Rebeca Moore
Ya había pasado una hora desde que Bruno y Valeria habían dejado el hotel. No sabía que podía hacer sola… así que pensé en lo que había dicho Val. ¿Acaso podía controlar la mente de Vlad o por lo menos bloquearla?
Si pudiera… ¿Cómo lo hacía?
Vlad no me había molestado, eso era raro, debía de estar ocultando algo… pero, ¿Por qué intentaba ocultar algo?...
Vlad debía tener a Nicholas… pero no quería molestarme para que no pudiera descubrirlo… así que sí podía controlarlo. Solo debía esperar a que Vlad hablara. Pero cuando lo hiciera, ¿Qué debía hacer?
Solo tenía una oportunidad… pero seguramente Vlad ya sabía lo que estaba planeando. ¿Qué podía hacer?, estaba en mi mente, debía bloquearlo.
Seguía en la habitación de Nicholas. No pensaba moverme y estaba claro que mis amigos no iban a volver por unos largos días si seguían mis órdenes. Tal vez solo debía relajarme… al final el destino lo controlaba todo. Tal vez todos íbamos a morir al final de esto. ¿Por qué pasaban todas estas cosas?, la guerra se iba a desatar y eso era inevitable. Aunque algunos vampiros ya se han actualizado y no creen en las antiguas leyes, la mayoría sí lo hace. Lo más seguro es que los supuestos tratados no funcionen, solo lo hacen para ganar tiempo, cada bando se está preparando y va consiguiendo aliados. Los vampiros buscarán a sus dioses para que les otorguen ayuda. Los brujos buscarían ayuda en las hadas ya que eran bastante cercanos. Buscarían armas además de sus respectivos poderes… pero algo había cambiado. No era como en los libros de historia. Ahora los vampiros tenían mutantes. El CIV debía de haber progresado con sus investigaciones y lo más seguro es que ya hayan más como yo. El problema es a qué bando elegirían. Si tomaban a los brujos lo más seguro es que siguieran a si raza, pero igual no tenían opción. Los humanos tampoco. Iban a mutar y el ejército de los vampiros iba a crecer. Además había muchos otros problemas. Con todo el alboroto que estaba causando Vlad y los mutantes que eran neófitos, los Carnales pronto se enterarían. Lo más seguro es que su reacción no fuera buena. Se iniciaría la tercera guerra mundial y allí todos estaríamos perdidos. No sabía si un mutante o vampiro o lo que sea pudiera sobrevivir a una bomba de hidrógeno. Nos destruiríamos. Ese era definitivamente el destino de todo esto, no se me ocurría una solución a todo esto…
Sentí un tirón en mi nuca. ¿Eh?, ¿Qué era eso?, nunca lo había sentido. Parecía que un hilo tirara de mí. ¿Algo que ver con Vlad?, probablemente. Empezaba a exasperarme. ¿Qué pasaba?
Solo olvídalo- pensé – Seguramente están tan histérica que ya imaginas cosas.
El dolor se extendió por mi cuerpo, caí al suelo. Mi estómago… sentía como si millones de cuchillas se clavaran en él. ¿Qué demonios…? ¿Tenía hambre?
Me arrastré hasta salir de la habitación. El dolor cesó un poco y me pude parar. Caminé un poco hasta el ascensor. Pulsé el botón de la recepción sin saber muy bien lo que hacía. Al llegar a la primera planta había muchos Carnales. El dolor se volvió a intensificar. Ahora ya no veía Carnales, mi visión se nublaba y solo podía oler algo delicioso. Sangre.
No estaba pensando en nada. Solo agarré lo primero que sentí y lo llevé lo más lejos que pude. Ya no veía nada pero mis instintos se encargaban de todo. No sabía exactamente a dónde iba, pero llegué a un cuarto y cerré la puerta. En ese momento mi vista se aclaró. Frente a mí había una chica de unos 18 años de edad que gritaba. Eso no me importaba. El dolor amenazaba con matarme y su sangre… su sangre olía a miedo y se notaba que era una chica sana. No podía más.
-Shhhhh-susurré acercándome a su cuello- Si dejas de gritar de dejaré ir, solo tienes que calmarte.
La chica pareció utilizar el sentido común. Los poderes de Vlad empezaban a aparecer. Estaba pensando como escapar y si le estaba diciendo la verdad. Sus nervios estaban a punto de explotar y el miedo no la dejaba pensar con coherencia…
Cuando ya estuve lo suficientemente cerca de su cuello empecé a pensar sin tanta crueldad. Era alguien como yo, no merecía esto…
Ya era demasiado tarde. Mordí su cuello y empecé a succionar la sangre. La chica no sabía lo que estaba pasando. Pobre. Era tan delicioso. La sangre estaba tibia. Sabía que la iba a matar, pero en lo único que podía pensar era en la descarga de adrenalina. Me sentía poderosa.
Pronto toda la sangre se agotó. El dolor había desaparecido por completo y la confusión en mi cerebro también. ¿Qué había hecho?
La chica estaba tirada en el suelo. No derramaba sangre. Estaba pálida y muerta. ¡¿Qué había hecho?!
Toda mi vida había odiado lo que hacían los vampiros con los humanos, me parecía asqueroso, odiaba a esa raza… y ahora era uno de ellos. Había tomado sangre, había cazado. Ahora no podría parar. Sería imposible. Ya sabía lo bien que se sentía… ya quería volver a matar a otro Carnal. Dios, ¿Qué había hecho?, había botado todo por la borda. Mi familia me iba a odiar, no seguí las normas de Kat ni las del consejo. Había dejado a Vlad ganar. Ahora era una de ellos. Mierda. Ahora era un monstruo que disfrutaba matando gente.
Pero algo más había cambiado. Algo en mi cabeza. Ya no sentía un espectro andante por allí. Desde que Vlad me había atrapado había sentido que un intruso buscaba en mi mente… ahora se había esfumado. ¿Habría logrado sacar a Vlad?, ¿Esa era la clave?, ¿Sangre?
-¡Las vi correr por aquí!-oí gritar al otro lado de la puerta. Claro, ya echarían de menos a la chica. Ésta vez me aseguré de no cometer ningún error. Desaparecí el cuerpo con un simple hechizo y salí por una ventana sin que nadie me viera.
Me sentía libre…
Me había librado de Vlad, pero ahora debía de buscar la forma de entrar en su mente y sacarle información. Para es necesitaría más sangre. Pero por ahora, descansaría un poco. Volví a la habitación de Nicholas como si nada hubiera pasado. Bruno y Valeria no se enterarían de nada. Tampoco Nicholas… si lo encontrábamos. Fui al baño y me miré al espejo. Como esperaba mis ojos eran completamente negros. No había iris ni pupila, todo era negro. El signo de que había bebido sangre. Mi rostro tenía más color y mi cabello se había vuelto un poco rojo. Como todo vampiro era preciosa, seductora, y podía mentir con facilidad. Ahora sería más fácil atraer a las presas.
¿Pero de qué hablo?- me reprimí- No va a haber más presas… no puedo, son humanos, tu mejor amiga es humana, alguna vez Valeria también lo fue. Muchas personas que amas lo fueron. ¡No puedes matar a esa raza!, estás en este mundo para protegerlos.
No había más opción. La única forma de averiguar acerca de los vampiros era entrando a la mente de Vlad. Así podría adelantarme a sus pasos, podría proteger a mi familia y a los brujos. Salvaría a éste mundo pero no sería del lado de los vampiros o de los brujos.
Yo crearía mi propio bando.
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Las Crónicas de Rebeca.
AksiRebeca oculta secretos. Nicholas lo sospecha. Ellos son culpables. Por su culpa, nuestro mundo será destruido. Ellos dos nos han condenado. Ellos dos se han revelado. No los traiciones. Ellos te confiaron todos sus secretos. Tú eres el único que s...