La noche egoísta

38 1 0
                                    

Fue un día distinto.
Todo fue especial, hasta lo malo.

Al inicio hubo tranquilidad, en extremo, la emoción fue desde el momento en que llegaste.

Un viaje en metro, besos, risas, paz.

Luego, amigos, diversión, comida y paseos.
Pero no fue lo mejor... eso llegó después. Luego de la tragedia.

Entre la noche y cientos de luces de colores apareció ese amor escondido, alumbrado poco a poco por el LED y el neón.

Beso tras beso, la pasión se iba extendiendo. Cada roce, cada caricia y a cada momento crecía sin un límite fijo.

Tu y yo lo sabíamos... íbamos a ser egoístas. Por esos momentos seríamos el uno del otro, sin importar los obstáculos y los límites físicos, pues esto trascendía más allá del espíritu. Faltaba poco.

Ahí fue cuando la tragedia llegó de manera insospechada, tomando a ambos por sorpresa, dejando una mancha en una ocasión perfecta; una pérdida bastante fuerte de algo material, casi indispensable para mí.  Al final del día, no nos importó y luego del estrés, del dolor, llegó a invadirnos esa pasión.

Las luces se apagaron y empezamos nuestro gran paso juntos. Todo el tiempo se volvió relativo, con la ausencia de una medición y con amor desbordándose, desearía que hubiera durado por siempre.

Recuerdo los besos, tus movimientos, cómo la incomodidad se perdía a cada caricia; la necesidad de recorrer tu cuerpo era insoportable, debía descubrir tu belleza absoluta y hacerla toda mía, al menos por ese momento; ser egoísta.

Tus pechos rozando mi piel, tu respiración agitada, todo tu cuerpo estremeciéndose ante mis caricias... fue único. Como un camaleón, me adapté a ti mientras no dejaba de lado mi "yo original", todo te estremecía, todo te mojaba, todo te hacía mía.  "Te amo", decías. Repetías mi nombre, completo, eras mía.

Yo quería ser tuyo y lo fui, absolutamente y sin importar las consecuencias. Fui tuyo, creo lo soy aún...nunca te fuiste. Marcaste mi piel con tus besos y mis oídos con tus bellos sonidos.

Yo también te amo, más de lo que debería, más de lo que imaginaría. Por ti rompí límites, vi un nuevo panorama ante mí y pude demostrarte lo hermosa que eres en todas tus facetas y tú... 

Tú me enseñaste lo triste que es una despedida de una maravillosa vida. Sentí tus lágrimas, muy en el fondo de mi corazón y las protejo como el más bello de los tesoros. Ahora anhelo esa vida, ese calor y ese sentimiento como una droga... puede que la realidad sea otra.

Quiero que sepas cuanto te extraño. 
Si esa vida no llega, ten por seguro, que te observaré de cerca.

Si eres feliz, todo lo demás es secundario.

Te amo, mi egoísta.

Poesías sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora