No sabia a donde ir y el estar mojada solo hacía que empezase a congelarme.
Me maldije interiormente por no haberme puesto algo más cálido y comencé a caminar para no morir allí de hipotermia.
Seguí caminando durante demasiado tiempo y no recordaba haberlo hecho tanto con anterioridad.
Iba a desistir y hacerme a la idea de que no encontraría el campamento y moriría allí hasta que un haz de luz me dió en la cara.
Sorprendida me acerqué corriendo al lugar proveniente de la luz y encontré a James con una linterna y parecía bastante enfadado.
Estaba nerviosa pero había pasado tanto miedo que le abracé.
Se había tensado pero poco a poco fue correspondiendo a mi abrazo.—¿Por que estas mojada?¿Y dónde diablos te habías metido?—preguntó separándose de mí y mirándome con el ceño fruncido—Fui a tu cabaña para ver si necesitabas algo y no estabas. Te he buscado por todos lados.
—Lo si-siento yo-o...
Se quitó la chaqueta, me la pasó por los hombros y empezó a caminar sin decir nada más.
Después de un rato caminando llegamos al campamento y me acompañó hasta mi cabaña.
Todo el camino había transcurrido en silencio y pensé que se iría sin decir nada hasta que por fin habló.—Descansa, mañana comenzaremos con tu entrenamiento.
—¿Entrenamiento?
—Pensabas que te pasarías todo el tiempo encerrada aquí o perdiéndote por el bosque—dijo sarcásticamente.
Y ahí estaba de vuelta el James al que había conocido esta mañana, era demasiado extraño que estuviera siendo tan amable.
Me puse roja de la rabia por su actitud arrogante y me gire para entrar en mi cabaña.
—Buenas noches—dije en un susurro.
No recibí respuesta así que supuse que se habría ido.
Entre y me dirigí hacia la habitación cansada por todo lo ocurrido.
***
Unos fuertes golpes en la puerta me despertaron y mire el lugar desorientada.
Me levanté y fui a abrir la puerta.—¡Ya voy!—grite para que la persona detrás de la puerta dejase de tocar tan insistentemente.
Detrás de ella encontré a James con el ceño fruncido y una expresión irritada.
—Por fin despiertas bella durmiente.
Le miré mal y esperé a que dijese algo más pero solo estaba ahí en frente mirándome fijamente.
—¿Que quieres James? —dije molesta.
—Te dije que hoy iríamos a entrenar y además la cafetería cerrará pronto.
En ese instante mi estomago rugió dándome a entender que estaba hambrienta por lo que me sonrojé .
Solo asentí y dije que tardaría cinco minutos en cambiarme y que nos veríamos allí.
Me cambié por algo cómodo pero que no me hiciese ver ridícula, así que opté por unos leggins y una camiseta blanca algo holgada de manga corta.
Mi cabello parecía un nido de pájaros y me daba demasiada pereza peinarme así que simplemente me lo recogí en un moño alto y algo desaliñado.Salí de allí camino de la cafetería y me encontré a Liz.
—¡Hola!—saludo con esa alegría típica de ella—¿Cómo has pasado la noche?
—¡Hola! Bien supongo.
—¿Supones?—preguntó arqueando una ceja.
—Si bueno...—me sonrojé al recordar lo que pasó la noche anterior—Salí a dar una vuelta y me perdí...
Solté una pequeña risita algo avergonzada de mi torpeza y ella me miró con una mezcla de preocupación y diversión.
—Eres todo un caso Sky—dijo finalmente sonriendo.
Reí junto a ella y nos encaminamos a la cafetería para comer algo.
Al llegar el lugar estaba lleno y me sorprendió ver la cantidad de gente que había y lo enorme que era.
Cogimos algo de comer y la verdad es que todo parecía realmente delicioso y olía bastante bien.
—Cada día se turnan para cocinar unos pocos y así distribuirnos las tareas.—aclaró Liz.
—Vaya...
Nos sentamos en una mesa con unas cuantas personas y todos me saludaron de forma amigable.
Después del almuerzo casi todo el mundo se dirigía hacia el centro de entrenamiento y por lo que me comentaron era algo común en su rutina de todos los días a excepción de los fines de semana que les dejaban descansar.
Llegamos y cada quien busco alguna actividad que practicar, quedándome en mitad de la sala sin saber que hacer.
Visualicé a James en el tatami peleando con otro chico pelirrojo más o menos de su estatura y como era de esperarse James ganó la pelea asestandole una patada el estómago al chico.
Al terminar elevó la mirada y se topó con la mía. Sonreía victorioso y me hizo un gesto para que me acercase.
Llegué hasta donde él estaba y parecía divertirle verme irritada.—¿Impresionada, enana?—elevó una ceja y sonrío con arrogancia.
—¿A quién llamas enana? Y si quisiera podría ganarte grandullón—dije remarcando la última palabra y cruzándome de brazos.
—¿En serio crees que puedes ganarme?
—¿Te apuestas algo?
—Esta bien, sube.
Subí al tatami y me envolví las cintas en mis manos. Él me observaba durante todo el proceso creyendo que tenía la victoria asegurada, pero lo que no sabía es que yo había estado entrenando todo tipo de defensa personal desde que tengo memoria y por nada del mundo dejaría que ganase.
Empezamos la pelea y un montón de personas se arremolinaron a nuestro alrededor para vernos mejor.
Me lanzó un par de golpes que supe parar y otros que me alcazaron, al igual que algunos de mis golpes.Analicé todos y cada uno de sus movimientos encontrando algunos puntos débiles.
Aunque era muy ágil, sabía exactamente como debía atacarle, así que en un par de movimientos rápidos golpeé su mandíbula, di un giro y le aseste una patada justo detrás de la rodilla desestabilizandole y logrando que cayese al suelo.
Me agaché hasta estar a su altura.—Te he ganado, grandullón—susurré con burla.
Me levanté y él aún seguía sin reaccionar bastante sorprendido por haber perdido. Bajé del tatami y Liz me ofrecía una botella de agua mientras me miraba orgullosa y los chicos que conocí en la cafetería se acercaron a mí.
—¡Eso ha sido impresionante Sky!—dijo Zack.
—¿Dónde has aprendido a pelar así?—preguntó Megan—Tienes que enseñarme por favor.
—Has estado genial pequeña—dijo Liam apoyando un brazo por encima de mis hombros.
No entendía que les había dado a todos con mi estatura pero lo pasé por alto dispuesta a contestar sus dudas.
Justo antes de hablar divisé en una de las esquinas del gimnasio a la chica que estaba la otra noche con James y que me miraba con furia y diversión, como si estuviera maquinando algo en esa cabecita pelirrosa suya.
Me volví a girar para hablar con mis nuevos amigos cuando James pasó por mi lado empujandome.
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Visions
FantasyQuién iba a decirme que al cumplir la mayoría de edad mi vida cambiaría completamente y no en el mejor de los sentidos... Mi nombre es Skyler Evans y puedo ver fantasmas.