I capítulo

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I

Rebeca Moore

Si estás leyendo esto significa que has conseguido encontrar mi diario, no sé quién eres ni cómo te llamas, tienes que entender que te estoy confiando todos mis secretos y errores. Todo lo que leas aquí no se lo puedes contar a nadie. Te enterarás de muchas cosas que son secretas para los demás. Y lo más importante, sabrás que por mi culpa, todo tu mundo va a ser destruido..., por mi culpa todo el mundo va a estar muerto.

28-09-2013

Siempre he sido ese tipo de chica que no habla mucho y que ha nacido siendo hija única. Nunca me ha gustado hablar con otra gente que no fuera la que conozco y siempre he estado encerrada en mi cuarto, seguramente leyendo un libro. Toda mi vida he tratado de que todo el mundo piense que soy totalmente normal, hasta el año pasado yo era una más del grupo de la escuela, mi vida fuera de la institución no se entrometía en mi vida falsa, solo tenía dos amigas en las cuales podía confiar, Sabana y Valeria, todo era normal para ellas y nunca corrían peligro, siempre sacábamos buenas notas, no causábamos problemas y nunca desobedecíamos a nuestros padres.

Un día volvía de la escuela y Sabana me comentó de una fiesta que iba a realizar, era más un acto de cortesía que de invitación ya que como siempre rechacé la invitación diciéndole que estaba ocupada estudiando para el examen final de matemáticas y como todas las veces era la única que no iba a ir a la fiesta. Para ser sincera no tenía que estudiar para nada, pero no era del tipo de chica que le gusta desvelarse toda la noche y si lo hacía era estudiando, entrenando o terminando un buen libro. Pero en está ocasión fue diferente me estaba dando cuenta que me alejaba mucho de las demás personas, lo cual se podría volver sospechoso, así que decidí ir a la fiesta. Me puse unos de los vestidos que mi madre me había obligado a comprar y un abrigo bastante ancho. Me intente arreglar el cabello y cogí un taxi para ir a la casa de mi amiga.

Me sentía incomoda, seguramente por la fiesta. La casa de Sabana no estaba decorada, solo había puesto música y un poco de comida, seguramente la madre de los dos hermanos había salido y no sabía nada de esa fiesta.

Parecía que había llegado un poco temprano pues aún no se hallaba nadie.

- ¡¿Rebeca?! -me llamó, seguramente se habría sorprendido de mi presencia.

- Hola - le conteste - Tu madre no sabe de la fiesta ¿verdad?

- No, ¿Qué demonios haces aquí?, eres la persona más aburrida que conozco.

-Gracias, quería..., divertirme un poco-Algo de lo que estaba segura era que no me iba a divertir

-Creo que llegaste un poco temprano - en ese momento Sabana intentaba mover una mesa llena de fotos de ella y su hermano, parecía pesada así que la ayude. Ella nunca ha sido muy delicada y yo tampoco, la verdad es que en el aspecto físico nos parecíamos mucho, las dos teníamos el pelo castaño, ojos cafés y según mi madre parecíamos hermanas, pero la verdad es que a la hora de pensar éramos como el día y la noche.

Sabana había perdido a su padre a los 11 años, lo había tomado muy bien, pero su madre no podía estar en la casa un fin de semana así que ellas y su hermano tenían que ir a visitar a su tío. Un día Sabana decidió que quería quedarse en mi casa el fin de semana y decirle a su madre que ya no la iba a acompañar, su madre le pidió que fuera con ellos pero Sabana no cedió y desde ese fin de semana su madre se va con su hermano y ella se queda sola. Su hermano o Peter, su nombre, prefería no pelear con su madre, él había sido el más afectado, y siempre quería tener a su familia vigilada con la falsa esperanza de que sí él estaba allí nada malo les pasaría. Él es un año mayor que Sabana, así que cuando su padre murió era muy joven, ellos pasaban mucho tiempo juntos y a Sabana le daban celos pues según ella su padre no le ponía atención.

Las Crónicas de Rebeca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora