6.La verdad

186 20 6
                                    

Seguíamos parados en mitad del pasillo.

—¿Qué verdad?

—La verdad sobre ti, mi pequeña.

—¿A qué te refieres?

—No es tan fácil. Lo que tu madre quiere decir es que no eres como las demás Sky, tu eres especial—dijo con una mezcla de ternura y tristeza para luego girarse hacia Dylan que permanecía en silencio mirando la escena— y Dylan también lo es. Los dos formáis parte de un pequeño grupo de personas que poseen un sexto sentido.

Asentí aún sin comprender a que se refería para que continuase.

—Como te habras dado cuenta durante estos últimos días cercanos a tu cumpleaños, han estado sucediendo cosas extrañas, fuera de lo común. Eso se debe a nuestra procedencia. Tu abuela Eleanor poseía el mismo don que tú y solo algunos de sus descendientes nacen con el o lo adquieren con los años, como ha sido tu caso.

—Tu padre y yo teníamos la esperanza de que esto no ocurriera, por el peligro que conlleva. Esos hombres que os han atacado hoy son cazadores. Se encargan de matar a todos los seres con peculiaridades. Tienen la creencia de que son enviados del diablo para hacer daño a la humanidad y acabar con ella y su misión es exterminarlos.

—Sigo sin entender nada y, ¿que tiene que ver Dylan con esto?

—Tú tienes el don de ver seres del más allá, gente que ya no se encuentran entre nosotros y que los demás no somos capaces de ver. Dylan tiene la capacidad de crear cosas con su mente. Fue enviado para protegerte y asegurarse de que estuvieses a salvo creando pistas falsas y campos de fuerza para que no pudiesen acercarse a ti.

—¿Es eso cierto?—me giré y lo mire estupefacta.—Y todos esos años de amistad han sido mentira.

—No digas eso, por supuesto que eres mi amiga. Si estoy aquí es por que tu abuela supo que tu heredarias el don y me ofrecí para cuidarte. Tu abuela siempre hizo mucho por mí y no estaría aún aquí de no ser por ella.

—Lo siento, esto es mucha información que asimilar.—me senté en el sofá y una lágrima rodó por mi mejilla.

—Cielo, debes irte a un lugar seguro por tu bien. Allí estarás a salvo de cualquier peligro.—dijo mi madre sentándose a mi lado con lágrimas en los ojos.—Sé que es difícil y créeme que para nosotros también, pero no queremos que te ocurra nada.

Abracé muy fuerte a mis padres y lloré hasta que me sentí algo mejor.

— Os amo.

—Y nosotros a ti, mi amor, y nosotros a ti.

Nos levantamos del sofá y se acercaron a una mesa de la sala. De un cajón sacaron un trozo de papel y me lo dieron.

—La escribió tu abuela, quería estar presente en este momento para poder aconsejarte y ayudarte, pero no pudo así que escribió esta carta.

—En un par de horas llegará James, les dejaré solos y me encargaré de un par de cosas para que su marcha no sea sospechosa.

—¿Quién es James?

—Es uno de los poseedores del don. Es un buen amigo y te llevará al campamento mientras yo resuelvo algunos temas.

—Está bien. ¿Y que pasara con Lena?
O ahora me dirás que también es una de nosotros.

—No, ella es como el resto. Puedes intentar hablar con ella y despedirte.
Si quieres contarle todo es tu decisión, pero yo no lo haría, podrías ponerla en peligro o delatar nuestra posición y ninguna de las opciones es buena.

Sabia que tenia razón, así que rebusqué en los bolsillos de los vaqueros mi móvil y me aleje de ellos para poder tener más intimidad.
Marqué el número de Lena y en el tercer tono lo cogió.

—¿Hola?

—Gracias al cielo que estas bien, estaba muy preocupada.

—¿Sky, eres tú?—afirme con un sonido nasal— Menos mal, yo también estaba muy preocupada. Esto se había convertido en un completo caos y tuve que salir de casa y llamar a la policía, pero cuando llegaron los hombres ya se habían ido. No entiendo por que demonios vinieron, pero por suerte nadie salió herido y tampoco hubo daños. Es demasiado extraño, pero supongo que estarían buscando a alguien y al no encontrarlo se fueron. ¿Tú qué opinas?

—Supongo que sí. Oye te importaria venir a casa y hablar mejor en persona. Tengo algo que decirte.

—De acuerdo, en menos de diez minutos estoy allí. ¿Estas bien?

—Sí, tú solo ven lo antes posible.

Colgué y volví a la sala junto a mis padres y Dylan.

—Lena vendrá en unos minutos y me despediré de ella.

—Esta bien, yo debo irme ya—anuncio Dylan y se giró hacia mí— ¿Le vas a contar todo?

—No, lo mejor será que solo le diga que me marcho por una temporada. No quiero que le pase nada malo.

Asintió y se marchó.

***

Pasaron unos minutos y tocaron al timbre.

—Abro yo, será Lena.

Me dirigí a la puerta y detrás de ella se encontraba Lena con una expresión de preocupación.
Se acercó y me dio un fuerte abrazo que hizo que me sintiera miserable por mentirle.

—¿Qué es eso tan importante que quieres decirme?—preguntó separándose de mí.

—No se como decirte esto, pero... me voy de aquí.

—¿A qué te refieres?

—Me marchó de la ciudad, por un tiempo indefinido...

—¿Qué?¿Por qué?

—Solo no puedo decírtelo por ahora. Estaré en contacto contigo te lo prometo y cuando todo termine te lo contaré.

—Esos hombres que vinieron, iban a por ti no es cierto.

Asentí y se me escaparon un par de lágrimas.

—Si te vas para estar a salvo no me voy a enfadar, pero te prohibo olvidarte de tu mejor amiga o reemplazarme por otra entendido.

—Eso nunca. Por algo siempre serás mi mejor amiga.— nos dimos un abrazo con lágrimas en los ojos.

Estuvimos hablando un buen rato hasta que tuvo que irse a casa.
Prometimos seguir en contacto fuese como fuese y nos despedimos.

Volví dentro de la casa y cogí mi mochila cuando volvieron a tocar el timbre. Me acerqué a la puerta y al abrirla me encontré a un chico un par de años mayor que yo, con unos profundos y atrayentes ojos verdes, cabello castaño oscuro y piel levemente bronceada. Era muy atractivo y se notaba que se ejercitaba. Llevaba unos pantalones negros y una sudadera del mismo color, que lo hacían verse aún mejor.
Él sólo me miraba de manera fría y distante esperando a que dijese algo, pero no sabía que decir.

—Soy James.

VisionsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora