9.Campamento II

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Entre a la cabaña y me sorprendió ver que el interior era aún más bonito.

Todos los paneles de madera eran blancos y los muebles, las puertas y los marcos de las ventanas de un marrón tostado casi negro.
Había una pequeña salita con un enorme sofá, un par de sillones y una mesa de café. En un lado de la sala había una enorme estantería con algunos libros y cerca de esta una puerta. En su interior se encontraba un dormitorio bastante amplio, con una cama de matrimonio, dos mesillas de noche, una cómoda y un pequeño armario empotrado.

Dejé mis cosas encima de la cama y volví a la sala. En el otro lado había otra puerta que conducía a un pequeño baño.
Volví a la habitación a por algo de ropa y me di una ducha y como hacía bastante calor decidí ponerme unos pantalones cortos cómodos y una camiseta holgada que le cogí a Dylan hace tiempo.
Sequé mi cabello y lo hice un rodete en lo alto de mi cabeza.
El día había sido muy intenso y lo mejor era descansar, así que entré al dormitorio y me quedé dormida encima de la colcha.

***

Desperté de repente y analicé él lugar dónde me encontraba recordando todo lo sucedido estas últimas horas.
Miré por la ventana, había anochecido y ya no tenia ni una pizca de sueño.

normal si has estado durmiendo casi todo el día, me recordó mi conciencia.

Sabia que era verdad, pero total ya estaba despierta por lo que decidí dar una vuelta.

El campamento estaba desierto a estas horas y lo único que parecía estar iluminado era el centro de entrenamiento.
La curiosidad me ganó así que entre sigilosamente y me dirigí al lugar del que provenía la luz.
Era una habitación enorme con varios aparatos de hacer ejercicio y un tatami en el centro. Seguí recorriendo la sala con mi mirada hasta que me topé con un chico sin camiseta y con unos pantalones negros holgados golpeando un saco de boxeo con mucha rabia. Aún no se había percatado de mi presencia así que me escondí y lo observé mejor hasta que me di cuenta de que era James.
El sudor le caía por la frente y su torso desnudo mientras seguía golpeando aquel saco con tanta enfado que sentí como un escalofrío me recorría de los pies a la cabeza.
Estaba a punto de marcharme de allí en cuanto vi salir a una chica con el pelo rosa de lo que parecían ser los vestuarios y hacercarse a James con una toalla y una botella de agua para que descansase.
Me acerqué un poco más para escuchar de que hablaban con cuidado de que no me pillasen.

—Tranquilo James, solo es una chica más.—dijo la misteriosa chica mientras se acercaba para abrazarle.

Él pareció ponerse tenso ante su toque y la apartó con sutilidad y ella hizo un puchero a lo que él no le dio importancia y sonreí para mis adentros.

—Lo siento Irina pero ya sabes lo que pienso. —dijo supirando y pasando la toalla por su cuello.—Además no puedo evitarlo, es tan insoportable y adorable como Mia y seguro que a Su le caería bien en seguida.

—Lo sé, pero pienso que deberías olvidarte de ellas, lo que pasó no fue culpa tuya.

—Pero mi deber era cuidarlas—dijo apartando la mirada.

Pensé que lo mejor era salir de allí y olvidar lo que había oído. Nada de aquello era de mi incumbencia pero la curiosidad me ganaba.
Llegué al exterior y respiré aire fresco mirando hacia ambos lados eligiendo mi próximo destino.
Empecé a caminar en dirección al bosque admirando el hermoso paisaje y el sonido de la naturaleza.
Llevaba ya un rato caminando sin saber donde ir y justo cuando iba a dar media vuelta para volver encontré un pequeño lago. Me acerqué lentamente para no caer con ninguna roca y toqué el agua. Estaba tibia y parecía un lugar muy tranquilo para relajarse. Una idea cruzó mi mente y mira a mi alrededor para asegurarme de que no había nadie cerca. Poco a poco me fui quitando toda mi ropa hasta quedar en ropa interior y me adentré en el lago.
Nadé de un lado a otro hasta cansarme y salí para volver al campamento.
Una vez vestida iba a retomar el camino de vuelta pero... me había perdido.

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