Había pasado un poco más de una semana. Ya estaba recuperada y hoy me daban el alta. A pesar de todo, Manuela, la madre de Adrián, me había salvado la vida. A los pocos días de la batalla, cuando ya todo en el hospital se normalizó, se puso a cargo de las autoridades para que la detuvieran por haber sido cómplice de todo lo que su marido hacía, pero todos nos reunimos y decidimos hablar con la policía para que le dieran el indulto. Al fin y al cabo, sin ella muchos de los que acabamos heridos no hubiéramos sobrevivido. Se arrepentía de todo lo que su familia había hecho y de no haber intentado pararlo.
Ahora me encuentro parada frente a la ventana, mirando el cielo despejado y azul. La primavera empieza a dejarse ver con el alegre color de los árboles y las primeras flores naciendo. Laura entró en la habitación después de haber estado hablando con Manuela sobre los cuidados que tenía que darme en casa. Bueno, casa... Aún no sabíamos a donde ir. Muchos aún volvían al hotel mientras buscaban una casa. Otros ocupaban casas vacías. El gobierno poco a poco empezaba a tomar control de la situación normal que teníamos antes de la guerra.
Laura me abrazó por la espalda con dulzura y con una sonrisa que veía reflejada desde el cristal de la ventana.
-Cuando quieras nos podemos ir -me dijo sin separarse de mi.
-¿Y a dónde vamos a ir?
-A cualquier sitio. ¿Dónde te gustaría?
-Canadá -dije tras un momento pensándolo.
-Di que sí, donde más frío hace -respondió irónicamente.
Recordé entonces su odio al frío.
-¿Qué te parece Marruecos? -preguntó.
-Di que sí, donde más calor hace -le respondí riendo-. Podríamos pasar una temporada en cada uno.
-¿Cuánto de larga esa temporada?
-¿Qué te parece tres años? Uno para acostumbrarte, dos para disfrutarla y tres para cansarte y buscar otro sitio donde vivir.
-Suena muy bien.
-Pues a Canadá entonces.
-Con una condición -dijo ahora haciéndome girar hacia ella-. Que cuando haga frío nos quedemos en casita junto a la chimenea.
-Ja, ni hablar. Salimos a jugar con la nieve.
Laura resopló divertida y me abrazó sin mucha fuerza para no hacerme daño en la herida casi recuperada.
-¿Sabes qué? Cualquier lugar es romántico si es con la persona a la que quieres.
-¿Y tú me quieres?
-Como la trucha al mero -le respondí entre risas.
A pesar de la incertidumbre y nuestro miedo a lo que podía o no pasar en aquella batalla conseguimos salir con vida. Dejábamos atrás muchas personas especiales que habíamos ido perdiendo durante el camino, pero nuestro amor se mantuvo fuerte y brillante como las estrellas del cielo que velan nuestros sueños.
Hago memoria y recuerdo la primera vez que nos vimos. Cómo nos miramos sin saber quiénes éramos. Cómo nos odiamos y peleamos.
Y cómo hemos acabado amándonos.
Laura me besó los labios mientras el "te quiero" que acababa de decirme seguía resonando como un eco en mi mente.
FIN
ESTÁS LEYENDO
Sobrevive como puedas (Trilogía "Como puedas". Tercera parte)
RomanceAdriana y Laura encontrarán refugio en los Rebeldes. Todos unidos harán frente a la guerra y lucharán porque el mundo vuelva a la normalidad. ¿Serán capaces de conseguirlo?