Nina adoraba los vuelos. De alguna manera, estar sola, sin que nadie la molestara, con sus audífonos y la música a todo volumen, transportaban a la rubia a otro lugar.
Fijó su mirada en el cielo nocturno que la pequeña ventana del avión le permitía apreciar. Era tan extraño y divertido cómo la chica soñaba con ser la protagonista de un video musical mientras que Umbrella de Rihanna se reproducía en su celular.
Quedaban pocos minutos para abordar Beacon Hills, y con iniciaría una nueva vida; la mejor que pudiese tener.
La adolescente guardaba la expresión en su rostro que la hacía ver inocente, justo como la típica chica de buenos sentimientos que aparecía en los libros de amor. Con su sentido por la moda y su constante sonrisa de labios rosados, lograba que la gente la estimase al primer instante.
¡Pero qué equivocados estaban!
La rubia de estatura media era idéntica a una pantera: Bella, enigmática y peligrosa. Entonces, la imagen de la Barbie quedaba contrapuesta con Nina Argent; expresión gélida y ropas oscuras que escondían a la cazadora en la penumbra.
―Señorita ―le llamó la azafata del vuelo cuando se le acercó, atrayendo la mirada de la adolescente―. Debe ponerse el cinturón. Ya estamos por aterrizar.
Inmediatamente, Nina extendió una sonrisa hipócrita y de mala gana se colocó el cinturón.
¿Ya estaban por aterrizar? ¡No! Quería era una segunda vuelta en el avión, y si hubiese dependido de ella, se habría hasta escondido bajo un asiento o en baño para lograrlo, pero no. Por mucho que adorase escuchar música mientras viajaba, su trasero exigía salir del maldito asiento que se empeñaba en dejarla plana.
Luego de varios minutos, el avión finalmente descendió hasta que sus ruedas tocaron el suelo.
Rápidamente se colocó de pie y sintió como las cuatro horas sin moverse le habían dejado un malestar en las piernas, eso y su novio en la noche de despedida ―o más bien, su ex novio―.
Recogiendo sus maletas, se dirigió hacia la entrada del aeropuerto. Con su mirada recorrió todo el lugar, no obstante, ningún rostro conocido aparecía.
―Planeaba encontrarme con la niña de ocho que conocí, pero claro, ya creció ―Nina se giró hacia donde provenía esa voz, y ahí le encontró.
Su tío favorito.
Chris extendió sus brazos en la espera de su sobrina, y la chica se abalanzó sobre él soltando una risa.
―Pensé que te olvidarías de mí ―expresó efusiva por el reencuentro.
―Planeaba hacerlo, pero tu madre ha estado llamando insistentemente para recordándome la hora de tu vuelo ―bromeó el cazador.
Nina blanqueó sus ojos ante la aburrida broma de él, quien pese a intentarlo, seguía teniendo un inadecuado sentido del humor. Luego, dejó las dos maletas cerca de su tío para que él las cargara.
Sentada en el asiento copiloto del auto, Nina bajó el vidrio de la ventana e inhaló el aroma de su nuevo hogar. Lo estudió con la mirada. No tenía ningún parecido con Georgia ―que era donde ella había nacido y vivido toda su vida―, y resultaba que esa era la mejor parte. Si bien, sí, le faltaban más atracciones que dieran la impresión de que había vida nocturna allí, la rubia encontraría después con qué entretenerse luego justo como lo hacía en su ciudad natal.
Y justo ahora deben estar preguntándose: ¿Quién es Nina, y por qué habría de mudarse tan feliz de un entretenido Georgia, el cual tenía fiestas casi todas las noches y cero control parental, a un tradicional Beacon Hills?
Pues, siendo hija de Robert Argent ―el hijo del medio de la familia cazadora―, la adolescente había sido enviada con su tío Christopher para "mejorar" el arte de la cacería. O al menos esa era la respuesta que ella pretendía dar.
En ciertas palabras, odiaba a su padre y toda la familia allá, por lo que mudarse a varios kilómetros con su tío favorito era la mejor opción para salir de esa "casa de lunáticos".
―¿Cómo está Allison y la tía Victoria?
―Ambas deben estar en casa ahora. Mañana empieza la escuela, y tu tía quería que supervisar que todo estuviera en orden.
―Todo debe salir perfecto, ¿no es así? ―se burló Nina al recordar la icónica frase que su tía utilizaba para todo. La misma frase que le otorgó el seudónimo de "Bruja obsesiva". O al menos se lo otorgó dentro de su cabeza.
Ante esto, el hombre la miró por el rabillo del ojo con cierta malintención y burla.
―No te diviertas tanto, tú también irás.
Instantáneamente, Nina se irguió en el asiento con sus ojos abiertos de par en par.
―¿Qué? ―gritó con indignación―. ¿Por qué yo tengo que ir también? Creí que eso era cosa de Allison y que yo venía para aprender otras cosas.
―Tienes dieciséis ―argumentó Argent, pero Nina alzó sus cejas en un gesto de: "¿Y eso qué?"―. Bueno, las chicas de tu edad van a clases.
―Bueno, yo no soy como las otras chicas de mi edad ―refutó, cruzándose de brazos―. ¿Me enseñarán como decapitar a un hombre lobo?, ¿O por lo menos cómo cortarlo un poquito? Yo creo que no.
Inmediatamente, Chris resopló. Conocía a la perfección que su sobrina podía ser algo complicada, pero no era una mala chica. Sólo tenía una crianza muy distinta a la de su agrado, y eso era por su hermano.
Por ello, con una sonrisa de lado a lado, animó:
―Irás a la escuela y te divertirás. Disfruta la adolescencia por un par de horas en la escuela. Además, tú y Allison irán al mismo salón. No serás la única nueva.
E instantáneamente, la chica clavó sus claros ojos sobre el hombre con cierta impresión.
―¿Ella lo sabe? ―preguntó interesada.
―¿Qué irán al mismo salón? Claro que sí. Ya compró sus útiles, ah, y se tomó la molestia de escoger los tuyos también.
Pero la seriedad en el rostro de la chica no se esfumó.
―Sabes que no me refiero a eso ―le cortó, causando que Argent la mirase con la misma seriedad―. ¿Sabe lo que somos y lo que hacemos durante las lunas llenas?
Fueron instantes, ligeros, pero significativos instantes los que consiguieron contestarle a Nina.
Observó la aflicción detonada en el rostro de su tío, y queriendo disimularlo, él redirigió su vista al frente.
―No, y prefería que siga siendo así.
Aquello le bastó a Nina para asentir con convicción.
―No lo sabrá por mí. Te lo prometo.
Consecuentemente, el cazador le asintió, agradecido, y con una sonrisa de complicidad la chica deseó tranquilizarlo.
Por su mente, todos sus planes de tener una vida tranquila eran desechados directamente a la basura. Ahora ella se encargaría de acompañar a su prima a la escuela y asegurarle una vida normal y sin complicaciones. Era su misión en Beacon Hills, y vaya que se esmeraría.
¿Por qué? Pues, porque sabía lo mucho que volverte una cazadora podía arruinar tu vida, y por el cariño que le tenía a Allison, le evitaría el mal rato.
✎Editado.
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➀𝐂𝐨𝐥𝐝 𝐚𝐬 𝐦𝐞╊𝐃𝐞𝐫𝐞𝐤 𝐇𝐚𝐥𝐞
FanfictionSINOPSIS: Ni de tonalidades blancas, ni negras. Nina piensa que el gris, mejor conocido como el "término medio", es la solución a todos sus problemas. Criada en la dureza de una familia cazadora, finalmente decide mudarse lejos de Georgia. ¿Su dest...