Capítulo XXVIII

179 12 1
                                    

Rebeca Moore

Habíamos esperado hasta las 10:30 para partir por una simple razón: Había cambio de guardia y todos se relajaban un poco.

Empecé a escalar el edificio lo más rápido que me fue posible para no escuchar las quejas de Nicholas. Los demás me seguían. Federico y yo habíamos planeado todo. Los demás me seguían. Me detuve en el piso 21 e intenté abrir la ventana. Sin dejarme caer le di un fuerte puñetazo al vidrio. Este se rompió y entré. Los elegidos se quedaban en el siguiente piso. Alcé mi mano para que los demás se fueran y sólo quedáramos Federico y yo. Barzal se lanzó por otra ventana produciendo un fuerte estruendo y Cezz, Cantiel y Filzzin, empezaron a dar patadas por toda la habitación. Federico y yo empezamos a correr. Nos metimos en un ascensor y subimos al siguiente piso. Fácil, fácil, fácil. Todo era así con unos pocos hechizos.

El reto era separar a los elegidos. Mientras el ascensor subía en pocos segundos pude escuchar como Adele gritaba. Bien, Mirella.

Sonó una gran explosión. Federico y yo éramos los únicos que poseían poderes de brujos en el grupo. Yo era mucho más poderosa que Federico, pero igual era un apoyo. 

Cuando las puertas se abrieron, reaccioné de inmediato. Levanté la mano y de ella salió una luz roja. Como si fuera un látigo se enrolló en la muñeca de Alex y lo hice acercarse a Zazequiel. Este lo agarró y la luz se desvaneció. Federico había callado a Adele y se la había entregado a Mirella. Andrea había caído desmayada en el piso.

Me acerqué a Alex.

-¿Dónde está Oliver?-le pregunté con calma.

-No te interesa.

-¿Dónde está?-insistí.

-Déjalo en paz, ¿Qué te importa a ti lo que hagamos?

-Te lo repetiré una última vez- lo tomé del cuello de su camisa blanca, los Elegidos siempre iban elegantes- ¿Dónde está?

-Me escupió en la cara.

Sin inmutarme tomé el borde de mi camiseta y me limpié.

-Llévenselos. Sólo a Andrea y Alex… me voy a divertir un poco con Adele.

-¡NO!-gritó Nicholas al ver que una nueva luz salía de mi mano. Esta vez era verde. Venenoso y ellos lo sabían.

-¿Ahora me dirás?

-No le digas, ni se te ocurra Alexander.-Le dijo Adele.

La luz se acercó más a ella.

-Está en el último piso. Duerme.

Lo miré a los ojos.

-Bien. Llévenselos- Con fuerza lancé mi mano hacia Adele. La luz le tocó el hombro y ella gritó- Más te vale que me hayas dicho la verdad, Alex. Yo de ti ayudo a tu hermana. Solo tengo órdenes de matar a uno, pero si es necesario… tal vez la única familia que tienes desaparezca.

Mirella y Zazequiel desaparecieron y Federico y yo volvimos a tomar el ascensor.

-¿Por qué no hay guardias?-preguntó.

-Nicholas, Fernando y Cezz los están matando.

Podía oler la sangre desde aquí y el sudor de los tres.

Cuando llegamos al piso 40 un silencio se esparció. Era un piso amplio y lleno de habitaciones. Buscamos una por una hasta que encontramos a un chico delgado alzando las manos hacia nosotros. Yo me acerqué a él.

-Calma, Oliver- le dije mientras me sentaba en la cama que se encontraba detrás de él- Sólo venimos a… dejar un mensaje.

-¿Q-qué t-t-tipo de mensaje?-preguntó realmente asustado.

-Tranquilo, baja las manos y aprovecha la oportunidad de tener una chica guapa en tu cama por primera vez.

Federico rió.

-Rebeca Moore-Oliver temblaba- No me importa si te presentas en mi cuarto desnuda, te voy a tener miedo estés como estés.

-¿Por qué?-puse cara inocente- ¡No he hecho nada para ganarme tu temor…!

Vi la duda de Oliver en sus ojos y terminé la frase:

-Todavía.

Saqué la espada Moore e intenté cortarlo. Esquivó todos los golpes y logró hacerme tirar la espada.

-Buen ataque- le dije al pobre chico que no paraba de temblar- Lo que no entiendo es tu temor. Eres un Elegido. Y para mí eres el más poderoso.

-¡Tú has matado a un vampiro, estado en el CIV y arrancado las alas de un ángel!, ¡Y haces todo eso siendo extremadamente sexy!, ¡Además has vivido por millones de años y se dice que tu poder supera cualquier cosa!

-Ah-bueno, sabía actuar y aunque por dentro me moría de pena, por fuera era atrevida y peligrosa- Cariño, rumores, rumores, rumores. Calma, me puedes matar en cualquier momento. Solo quiero ver  cómo lo haces.

Oliver cerró los ojos. Primer error. En combate NUNCA cierras los ojos. Un cuchillo que parecía fantasma apareció y se precipitó rápidamente hacia mí. Hice un arco imaginario con mi mano y allí apareció una pared también fantasmal. El cuchillo rebotó y terminó cortando a Oliver peligrosamente en el cuello.

Ya un poco aburrida de su patética actitud me puse detrás de él en segundos. Sorprendido se alejó.

-¿Qué eres?

-Adivina tú.

Y entonces descargué toda mi fuerza y pegué a Oliver contra la pared. Lo estaba ahogando. Saqué mis colmillos para causarle terror y mordí su cuello. Mis ojos se volvieron negros y mi presa gritó.

-Soy un monstruo-dije-Pero ustedes me crearon.

Recuperé la espada Moore y le corté la cabeza.

Federico aplaudió.

-Deberíamos trabajar más seguido juntos. Eso fue increíble.

-Debemos salir. Recoge la cabeza.

En la habitación de Oliver había un gran ventanal. Lo abrí con cuidado y salté. Con una hábil voltereta caí en el suelo y todos quedaron sorprendidos y asustados. Federico se reunió con nosotros un poco después.

Allí estaban todos, sanos y salvos. Adele, Alex y Andrea estaban sentados en la pared temblando de miedo.

-¿Qué hiciste?-me preguntó Andrea.

-Oh, ¿Estás preocupada por tu amor?, Federico, amigo mío. ¿Por qué no le muestras nuestro trabajo?

Federico les mostró la cabeza. Los tres gritaron mientras lloraban.

-Esto es lo que pasa por tener un gobierno corrupto.

-Trabajas para Vlad.

-Felicitaciones, usas el cerebro por primera vez en tu vida, Andrea. Pudimos con ustedes cuatro que son los más “Peligrosos”, van a perder y nosotros venceremos.

Actúa. Sólo actúa.

-Somos tu… tu familia-dijo Alex-Oliver y yo estuvimos enamorados de ti… jugabas con nosotros, te cuidamos cuando nadie más estaba dispuesto a hacerlo, nos arriesgamos a que nos mataran por proteger a esa chica fuerte que parecía estar a punto de morir… ¿qué te ha pasado?

-¿Qué me ha pasado, Alex?, ¿Quieres que te diga?, me traicionaron, me engañaron, me vendieron. No me dieron una segunda oportunidad. Mataron a mi primer amor y acabaron lentamente con mi familia. Ustedes no saben lo que es sufrir, pero, oh, pronto lo descubrirán.

-Bésame-dijo él.

¿Eh?, ¿Qué se había tomado?

-Te besaré cuando estés en el borde y la muerte toque tu puerta. Tranquilo, eso será pronto.

Y nosotros, los asesinos, nos fundimos en la noche.

Las Crónicas de Rebeca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora