El no es ese hombre.

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M- ¿Que haces aquí!?.

Mauro estaba parado en la puerta de mi habitación con su mejor sonrisa.

Mauro- Vine a verte ya te lo dije, te fuiste de Tavullia sin despedirte, así que pensé que si venía podíamos pasar tiempo juntos.

Me sentía una mierda. Mauro dejaba todo por mi y yo no tenía ni la menor intención de verlo.

M- Pasa.- le di paso y me dio un beso apasionado.

Mauro- Creo que nos debemos una noche...

¿Y si me enamoro de Mauro? Me ahorraría muchos problemas.
¿Pero podía enamorarme de Mauro?, ya lo hice una vez...

Mi novio se sentó en mi cama y me extendió las mano.
De un empujón hizo que me sentara encima suyo y comenzó a besarme. Sus manos recorrían mi abdomen por debajo de la remera y poco a poco fue subiendo las manos hasta posar una sobre mi pecho. Ahí fue cuando ya no pude más, comencé a llorar.

M- Perdóname, por favor, perdóname. No puedo.

Mauro parecía asustado.

-Perdóname, ¿Te hice daño? .- pobre el se sentía culpable, y la mala persona era yo. Me partía el alma.

M- No, es que soy muy injusta contigo, me porté mal.- seguía llorando y el no entendía, tenía que aclarar las cosas.- Mauro, perdóname pero no siento nada por ti ahora.

Fui fría, pero tenía que poner las cosas claras de una vez.

Mauro no emitía palabra.

M- Dime algo.- Dije timida

-Que quieres que diga.- iba a responderle pero no me dejo.- dame una oportunidad.- casi me rogó. No podía creerlo, luego de lo que le había dicho el seguía apostando por lo nuestro.- Juro que te haré feliz, déjame enamorarte otra vez.

¿Que hago ahora? Por un lado lo tenía a Mauro rogándome y por el otro a Valentino que no le faltaba nada para hacerlo.

Toda esta situación me frustraba.

M- Creo que quiero pensar las cosas, Mauro, eres un buen chico, pero si te soy sincera, en este momento quiero estar sola, no quiero novio ni nada de eso.

Mauro- Me estás dejando.- lo afirmó con tristeza.

Me abrazo y se fue. No sin antes decirme que iba a estar conmigo para lo que necesite.

Un minutos después de que Mauro se haya marchado volvieron a tocar la puerta.

Mierda.

M- pensé que ibas a ir con los chicos.-

V- Iba a hacerlo pero creo que están mejor ellos solos.- reímos.- ¿Quieres ir a la playa?

El viento soplaba suavemente y el sonido del mar me relajaba bastante. Llevaba el cabello suelto y una campera que me había prestado Valentino, cuando salimos del hotel olvide tomar una.

Después de caminar un rato, nos sentamos a la orilla del mar. Era hermoso, las estrellas, la luna que se reflejaba en el mar... y Valentino.
¿Que tan cierto era que quería estás sola?

V- La luz de la luna te sienta fenomenal.-  dijo acomodándome un mechón de pelo detrás de la oreja.- eres preciosa.- ¿de dónde sacaba estas palabras tan bonitas?!

No le conteste, no podía contestarle nada, sólo me limité a besarlo, a besarlo como quería hacerlo hace ya mucho tiempo.

M- Perdóname por el mensaje del otro día.- dije apenada.
V- No importa, yo sé lo que sientes por mí.- dijo seguro.
M- ¿como puedes estás siempre tan tranquilo?.-
V- Estoy seguro de lo que siento, y de lo que sientes.- hizo una pausa para mirarme a los ojos.- tú eres la que complica todo, ya te lo dije, si fuese por mí ya estaríamos juntos.

Lo mire, solo lo mire, como admiraba a este hombre. ¿Porque?

V- ¿sabes algo?, yo siempre me di cuenta que estabas enamorada de mi.- lo mire confundida.- cuando eras una niña.- dios qué vergüenza, el lo sabía.

M- Que vergüenza!, mi madre te lo contó seguro.- rió

V- No fue tu madre, era obvio Martina. Sabes, ¿como me di cuenta que seguías enamorada de mi?.- negué.- tu sonrisa, cuando me ves y sonríes, siempre te delató... aun te delata.- dijo susurrando en mi oído.

¿Que podía hacer?
Me puse a horcajadas de el y lo bese... no no no, no lo bese, me lo comí a besos.

M- acabó de decirle a Mauro que no quiero un hombre a mi lado.- me sentí mal por el otra vez, el seguro estaba triste y yo ... bueno, con Valentino.

V- Si, quieres a un hombre al lado tuyo, lo que pasa es que el no es ese hombre.-

Esa noche dormimos juntos

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Esa noche dormimos juntos. No paso nada más que unos besos y muchas caricias.
Pero puedo acostumbrarme a despertar todas las mañana con este hambre abrazándome.

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C- cada vez me sorprende más lo inestable que eres amiga.- me dijo Carla miestras desayunábamos, solas, los hombres dormían.- primero le dices a Mauro que no quieres hombres en tu vida, luego te encuentro durmiendo con Valentino.

M- No paso nada, sólo dormimos.- hizo una mueca graciosa.- pero dejemos de hablar de mi... tú no dormiste en nuestra habitación anoche.- reí

C- claro que no, estabas tú con Don Corleone.-

M- Déjate de pavadas, no te enteraste hasta hoy a la mañana que fuiste a cambiarte de ropa!.

C- Bueno me acosté con Luca.- casi me atraganto con el café.- ¿que?

M- Que fuerte amiga, que fuerte.

C- Es genial verdad!!!. Los hermanitos.- reímos.

Ella Si |Valentino Rossi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora