VI Capítulo

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Nicholas Miller

No tenía muy claro cuando la señorita Moore regresaría a la ciudad. Desde que había escuchado la conversación de Sabana una creciente esperanza se iba inflando dentro de mí. Pronto podría acabar este maldito caso y olvidarme de todos estos adolescentes estúpidos que no sabían nada de la vida…

Pero por otro lado quería que la señorita Moore llegara a la ciudad para conocerla mejor. No me creía que una persona que parecía tan dulce hubiera matado a alguien.

¿Por qué lo había hecho?

-¿En qué piensas?-preguntó James que estaba tomando una cerveza.

-En el caso.

-Oye, hermano. No puedes dejar que ese caso te arruine la vida, eres un buen detective lo resolverás… ahora, ¿Por qué no dejas de llorar como niña y tomas otro trago?

-James, creo que debes dejar de tomar.

-No seas aburrido… hay que relajarse de vez en cuando, tío. Si te preocupan tanto tus problemas consuélate tú mismo, a mí no me molestes.

Cerró los ojos y recostó la frente en la boca de la botella.

Esa era mi señal para irme.

No me gustaba dejar a James solo cuando estaba bebiendo pero si me quedaba lo más seguro era que me estampara un puño en la cara y ya tenía suficientes heridas con las cuales lidiar.

Salí del bar y caminé por las callejuelas que recorrían la ciudad. Era ya tarde en la noche y un silencio espectral envolvía cada casa que había cerca. Varios ratones se arrastraban por el piso adoquinado y se metían en cualquier espacio para poder esconderse.

-Pss-escuché salir desde un pequeño callejón-Nicholas.

Esa voz… la reconocía.

-¿Elena?

-Sí, acércate.

Intenté seguir la voz. Después de varios intentos pude entrar en el callejón correcto y encontrarla. No veía nada así que no estaba seguro de qué pasaba a mí alrededor.

-Espera-dijo, creo que movió una mano. A los pocos minutos el callejón se iluminaba con una luz azulada. Ésta venía de la mano de Elena-. No te asustes, por favor. Es magia.

-¿Disculpa?

-Sí, magia. Sabes a lo que me refiero. Corres un gran peligro al meterte con Rebeca Moore. Es una bruja, literalmente. Es como yo. Pero en cambio ella es mala. Muy mala. No le importa matar, como ya te debes de haber dado cuenta. Es cruel y una traidora. Abandonó a su familia sin importarle si sobrevivían. No puedes entregarla… o algo. Te matará.

-Si es así de malvada debe ser detenida. No me importa morir. Una persona no puede hacer esas cosas y seguir por ahí.

-Lo sé.

-La entregaré.

-No puedes… es muy difícil encontrarle en estos momentos y te puede hacer daño… algo que no soportaría.

-¿Dijiste que eras igual que ella?, eso significa que puedes luchar contra Rebeca.

-Es más poderosa.

-Puedes hacerlo.

Sonrió… la verdad es que no creía que pudiera hacerlo pero la necesitaba.

-Gracias, ella está en Italia. En una sede del consejo. Te puedo llevar allí y te explicaré todo.

-Excelente… la encontraremos, y cuando tengamos la oportunidad… estará muerta.

Rebeca Moore

La habitación volvía a ser oscura y silenciosa. Los vampiros nos habían atacado, eso lo recordaba. Siguiendo las órdenes de Louis, había puesto a los Elegidos a salvo, pero ellos no querían hacerles daño. Ellos querían algo que yo tenía... el problema era que yo no sabía qué era eso.

Jacob había intentado sacarme de allí pero no lo logró. En cambio dos vampiros me agarraron e intentaron meterme en un auto. Intenté oponer resistencia pero uno me mordió y un dolor incesante se esparció por mi cuello. Qué demonios...

Hasta ahí lograba recordar. 

No sabía donde estaba ni cómo estaba. Todo era borroso y mi cuerpo no reaccionaba. Intenté gritar pero mi garganta se negaba a obedecer.

-Rebeca... Rebeca... Rebeca-dijo una voz aguda y femenina desde algún lugar de la sala- Qué sorpresa tenerte por aquí. 

-¿Quién eres?-pregunté, mi voz solo era un susurro.

-Me duele que no me reconozcas, Beca. Después de todo, soy tu mejor amiga

Una luz alumbró la habitación cuadrada y gris. Las lágrimas se resbalaron por mis mejillas.

-Va... Valeria.

-Hola.

-Pero… ¿Qué haces aquí?, ¿Dónde estamos?

-Te presento el CIV o Centro de Investigación Vampírica.

-¿Disculpa?

-Aquí los vampiros experimentan y tú ahora eres un sujeto de prueba.

-¿Un sujeto de prueba?, ¿Para un experimento de qué?

-Las personas ya se han cansado de la guerra, Beca. ¿Qué pasaría si nuestras razas se unieran?

-¿Nuestras?

-Oh… sí, lo lamento. Se me ha olvidado mencionarte que ahora soy uno de ellos.

No tuvo que especificar mucho más.

-Por eso habías estado enferma estos últimos días. Y no aparecías.

-La conversión no es nada fácil.

-Bien… ¿Quién fue?

-¿De qué hablas?

-¡¿Quién fue el imbécil que te convirtió?!-grité perdiendo todo tipo de calma.

-Ah… alguien que no conoces. Fue un chico con el que me enrollé. Estaba muy borracha y solo sentí que me mordieron. Al inicio pensé que él también estaba borracho y que me había mordido porque quería algo más, pero luego un ardor me dejó inconsciente. Desperté aquí.

-¿Y lo dices tan calmada?, ¿Sabes en qué lío te has metido, Val?

-Es genial, soy inmortal, más fuerte…

-Y te has metido en una guerra.

-La cual no durará mucho. Para eso de creó el CIV. SI unimos nuestras razas ya no habrá guerra y seremos más poderosos. Podremos acabar con los humanos…

-¿Y qué comerían ustedes?

-Nosotros, querrás decir. Ya te han mordido. Y si mezclamos las dos razas con la exactitud concreta… podremos dejar la necesidad de comer humanos.

La idea era tentadora… Pero algo no cuadraba.

-¿Cuáles son los riesgos?-pregunté con desconfianza.

-El único problema es que casi todas las personas que hemos intentado mutar se han vuelto totalmente locas… o han muerto.

Las Crónicas de Rebeca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora