Había terminado de leer uno de los tantos libros que se encontraban en la estantería durante mi larga espera pero parece ser que se olvidaron de mí y nadie vino a buscarme.
Cansada de estar de brazos cruzados volví a dejar el libro en su sitio y salí en busca de los chicos.
Justo al llegar a la puerta esta se abrió de repente dándome un golpe en las narices ¡¿Que mierda le pasaba a la gente con las puertas hoy?!
Primero James y ahora... Dylan.
Maldito Dylan, malditas puertas y malditos lunes.
-¿Estás loca?- gritó furioso nada más entrar.
- Sí, gracias. Estoy bien,¿y tú?-dije con evidente sarcasmo.
- Ahorratelo y explícame que es eso de que vienes a la misión.
-Pues eso mismo, os acompaño en la misión.
-¡No puedes!
- Es evidente que si, por si no te has dado cuenta, estoy dentro.
-No lo entiendes Skyler, es demasiado peligroso.
- Créeme, lo sé. Se los riesgos que conlleva todo esto y aún así sé que puedo hacerlo. He estado entrenando duro, soy bastante fuerte y demasiado cabezota como para dejar pasar la oportunidad.
- Lo sé, te conozco, pero no quiero que te expongas al peligro si no es necesario. Te quiero, eres como una hermana para mí y ya fue lo suficiente difícil dejarla a ella participar.
No quiero pensar que ambas estaréis en constante peligro estos días y no soportaría perderos.-Tranquilo-dije abrazándole- Estaré bien, lo prometo.
La puerta volvió a abrirse, mostrándonos a una Liz algo confusa.
-¿Qué pasa aquí?
-Skyler vendrá con nosotros-dijo Dylan como un niño enfurruñado.
-¡Oh! Ya lo sabía, de echo venía a felicitarla.
-¡¿Pero que os pasa mujeres?!-gritó Dylan mirando al techo de forma dramática-¡¿Os divierte verme sufrir?!
-¡Sí!-gritamos de vuelta Liz y yo mientras reíamos por su comportamiento infantil.
***
Después de discutir durante largos minutos al fin salimos de mi cabaña y fuimos en busca del resto.
Todos parecían estar preparados y muy seguros de lo que hacían, logrando intimidarme.
No tenía ni idea de lo que nos esperaba allá afuera, pero de lo que si estaba segura es que no sería nada fácil.
Éramos unas ocho personas, no demasiadas, evitando llamar la atención pero las suficientes como para apañarnoslas.
Entre ellos se encontraban James, Liz, Dylan, Liam, una chica rubia que no conocía, el pelirrojo al que vi pelear contra James, Irina y otro chico de cabello castaño y ojos casi negros.
Las dudas empezaron a asaltarme pero no me dejé amadrentar por los nervios y me acerqué aún más al grupo.
Estaba cansada de la rutina y de no hacer nada relevante para ayudar a los míos. Ellos daban la cara constantemente por nosotros, nos protegían y viajaban para conseguir más provisiones que les proporcionaban algunos de los familiares de los chicos del campamento, los cuáles manipulaban todo cuidadosamente para no dejar rastro ni descubrirnos.
Muchas veces estos viajes se alargaban demasiado, dejando a los chicos en constante peligro, así que me propuse ayudar.
***
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Visions
FantasyQuién iba a decirme que al cumplir la mayoría de edad mi vida cambiaría completamente y no en el mejor de los sentidos... Mi nombre es Skyler Evans y puedo ver fantasmas.