Ya estaba contra tiempo, tenía que entregar los planos con las correcciones hechas a las 4 de la tarde, era la 3:30 y no lo tenía listo, mi jefe mi mataría.
Me encerré en mi oficina, tenía que terminar el trabajo sea como sea. Este cliente es muy importante para la empresa, de hecho, podría atreverme a decir que es vital. Ya les hemos diseñado 2 sucursales, y han quedado encantados. El pago es muy pero muy bueno, por eso no podemos quedarles mal.
El problema es que ellos no son el único cliente de One House, actualmente tenemos 22 proyectos de construcción en proceso, algunos más avanzados y otros aún en obra gris. Como si fuera poco, teníamos pendientes 9 diseños a otros clientes potenciales. A veces siento que no podré con todo, ya que mi jefe siempre prefiere que yo misma haga los diseños para los clientes importantes (el 90% de los clientes en realidad), y además de eso tengo que supervisar el trabajo de los demás arquitectos y de los ingenieros para asegurarnos que todo calce perfectamente. Cada vez que tengo que visitar los proyectos pierdo mucho tiempo, ya que las estructuras no bajan de 10 pisos cada una como mínimo y hay que recorrerlas completas para ver los avances, junto con un grupo de ingenieros.
Tanto estrés siento que está acabando conmigo. Estos días he fumado más que nunca, de hecho, siempre que llego a casa lo hago, y eso me hace sentir muy mal, pero es lo único que me relaja. Por eso hoy hablaré con mi jefe. Mi idea es solicitarle la contratación de un ingeniero civil, que tenga un doctorado en su carrera, para que me ayude a supervisar cada proyecto, así yo tendré más tiempo para diseñar. Hoy tengo una cita con él a las 3:30 pm, me siento nerviosa.
Toco a su puerta, traigo los planos corregidos y listos en la mano, estoy muy nerviosa. Escucho una voz que me dice que pase.
–Buenas tardes señor House, acá traigo los planos terminados –
–Perfecto señorita Hamill, siempre tan eficiente, pero creo que no solo has venido a dejarme los planos ¿verdad? –
–Está en lo correcto señor. Quisiera hablarle sobre un asunto muy importante – Él me extiende su mando indicándome que tome asiento, entonces avanzo hasta su escritorio y me siento en una de las sillas tapizadas de un color vino muy elegante que están frente a él.
–Señor House, estos meses hemos tenido gran cantidad de proyectos, el doble de los que teníamos cuando me nombró directora del departamento. Aunque trato de dar lo mejor de mi cada día, a veces siento que no doy la talla yo sola para cubrir cada proyecto y cada diseño –
–¿Qué me quiere decir señorita Hamill? No me diga que quiere renunciar, porque no la dejaré–
Sonrío, me alivia saber que soy tan valiosa en la empresa.
–Muchas gracias señor, pero no, creo que nunca voy a querer irme de One House. En realidad, lo que quiero solicitarle es que me permita la contratación de un ingeniero civil con maestría, para que pueda supervisar los proyectos mientras yo me concentro en el diseño y así poder trabajar codo a codo –
Hubo un silencio, que se me hizo eterno.
–Como no se me ocurrió antes, tiene usted toda la razón señorita Hamill, por favor proceda con la publicación de la vacante en el diario, tiene mi completa autorización. Cuando tenga los candidatos me avisa, quiero estar en las entrevistas. –
–Muchas gracias señor House –
Salí de su oficina casi saltando de felicidad.
–Anneth, por favor coloca este aviso en el periódico – Le di una hoja con todas las especificaciones del puesto a mi secretaria – gracias –

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Por esta vez...
RomantikaPrimera, segunda...tercera oportunidad. ¿Cuantas son necesarias para saber que amas a alguien? Derek Dunne e Irina Hamill vivieron un apasionado pero inconcluso amor juvenil, el cual la deja a ella destrozada y con muy poca fe en el género masculino...