Muerte

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Hoy puedo decir por fin que no le temo a la muerte.

Ese vacío que sólo terminó consumiendo todo me lleva al límite.

Lo único a lo que temo son las consecuencias, son los sentimientos del resto.
¿Les haré daño? ¿O será que simplemente no les importé?

Sólo hay una manera de saber...

Hoy puedo decir que llegué a mi límite, pero lo hice aferrándome a lo que quise al final.
Siempre sí fue necesario un mal día para llevar a alguien a la locura... o quizá vivía ya en ella.

No siento amor, no siento dolor, solo una profunda tristeza. 

Algo que sé que no se irá. Y mi estúpido cerebro me pide vivir, me pide seguir. 

¿Pero por qué? 
Ya no quiero vivir.

Poesías sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora