Capítulo 4

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 -Echo de menos a mi familia.

Andrea cortó el ambiente divertido que habíamos conseguido crear. Las risas cesaron y todos nos quedamos en silencio, pensativos.

-Echo de menos a mi hermanito y a mis padres. No quiero ni pensar qué les ha podido pasar -continuó.

-Te entiendo -contestó Paola.

-Todos te entendemos, nena -le dijo Ginés cogiendo su mano.

-¿Creéis que algún día volveremos a verlos? -preguntó en tono nostálgico

Aquella pregunta creo que nos sentó a todos como un jarro de agua fría. Sabiendo como están las cosas todos imaginábamos lo peor.

-Encontré el cadáver de mi abuelo en el salón de mi casa -recordé en ese momento, diciéndolo en voz alta.

Todos tenían la mirada baja, cada uno recordando un mal momento.

-Mis padres se entregaron por salvarme a mi, aún me siento culpable por no haber estado con ellos.

Laura me acaricia el brazo y me mira comprensiva.

-Yo no hubiera soportado perderte -me dice.

-Yo también echo de menos a mi padre -habló ahora Ginés-. Mi madre murió cuando era pequeño. Él era todo lo que me quedaba. Él y mi perro Roko. Cuando llegué a casa me lo encontré bajo un charco de sangre. Había crecido conmigo. Fue como perder a un hermano.

Miré a Laura que tenía la mirada perdida en el suelo, con el ceño fruncido.

-¿Estás bien? -le pregunté.

Dio un largo suspiro y comenzó a hablar, como si necesitara desahogarse.

-Cuando estaba en las celdas me reencontré con alguien muy especial -comenzó a contar sin levantar la vista del suelo-. Mi ex, Noemí.

La miré sorprendida, no me había contado nada de que hubiera visto allí a su ex.

-La metieron en la misma celda donde yo estaba. La encontré muy mal. Mucho peor de como yo llegué a tu casa -dijo refiriéndose a mi-. Se estaba muriendo. Lo último que dijo fue que se alegraba de volver a verme. Después murió en mis brazos.

Su voz se quebró y sus ojos se pusieron vidriosos.

-¿Por qué no me lo has contado?

-No quería recordarlo. Aunque la imagen de ella muerta en mis brazos me persigue cada noche. Después me encerraron en una celda solitaria y me hicieron de todo. Pensé que no saldría viva de allí, pero entonces llegó Rocío y me salvó. Me sacó de ese infierno y me llevó junto a Adriana. No merecía morir. Como tampoco Lucía. Su novio le pegó un tiro en la frente. Y ahora Vicente también ha muerto. Con solo 17 años he contemplado demasiadas muertes y lo único que pienso es que cuando esto acabe yo no voy a tener a nadie. Estoy sola. Mi madre fue la que me encerró en esa cárcel, por lo tanto no la estoy esperando, y mi padre está en la otra punta del mundo y no sé cómo se encuentra, si está vivo o muerto.

-No estás sola, me tienes a mi.

Laura me miró entonces y sonrió.

-Lo sé.

Le di un beso y se echó sobre mi hombro. Nunca la había oído hablar así como esta noche. Es verdad que había contemplado muchas muertes y que estuvo apunto de morir también. Esta situación no es justa para nadie.

-Creo que hasta que no pensamos detenidamente por un momento en todo lo que hemos vivido no nos damos cuenta de todo por lo que hemos pasado. Cuando te das cuenta sientes que la vida es injusta por traerte personas importantes que después te arrebatará sin piedad.

Todos me miraron conscientes de lo que acababa de decir.

-Tratamos de hacer las cosas lo mejor posible y después pasa algo y te das cuenta de que todo por lo que has luchado no sirve de nada -siguió Guille-. Tantos años luchando por la paz y porque una guerra como las anteriores no vuelva ha ocurrir y mira ahora. ¿Dónde queda todo lo que hemos conseguido? Tantas personas que han luchado y reivindicado la paz mundial ya se han quedado olvidadas. Es más importante para ellos el poder que la felicidad de las personas. Solo piensan en ellos mismos.

-Y entonces digo que no ha valido la pena todo lo trabajado porque mira hasta donde hemos llegado hoy -terminó Paola.

-Sí. Hemos llegado a estar sentados en una mesa recordando todas las personas importantes que hemos perdido por culpa de unos energúmenos.

Ginés se levantó de la mesa enfadado, seguido de Andrea. Todos dimos por terminada la cena. Paola se fue con Guille y yo me quedé junto a Laura que seguía sumida en sus pensamientos.

-Era muy importante para ti, ¿verdad? -le pregunté refiriéndome a Noemí.

Trataba de imaginarla para hacerme una idea de porqué la quiso y la sigue queriendo tanto. Supongo que si yo perdiera en estos momentos a Laura me sentiría igual de mal.

-Con ella descubrí lo que es el amor, puedes hacerte una idea. Lo peor es que la tuve que dejar sin querer hacerlo. Que le perdí la pista por culpa de mi madre y que no volví a saber nada de ella durante dos años. Y cuando por fin la encuentro...

Su voz se quiebra por la emoción y la abrazo fuerte. A mi mente me llega entonces una imagen de Laura muerta entre mis brazos y me recorre por toda mi espalda un escalofrío. Es imposible no sentir dolor con algo así. 

Sobrevive como puedas (Trilogía "Como puedas". Tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora