Inopacable amor | Camren | Segunda Temporada - Como llegamos tan lejos?

CAPITULO 15 - RECUPERACIÓN

Los siguientes cinco días, Camila se la pasaba deprimida, como era obvio, y casi ni hablaba. Lauren era la que hablaba mucho con ella, la acompañaba a todas partes e incluso estaba pendiente de las medicinas que le había recetado el doctor. Unos antidepresivos, no querían que Camila cometiera una estupidez. Sin embargo, aquel cuadro de la hermosa, animada, tierna, romántica, inteligente y fuerte Camila parecía no haber existido jamás. Ahora se encontraba muy mal. Claro, mejoraba día con día, poco a poco volvía a su color, pero seguía pálida y desanimada. Era comprensible. 

Una tarde, Lauren y Camila se encontraban acostadas en la cama viendo la tele y de pronto Lauren se percató de que Camila estaba dormida. Tras sonreír, se paró de allí y se metió a bañar. Cuando terminó de hacerlo y se hubo vestido, se vio al espejo y notó que su pelo ya estaba casi llegándole a los hombros y le llegó una idea a la cabeza. ¡Claro! Si quería que Camila volviera a ser la misma, ella también tendría que ser la misma que antes, la misma que hacía 10 años, antes de que toda la desgracia la dañara de esa forma. ¿Y qué mejor manera de cambiar que empezando con el físico? Así que agarró su dinero y, tras dirigir una mirada a Camila, se marchó de la habitación. 

Cuando bajó las escaleras, se topó con Alejandro, quién tenía al pequeño Nico en sus brazos y jugaba con él. 

-Alejandro- dijo Lauren acercándose. El hombre la miró y el bebé rió al ver a Lauren. La morena sonrió- ¡hola mi amor! 

El niño volvió a reír, así cómo Lauren. Era increíble cómo los bebés y los niños le levantaban el ánimo. Extrañaba a sus niños del kinder, debía volver pronto, por lo menos a visitarlos... ¡no! Camila la necesitaba más que nunca y no la abandonaría. 

-¿qué pasa, Lauren?-preguntó Alejandro con seriedad 

-bueno, es que voy a la estética a cortarme el cabello, no tardaré-dijo la morena en tono suave- ¿podrías...subir a vigilar a Camila? Recuerda, no podemos dejarla sola 

-Lauren, el doctor ya dijo que es tiempo que Camila ya se quede sola, si no, ¿Cuándo? 

La pelinegra bajó la mirada, Alejandro tenía razón. 

-ok-dijo no muy convencida- aunque, si por favor échale el ojo una vez aunque sea, yo estaré de vuelta en menos de una hora 

-OK, ándate tranquila hija-dijo Alejandro y sonrió. 

Desde aquél incidente Alejandro se habían portado mejor con Lauren. La morena esperaba que ese señor ya hubiera entrado en razón, le rezaba a Dios todos los días por esa causa. Aquello haría muy feliz a Camila...su Camila. 

Lauren salió de la casa y agarró el auto de su madre. Salió de la propiedad y se dirigió al centro. Iría al lugar donde solía ir cuando tenía 18 años...hacían 10 años que no iba, ¿la reconocerían? Le encantaba ese lugar, siempre la trataban genial. 

Cuando llegó, estacionó el auto y entró al establecimiento. Sonrió al comprobar que nada había cambiado. 

Se acercó a la caja, donde un muchacho alto y rubio estaba haciendo algo en una computadora. Lauren se le quedó viendo unos momentos y sonrió más abiertamente. 

-¡Marco!-exclamó y el chico la miró sorprendido. 

-¿perdón? Eh... ¿se le ofrece algo? ¿Cómo...?-preguntó el chico pero paró en seco y Lauren sonrió más todavía al grado que soltó una risita. El chico también sonrió-¡Lauren!

El muchacho brincó el mostrador con facilidad y se paró ante Lauren, antes de darle un abrazo fuerte y lleno de ánimo. Justo lo que necesitaba Lauren en ese momento.