Capítulo 12

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Dos días. Quedan dos días. Guille había puesto todas sus fuerzas y ganas en empezar andar cada vez más tiempo. Había dejado atrás su silla de ruedas y ahora se ayudaba de un bastón que uno de nuestros genios ancianos le había prestado. A pesar de la prohibición que Paola le había puesto, él tenía muy claro saltársela y Paola se enfadó muchísimo con él hasta el punto de dejar de hablarle. A Guille eso le afectaba, por supuesto. Se querían con locura y no podían estar separados ni un momento, pero sus ganas de luchar y hacer algo interesante en su vida, hasta entonces aburrida, podía más que el enfado con su chica. Quería acompañarnos esa noche armado y con ganas de ganar esa batalla. Y quería volver con una victoria bajo el brazo y demostrándole a Paola que había merecido la pena correr aquel riesgo. Aún así, Paola seguía sin estar de acuerdo. Hablaba de un presentimiento. Hablaba de que algo en su cabeza le decía que no debía ir con el grupo esa noche, que algo malo pasaría. Paola siempre había creído en esas cosas sin embargo, Guille se reía de aquello.

-Tenemos el poder de cambiar nuestro propio destino.

Le decía él siempre. Paola me contaba sus miedos llorando y, yo trataba de consolarla.

-Si le obligas a quedarse será peor -le decía yo.

-¿Estás dándole la razón? ¿Queréis mataros todos o qué? -contestó a la defensiva.

-Queremos salvarnos todos.

-Pues que vayan a esa estúpida pelea otros, pero no vosotros.

Tampoco veía con buenos ojos que Adriana y yo fuéramos también a combatir.

-Laura, créeme cuando te digo de que algo malo va a pasar. Estoy convencida -insistió cogiéndome fuerte de las manos.

-Pase lo que pase, Adriana y yo vamos a ir. De Guille no digo nada, eso es un tema entre ustedes, pero no me puedes impedir a mi que vaya.

-Solo prométeme que vais a tener cuidado.

-Te lo prometo. Pensamos tener cuidado, no queremos morir después de todo. Iremos, ganaremos y volveremos vivas. Estoy convencida.

-Ojalá yo pensara igual -dio un suspiro dramático.

El pensamiento negativo de Paola empezaba a ponerme de los nervios, y eso es precisamente lo que teníamos que evitar todos en estos días. Salí de su habitación encontrándome con Guille en el pasillo. Aún caminaba un poco cojo, pero él ponía todo su empeño en que se notara lo menos posible. Me miró detenidamente y después rió.

-Si tienes esa cara tan seria es porque Paola te ha echado la charla de que siente cosas malas, ¿verdad?

-Sí -dije resoplando.

-Tranquila, no le eches cuenta. Está asustada y trata de evitar que vayamos.

-Pues conmigo no lo ha conseguido. Estoy deseando que llegue el día para que pase todo.

-Estás asustada tú también, ¿no?

-Un poco -respondí retorciendo mis dedos con nerviosismo.

-Así estamos todos, pero no podemos estar siempre aquí escondidos y más con el ataque del viernes.

-Lo sé.

-Además, en las películas siempre ganan los buenos, ¿por qué no en la vida real?

-Porque la realidad siempre supera la ficción.

-Tonterías. ¿Tu has visto en la vida real un tenebroso mago llamado Voldemort? Esa clase de personajes solo pueden existir en la imaginación. Y, ¿quién gana siempre en nuestra imaginación? Harry Potter. Así que, esto es lo mismo. Como bien leí una vez: "si puedes soñarlo, puedes hacerlo". Así que yo sueño con ganar a esa panda de cobardes que manejan los hilos escondidos desde un Palacio protegidos por cientos de militares.

-Visto de esa manera...

-Laura, al final lo que tenga que pasar no lo sabremos hasta que llegue el momento. Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando a que ese momento llegue.

-¿Por qué no le dices eso mismo a Paola?

-¿Crees que no lo he hecho? Pero está convencida de que los malos presentimientos que tiene se harán realidad porque su abuela era medium o no se qué cosa rara, y desde el más allá le muestra el futuro en sueños.

-¿Sueños? -pregunté incrédula.

-Sí. Lleva varias noches soñando con el día del ataque. No he querido contar nada a nadie para no asustar a la gente.

-¿Me lo podrías contar a mi?

-¿No te lo ha contado ella?

Negué con la cabeza.

-A mi tampoco me ha dado muchos detalles, la verdad. Solo dice que ve mucho humo, gente muerta o agonizando. Sangre, heridas muy graves. Soldados y guardianes peleando hasta la muerte. Como si estuviera viendo una película sobre guerras. También me dijo que siempre, al final del sueño, explota una bomba que le alcanza a una chica. Y ahí es cuando se despierta de golpe.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo poniéndome los bellos de punta. No quería ni imaginar que algo así podría suceder.

-Nunca me ha contado nada de que tuviera ese tipo de sueños -le dije tratando de hacer memoria en estos dos años desde que nos conocemos.

-A mi me dijo que solo le pasó una vez de pequeña, con el accidente de su abuela, la medium. Soñó que moría y a las pocas semanas se cumplió.

-Joder, me dejas más tranquila -le dije irónicamente.

-No tiene por qué pasar eso que sueña. Teniendo cuidado...

-En una guerra da igual todo el cuidado que tengas puedes acabar muriendo igualmente.

Decidí cortar ahí la conversación y me marché dejándole con la palabra en la boca. No quería seguir oyendo nada de esos misteriosos sueños que se cumplen. No debía distraerme con esas tonterías. Si un sueño se cumple seguro que es mera casualidad. Y lo de gente muriendo, la bomba, la sangre. No tiene que ser la nuestra, puede ser de los soldados que vamos a matar e incluso del Hombre y su familia. Eso es en lo que se tiene que pensar. Nada negativo. Nada de miedos. Valentía y fuerza. Lo que tenga que pasar, pasará...

Sobrevive como puedas (Trilogía "Como puedas". Tercera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora