoy creo que será mi árbol favorito, me encanta –
–A mi me encantas tú – dijo mientras se acercaba a mi, tomando mi cara entres sus manos – Iri, ¿te gustaría quedarte conmigo por siempre?
Mi corazón casi salta de mi pecho.
–Me encantaría – nos fundimos en un beso tierno lleno de amor – definitivamente este será mi árbol favorito, cada vez que vea uno te recordaré a ti y a este momento.
Derek sonrió y unió nuestras frentes.
Yacíamos abrazados en silencio, de pie en la arena. Supongo que ambos estábamos teniendo los mismos recuerdos. Derek me abrazó con fuerza, y yo estaba casi guindando de su cuello. Habían pasado años desde aquel momento, pero el sentimiento era igual de intenso.
–¿Quieres ser mi novia, de nuevo? –
Una lágrima se asomó y se deslizó por mi mejilla.
–Nada me haría más feliz –
Derek me levantó del suelo, y me llevó cargada hasta entrar en el mar. Las olas nos hacían perder el equilibrio y caíamos bajo el agua. Pero a cada momento sus ojos buscaban los míos.
Es inexplicable la felicidad que sentía, otra vez lo tenía junto a mi, otra vez mi amado Derek estaba conmigo. Habían pasado 8 largos años llenos de soledad y tristeza, sentimientos vacíos y ratos amargos, pero después de tanto, por primera vez en mi vida, sentía que las cosas estaban caminando a mi favor, y eso me aterraba, me daba pánico el solo hecho de pensar que algo podía separarnos, pero mi felicidad era más grande que todo.
Al caer la tarde, nos sentamos bajo una palmera, él recostado a esta, y yo sentada en medio de sus piernas recargada en su pecho, para observar la puesta del sol. Derek me había dado su camiseta, ya que la tarde se había enfriado un poco.
–Vamos a casa – susurró en mi oído.
–Buena idea, mañana tenemos que trabajar.
Nos pusimos de pie, no sin antes besarnos nuevamente.
–Espera – dijo Derek – no hemos tomado la foto para el portarretrato que me obsequiaste.
–Es cierto.
–Espera aquí iré por el celular al auto –
Ambos sonreímos, con la hermosa puesta del sol al fondo. Nuestros rostros salieron un poco oscuros, pero se podían ver nuestras amplias sonrisas llenas de felicidad.
–Rayos la foto sale oscura por tanta luz – dijo Derek un poco fastidiado – quiero que se vea tu hermoso rostro.
–Que te parece si nos tomamos una besándonos, asi solo se verán nuestras siluetas –
–Excelente idea hermosa.
Luego subimos al auto. En todo el camino no pude dejar de mirarlo. Era realmente atractivo. Él aprovechaba cada semáforo para voltear a mirarme y darme un beso. Parecíamos dos adolescentes enamorados.
–Sabes amor, tu eres hermosa de cualquier forma, formal, casual, maquillada, pero también así al natural, hay muy pocas mujeres hermosas realmente cuando andan sin maquillaje, en cambio tu, eres preciosa siempre –
–Eso lo dices porque soy tu novia – dije sonriendo, disfrutando poderme llamar a mi misma la novia de Derek.
Por fin llegamos a mi edificio.
–Nos vemos mañana en el trabajo, señor Dunne.
–Por supuesto, seré puntual, señorita Hamill –

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Por esta vez...
RomansaPrimera, segunda...tercera oportunidad. ¿Cuantas son necesarias para saber que amas a alguien? Derek Dunne e Irina Hamill vivieron un apasionado pero inconcluso amor juvenil, el cual la deja a ella destrozada y con muy poca fe en el género masculino...